Fue un amor de primavera que duró para toda la vida. Aquel flechazo de pasión que de manera sorpresiva y revolucionaria unió para siempre a los corazones del los hinchas leprosos con el de Diego Armando Maradona, en septiembre de 1993, cuando el Diez se puso por primera vez la camiseta rojinegra en una práctica, tendrá esta noche un nuevo capítulo de una historia de adoración recíproca, que jamás contará con fecha de vencimiento.
Para el club del Parque será una de las veladas desde lo simbólico más trascendentes de los últimos tiempos, ya que volverá a pisar el Coloso nada menos que el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, la leyenda viviente de la selección argentina y todo con el plus de haber tenido un paso fugaz, pero muy intenso con la casaca leprosa.
"Soy de Newell's", dijo Maradona al salir a saludar a los hinchas leprosos que le dieron la bienvenida en el hotel céntrico donde se aloja en Rosario
Por eso la emoción estará a flor de piel en la multitud que hoy colmará cada centímetro de un estadio que explotará cuando vea ingresar a un Diego, que a paso lento continúa moviendo montañas de fervor, como ningún otro mortal hasta el momento logró generar en el universo futbolero.
Claro que los puntos en juego son muy importantes para leprosos y triperos en la lucha por el promedio. Y una victoria le otorgaría al equipo de Frank Kudelka un salto de calidad en la tabla de abajo y, de yapa, lo depositaría momentáneamente en la cima de las posiciones de la Superliga. Pero está claro que la presencia de Diego en la cancha, al menos en la previa y el pospartido, se llevará todos los flashes y las muestras de afecto eterno.
El lazo de Diego y Newell’s es indestructible y de ensueño. Por eso hoy el pueblo rojinegro le rendirá el mejor tributo que puede recibir un ídolo, el abrazo y el grito conmovedor de un estadio repleto que vivará su nombre a los cuatro vientos. Tal como ocurrió en aquella tarde inolvidable del 13 de septiembre de 1993, cuando a pesar de ser lunes los hinchas colmaron el Coloso (antes de ser remodelado) para darle una extraordinaria bienvenida al Dios del fútbol, en una práctica a puertas abiertas en la que un Diego feliz fue “lanzado” al aire por los compañeros de plantel, entre ellos el Tata Martino, que dirigía el Indio Jorge Solari.
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Claro que Diego apenas jugó un puñado de partidos oficiales en la Lepra (ante Independiente, Belgrano, Gimnasia, Boca y Huracán), pero el romance se hizo eterno y la rojinegra integra el selecto grupo de camisetas que se calzó el Diez a lo largo de su extraordinaria carrera. Pero también vale recordar que esta noche ingresará al Coloso la leyenda viviente del fútbol argentino.
Porque el actual DT de Gimnasia antes fue el niño que hacía jueguitos con la pelota en los potreros de Villa Fiorito y soñaba con ser campeón del mundo. Fue el pibe que debutó en la primera de Argentinos Juniors de la mano de Canción Montes y ya mostraba estirpe de crack. Fue el autor del mejor gol de todos los tiempos con la camiseta de la selección argentina apilando ingleses como conos en el camino a la conquista del Mundial de México 1986.
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Fue el fabuloso diez del Napoli que les arrebató los títulos a los poderosos italianos. Fue el que con el tobillo hinchado como un melón asistió a Caniggia para el grito sagrado ante Brasil en aquel subcampeonato del Mundial de Italia 90. Fue el que también lloró en la derrota e hizo emocionar a un país entero. Y fue el que siempre, con aciertos y errores, puso a la camiseta argentina por encima de todo y luchó como un león para llevar a sus compañeros a lo más alto. Ese “hombrecito”, ese “fenómeno”, ese “pedazo de jugador” estará hoy en el Coloso. Y por tantas hazañas deportivas, además de su paso inolvidable por Newell’s, recibirá una demostración de afecto conmovedora.
Pero más allá de Maradona existirá un partido de fútbol, habrá 90 minutos en los que Newell’s buscará focalizarse exclusivamente en la pelota para doblegar la resistencia de un Gimnasia repleto de urgencias y hundido en los promedios.
Newell’s deberá tener paciencia para encontrar los espacios, no desesperarse, pero a la vez también contar con la determinación para acelerar en tres cuartos y lastimar al Lobo. Los jugadores rojinegros deberán abstraerse del encanto que irradia Diego y hacer lo más natural posible un partido que de por sí es lógico que será diferente al resto de los anteriores encuentros, por la sola presencia de Maradona junto a la línea de cal.
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Newell’s llega afiladísimo por la victoria ante Patronato y sabe que si le gana a Gimnasia seguirá tomando aire en la tabla de abajo y que además quedará momentáneamente como líder de la Superliga. Más condimentos emotivos y futbolísticos son imposibles para la gran noche del reencuentro entre Newell’s y Diego. Habrá glorias leprosas y un impactante show de pirotecnia. Todo para darle la bienvenida a Maradona, el Coloso del fútbol.