Los números y los cálculos muchas veces simplifican las extensas y complicadas teorías explicativas en las que abundan los denominados especialistas de una determinada temática. Esas cifras elementales le aportan una importante cuota de comprensión a situaciones que algunos tratan de convertir en complejas justamente para contrarrestar ese entendimiento colectivo. Muchas veces para justificar políticas y otras tantas para favorecer intereses sectoriales.
En el fútbol también los números exhiben con nitidez la productividad de las políticas deportivas implementadas y los rendimientos de los equipos.
Más allá de que haya un componente imprevisto en este deporte, es indudable que lo imprevisible no catapulta a un equipo al logro de un título como tampoco lo sepulta en el foso de las pesadillas. Para llegar a cada extremo hay un recorrido previo en donde las causas expulsan como fundamento a las casualidades.
Lo que no se hizo
En un ámbito tan competitivo como el deporte profesional es determinante la planificación y el desarrollo de los proyectos sustentados en el trabajo idóneo, en el estudio pormenorizado de las inversiones para potenciar ese presupuesto (incluso los más austeros) y en la mejor articulación de los recursos disponibles para aproximarse al objetivo trazado.
Muy poco de lo expuesto se materializó en los últimos años en el club del parque Independencia.
Y a esto se hacía referencia cuando en este mismo espacio se publicó el 9 de agosto que el equipo rojinegro comenzaba la Superliga jugando como pudiera, debido a las limitaciones futbolísticas que los dirigentes supieron conseguir. Porque cedieron a bajo costo a muchos jugadores propios que hoy rinden en el contexto de otros equipos y porque formalizaron incorporaciones que no le dieron el salto de calidad que el conjunto necesitaba.
Tiene razón el entrenador Omar De Felippe cuando dice que no llegaron varios de los jugadores que pidió, pero también es cierto que pese a eso siguió, por ende hoy no puede eludir la responsabilidad de la baja productividad de su equipo.
Y también tiene razón el entrenador cuando alude a que algunos rápidamente se corren del escenario cuando las derrotas hacen fila, porque es insostenible que los dirigentes, en este caso el vicepresidente rojinegro Crstián D'Amico, diga: "Le dimos al entrenador las herramientas que pidió y hoy la tarea es de él y de los jugadores".
Newell's tiene un plantel con escasa cuota de jerarquía, en el que las contrataciones tampoco hasta ahora cubrieron ese déficit, por ende "las herramientas" que le dieron al entrenador tampoco le permiten arreglar el rendimiento de este equipo, que por otra parte hace ya mucho tiempo no funciona bien.