Aunque las lluvias de hace un par de días amainaron los efectos de los devastadores incendios forestales en Australia, el primer Grand Slam del año tenístico sufre las consecuencias. Las primeras jornadas de competencias entregaron imágenes de deportistas agobiados por efecto del humo que tornaba el aire irrespirable. Y si bien la situación en Australia para el mundo del deporte había sido denunciada hace unos días por la rosarina Cecilia Carranza Saroli y el porteño Santiago Lange, medalla de oro en vela en Río 2016, fue el último campeón del abierto australiano, el serbio Novak Djokovic, quien alzó la voz ayer y definió como “una tragedia” los problemas de contaminación que enfrenta el país oceánico.
“Es una tragedia para Australia. Fue triste ver a algunos jugadores y alcanzapelotas colapsar en la cancha. Realmente no es agradable ver a tanta gente sufrir las consecuencias de una gran fuerza que es difícil de detener. A veces, la naturaleza nos muestra cuán insignificantes somos para ella”, resaltó el número dos del tenis mundial durante una conferencia de prensa en el certamen australiano, en el que anoche debutaban cinco de los seis representantes argentinos (ver aparte).
A pesar de las complicaciones que hubo en las rondas clasificatorias, en las que la eslovena Dalila Jakupovic abandonó su partido debido a las dificultades para respirar, el seis veces campeón del torneo se mantuvo optimista de cara al resto de las jornadas: “Los últimos días han sido realmente buenos, aire fresco y es como si nada hubiera pasado. Si eso se va a quedar o no, no lo sabemos. Los incendios aún continúan. Esperemos que no, por el bien de todos”, afirmó Nole.
De todos modos, la organización del Grand Slam realizó una serie de cambios en la política del torneo, luego de recibir críticas de varios jugadores por la dificultad para respirar y se activó el programa Calificación de Calidad del Aire, que consiste en el análisis de las concentraciones de contaminantes sobre la atmósfera del Melbourne Park y, en particular, las partículas finas (PM2.5).
Para ello, se instalaron estaciones de monitoreo que procesan y cuantifican las medidas en la calificación de calidad del aire. Si esa calificación de partículas en suspensión supera los 200, los partidos serán suspendidos.
Djokovic, quien hace unos días planteó la posibilidad de trasladar o incluso suspender el Grand Slam, tomó una postura más cautelosa ahora, justificando que Melbourne en ese momento era “la ciudad más contaminada del mundo”.
“Este torneo tendría muchos más problemas si tuvieran que cancelar los partidos. Por suerte tienen tres canchas cerradas con techo. Esperemos que lo peor haya quedado atrás”, concluyó.
Desde que comenzaron en septiembre pasado, los incendios arrasaron una superficie de más de 8 millones de hectáreas y provocaron hasta el momento la muerte de 29 personas y más de mil millones de animales salvajes.
Los fuegos emitieron unas 349 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera en los últimos cuatro meses.