Central ya está en una nueva etapa de su vida y tratará de exprimir el momento para que lo que venga en este 2024 sea tan bueno con lo ocurrido en el anterior. El presente se escribe con letras grandes en la ciudad de Montevideo, donde el canalla vino a desandar algo más de una semana en la que tendrá la posibilidad de jugar tres partidos amistosos. Ahora, este viaje a la capital uruguaya tiene algunas similitudes con aquel de hace un año a Chile, pero también algunas diferencias. Como sea, es un proceso similar que se cumple esta vez, luego de un año en el que logró coronarse campeón.
La pregunta del millón es qué es lo que buscará Russo en esta estadía en Montevideo y la respuesta es obvia: que su equipo al menos mantenga la identidad del campeón y en la medida de lo posible que la potencie. Pero está claro que los partidos que afrontará no le moverán el amperímetro al entrenador canalla.
Quien conoce al menos un poquito la forma en la que piensa Russo el fútbol y cómo se toma cada partido que su equipo juega, por más amistoso que sea, sabe que para el DT canalla no es lo mismo ganar que perder, pero hay algunos aditamentos extras, que van más allá de un resultado.
El as en la manga que tiene Russo por estos días es que sabe con qué jugadores cuenta y qué tipo de rendimiento es capaz de mostrar su equipo. Es un conocimiento que fue adquiriendo a lo largo de un año movido y que hoy lo ve como un bien preciado.
Por eso, es muy probable que Russo pretenda utilizar estos tres partidos (ante Liverpool de Uruguay, Colo Colo de Chile y Defensor Sporting de Uruguay) para ver a algunos jugadores que a lo largo de 2023 no tuvieron demasiada continuidad.
Puede darse que el DT canalla tome la decisión de ir con lo mejor que tiene en cada una de esas presentaciones, pero en su cabeza está la chance de observar otras cosas.
Es consciente de lo que pueden darle ciertos jugadores, como Jorge Broun, Facundo Mallo, Carlos Quintana, Ignacio Malcorra, sólo por citar algunos ejemplos. Por eso, no debiera extrañar si les abre las puertas a otros nombres.
Incluso, hasta desde el aspecto físico habría una explicación lógica: ante el mínimo riesgo, no serán exigidos. Esto, por supuesto, sabiendo que la Copa de la Liga comenzará apenas una semana después del regreso a Rosario y que el equipo está frente a un semestre con enormes desafíos.
Este viaje podría ser una muy buena ocasión para ver en acción a los primeros refuerzos que se sumaron, más algunos otros, se insiste, que vienen con poco rodaje.
Algo similar fue lo que sucedió hace un año en Chile, donde hubo chances para casi todo los futbolistas que habían viajado. Y como era de esperar, el cuerpo técnico fue moderando las cargas de cada uno.
La diferencia entre un viaje y otro no está en lo estrictamente futbolístico, sino lo humano. Aquella vez había una necesidad marcada que hoy no parece estar entre las prioridades. Hace un año Russo se propuso como primer objetivo “armar un grupo”. Después de un año juntos, y ni hablar con el título bajo el brazo, ese grupo está más que solidificado. A lo sumo lo que habrá que lograr es que las caras nuevas que arribaron se adapten lo antes posible.
Esa excursión a Chile se dio apenas un par de semanas después de que Russo se hiciera cargo del grupo y antes de subirse al avión tenía poco conocimiento sobre la personalidad de cada uno de los futbolistas. De allí la necesidad de una convivencia de 10 días, para poder observar un montón de cosas que iban más allá de lo futbolístico.
Hoy el técnico canalla sabe mejor que nadie cómo piensa cada uno, cómo se desenvuelven dentro del grupo, cuáles son las mañas que tienen. Y ese es el conocimiento al que llegó tras ese año de convivencia. Igual, por más detalle que tenga nunca está demás este tipo de viajes, para fortalecer lazos.
Pero lo dicho, el aspecto grupal Russo lo tiene en un puño y desde lo futbolístico viene con los bolsillos llenos por el título obtenido en la Copa de la Liga pasada. Por eso, querrá ganar siempre, pero seguramente el análisis y su accionar lo lleven en otra dirección.