No hay vueltas, no hay excusas, no hay especulaciones. Son los resultados los que marcan la realidad y los que pueden modificarla para bien. En este sentido, la mejor forma que tiene Cristian Fabbiani de defender su gestión como entrenador leproso es poniendo en cancha un equipo que sea más competitivo en cada partido. No existe otra manera de evaluar al ciclo de un director técnico que no sea analizando la identidad que le dio a su equipo y los resultados que consiguió en ese camino. Y por ahora, en este semestre, Newell's está entre los peores del torneo Clausura.
Quedan siete fechas para revertir este magro escenario, donde clasificar a los play-offs marcará si se alcanza el objetivo de mínima o como en el Apertura se sigue bajo la línea de pobreza.
Nadie está obligado a declarar en su contra, pero no alcanza con la frase del Ogro de que “cuando llegué estábamos peor”. Porque Newell’s está en picada en lo que va del semestre. El equipo no arranca y ya pasó más de la mitad del torneo. Para una institución tan grande como Newell’s no es un mérito sólo salvarse del descenso.
En el Clausura, sumando las dos zonas y contando a los 30 equipos de primera, sólo cuatro clubes tienen menos puntos que el rojinegro (Newell’s acumula 9; Godoy Cruz 8; Talleres 7; Independiente 4 y Aldosivi 3), lo que equivale a decir que hasta acá la campaña es pésima.
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Las siete fechas que le restan a Newell's
Igual quedan siete fechas para remontar la pendiente y tratar de meter al rojinegro en los play-offs. Llegar entre los primeros ocho sobre quince equipos en la zona A es el objetivo de mínima que se le puede exigir a cualquier DT que esté al frente de la entidad del Parque. Se llame Bielsa, Martino o Fabbiani.
La cadena de partidos comenzará el martes, a las 19, recibiendo a Estudiantes y luego estará la visita a Boca, será local de Tigre, irá a La Paternal ante Argentinos, enfrentará a Unión en el Coloso, jugará en Parque Patricios con Huracán y cerrará de local con Racing.
Toda esta situación en medio de la campaña electoral, con un oficialismo que pidió adelantar las elecciones porque ya está muy desgastado, pero los comicios mantendrán la fecha original del 14 de diciembre. Claro que esto incide y tiene repercusiones dentro de la cancha, pero allí también está la pericia de Fabbiani, la cabeza del grupo, para focalizarse lo máximo posible en lo futbolístico.
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El equipo involucionó
Desde el juego Newell’s este semestre involucionó muchísimo en lo que fue la máxima virtud del equipo del Ogro en el Apertura: el orden, la disciplina táctica y la concentración desde el minuto uno al noventa. Ahora es un equipo muy largo, es frágil en el retroceso y encima le cuesta horrores tener sorpresa para generar peligro.
Por eso se explica este presente imperfecto, además de que tampoco pudo dar la talla cuando buscó el pasaje a las semifinales de la Copa Argentina ante Belgrano. Y no se puede soslayar que haber afrontado el clásico priorizando no poder también fue un golpazo muy duro.
Ahora falta un tramo para sacar las conclusiones definitivas. Si los refuerzos fueron tales, si los pibes están listos para saltar a la cancha y si Newell’s no debería jugar mirando más al arco de enfrente que al propio. La sentencia final será cuando concluya el Clausura.
Fabbiani resiste y exige seguir
Por ahora Fabbiani resiste y exige seguir incluso tras la renovación de autoridades (tiene contrato hasta diciembre de 2026), pero su mejor defensa tendrá que mostrarla dentro de la cancha, con el juego de su equipo, con la cosecha de puntos y logrando los objetivos de mínima. La identidad de juego y los resultados son las únicas variables que sostienen los proyectos futbolísticos, más allá de las declaraciones, la vigencia de los contratos que suelen firmar las dirigencias y las excusas de ocasión. Esto es así desde que el fútbol es fútbol.
En este contexto el partido del martes ante el Pincha es una finalísima, que puede significar el punto de despegue o ahondar la crisis con consecuencias incalculables dentro y fuera de la cancha.