El 27 de julio de 2014 Eduardo Schwank perdió el duelo de dobles que afrontaba junto al español Marcel Granollers en el ATP 250 de Gstaad, Suiza. Fue 5/7, 6/3 y 11/9 ante la pareja del sueco Johan Brunstrom y el norteamericano Nicholas Monroe. Aquella fue la última vez que entró a la cancha a competir. Porque en esos días, también, entrenaba junto a otros tenistas argentinos, entre ellos Federico Delbonis y Facundo Bagnis, y mientras hacía trabajos físicos en la montaña pasó lo que pasó: se cayó de la bicicleta y se fracturó la clavícula y el cúbito izquierdo. Ahí empezó la odisea. Operación, recuperación y la vuelta lista para diciembre... Lista hasta que empezó a molestar también el codo. Y otra vez hubo que entrar al quirófano. Diez meses después de aquella caída, Schwank vuelve a empezar. Esta vez desde bien abajo, en un future en Córdoba la semana próxima. En el ínterin, por la cabeza le pasó de todo un poco. Dejar el tenis fue
una opción. Pero al final vencieron los desafíos: “Siento que todavía el tenis me puede dar mucho y tengo la energía necesaria para eso. Y además tengo una deuda conmigo en el single”, le dijo el roldanense a Ovación. Y aseguró: “El tiempo me dio la posibilidad de hacer muchas cosas y darme cuenta de que el tenis todavía sigue vivo”.
—¿Cómo estás hoy en la previa de la vuelta?
— Trabajando con muchas pausas por todas las lesiones que tuve en el brazo izquierdo que todavía molesta para pegar el revés. No puedo exigirlo mucho, cuando lo hago dos o tres días seguidos, muchas horas, se me inflama y jode, así que estoy dándole las pausas correspondientes, con la ayuda del kinesiólogo puedo ir llevándolo.
—Con tanto tiempo fuera de competencia, ¿se va la confianza?
—Sí, pero a medida que vas jugando torneos y pasando rondas esa confianza sube. Sé que al principio me voy a sentir un poco raro porque todavía no hice muchos set ni de entrenamiento. Por eso ahora no busco grandes resultados.
—¿Cómo sobrellevaste tantos meses parado, la ansiedad pesa?
—Al principio fueron días de mucha frustración, porque primero iba a volver en diciembre y después porque cuando estaba por volver empezó a molestarme el codo y me tuve que volver a operar. Otra vez sentí la frustración de esperar tres o cuatro meses para volver, con la incertidumbre de no saber cómo iba a quedar el brazo. Son momentos difíciles pero siempre la idea fue tener la cabeza 100% en la recuperación, lo único que te permite hacer bien las cosas para volver.
—¿Se te ocurrió retirarte definitivamente?
—La verdad, sí, más que nada en los primeros meses, porque la recuperación venía para largo y por pensar todo lo que tenía que hacer para llegar a nivel ATP, que es el objetivo que tengo.
—¿La idea es re-
tomar en single?
—Sí, más que na-
da. Es difícil porque tengo que arrancar de cero, jugar los torneos más chicos, pero hoy tengo la energía para volver. Pronto me parece que pierdo el ránking (figura en el puesto 558).
—¿Cuáles son esas deudas de las que hablás?
—No aproveché los momentos en los que estuve jugando muy bien al tenis, con buen ránking a nivel ATP, podía competir al 100% pero creo que afectó la presión. Hoy me siento más preparado, por todas estas cosas de la vida y de los años me siento más preparado para poder afrontar el desafío tenística, física y mentalmente.
—¿Qué te sigue motivando para estar dispuesto a arrancar de cero?
—Siento que todavía el tenis me puede dar mucho, tengo la energía necesaria para eso. Y tengo una deuda pendiente conmigo en el single, de lograr más cosas. Y también está la Copa Davis, que me motiva muchísimo, es un orgullo representar al país y eso es algo que está latente, ojalá que pueda volver a estar.
—Justamente lo que dijo el capitán Orsanic cuando asumió fue que Argentina no tenía doblistas, ¿qué te pasó cuando lo escuchaste sabiendo que es tu especialidad?
—Hoy la veo un poco lejos todavía, pero sé que estando en un nivel alto tengo chances, aunque es todo un proceso que va a llevar su tiempo. Si puedo estar en el equipo en uno o dos años sería genial.
—¿Poder quitarte la presión ahora tiene que ver con eso de que cuando perdés algo lo valorás más?
—Exactamente. Cuando no estás en el circuito te empezás a dar cuenta de que querés estar y de las cosas que hiciste mal y por qué no pudiste mantenerte o lograr algunas cosas. Eso se da después de laburar muchas cosas, por eso voy a aprovechar si tengo otra oportunidad.
—¿En qué ocupabas el tiempo cuando no podías ni agarrar la raqueta?
—Una de las circunstancias por la que quiero volver al tenis es justamente porque intenté hacer muchas cosas, desde trabajar en mi fundación o en la academia con los chicos y la verdad es que con ninguna de las cosas todavía siento esa adrenalina que se siente antes de jugar un partido de tenis. El día que la pierda, que deje de sentir esa sensación de nerviosismo que sólo encontrás antes de entrar a una cancha, haré otras cosas. Este tiempo me dio la posibilidad de hacer muchas y darme cuenta de que todavía el tenis sigue vivo.
—¿Quiénes te ayudaron a transitar estos meses?
—Mi familia, mi novia, mi equipo técnico, mi psicólogo, que hizo un trabajo muy grande, y amigos con llamados y mensajes permanentes. Es el apoyo que necesitás para seguir adelante, y me dio fuerza.
—El lunes volvés a competir. ¿Con qué te quedarías conforme en estas primeras semanas?
—Ojalá pueda jugar muchos partidos seguidos, que no tenga dolores ni en el codo ni en la muñeca y después si vienen resultados mucho mejor. Estando entero físicamente, poder jugar muchos partidos seguidos sería fantástico.