La respuesta que esperaba Héctor Bidoglio de los jugadores en el cierre de la temporada no apareció. Tuvieron un desempeño decepcionante, cuya consecuencia fue la sorprendente eliminación de la Copa Argentina contra el humilde Villa Mitre y la renuncia del entrenador, que después dio marcha atrás por el pedido de los propios futbolistas. Quienes debían respaldarlo en la cancha no lo hicieron, pero sí luego en el vestuario. Si bien a la dirigencia le viene bien que el DT continúe en los dos últimos partidos de la Superliga, está claro que hubiese sido imposible si no lo apoyaba el plantel.
El equipo saldrá a jugar el viernes contra Huracán en el Coloso en un ambiente que se presume hostil. El malestar del hincha se hará sentir. Habrá que tener el temperamento suficiente para presentarse en ese contexto adverso y jugar con actitud, algo que justamente faltó el domingo en Santa Fe, para darle un guiño a Bidoglio, por quien pidieron que se quede.
El plantel volvió a entrenar ayer por la mañana en el Centro de Entrenamiento Jorge Griffa y el humor fue parecido al que se observó a la salida de la cancha de Unión. Caras serias y preocupación. La derrota del día anterior no admitía otro estado de ánimo. Es probable que hayan hecho un mea culpa. Son ellos quienes no fueron capaces de avanzar a los 16avos de final de la Copa Argentina y que además el entrenador mantuviera una luz de esperanza para seguir en el cargo en la temporada 2019/2020, aunque por lo bajo ya se decía que su ciclo era cosa juzgada.
Es reconfortante para cualquier entrenador que sus dirigidos hagan fuerza para que siga. Pero eso se tiene que trasladar al campo de juego. No es que algunos no lo intenten. Es que se lo impiden sus propias limitaciones. O están esos otros que no terminan de justificar por qué son titulares. Es una serie de situaciones que en definitiva conspiran para que Bidoglio se mantenga en el banco leproso, más allá del compromiso que asumió de seguir otros dos partidos.
Previo al encuentro contra Villa Mitre se le preguntó a Bidoglio si la dirigencia le había dado un mensaje sobre el futuro. "No tuve ninguna señal. Con los directivos siempre hemos tenido buen diálogo. Y lo seguimos teniendo. La única señal que tengo es que el grupo está bien. Acá me van a sostener los resultados", manifestó el entrenador.
Pero esa confianza en los futbolistas se dilapidó en 90'. Tuvieron una actuación decepcionante. El escaso crédito que le quedaba al DT se esfumó. Los juveniles a los que les había dado cabida desde que asumió tuvieron una tarde para el olvido: Nadalín, Callegari, Rivero, Cacciabue y Alexis Rodríguez, más allá del gol. Los de mayor trayectoria no fueron capaces de hacer valer tal bagaje, contra futbolistas que, ya retirados del fútbol, un día contarán que enfrentaron a Maxi Rodríguez y Mauro Formica. Y la única incorporación que pidió expresamente el DT, Cristian Insaurralde, fue uno más que pasó desapercibido.
Ninguno estuvo a la altura para sostener al técnico, ya sea por falta de condiciones futbolísticas, de temperamento o por bajo nivel. Tampoco hay que soslayar el estado de confusión en que se pueden encontrar inmersos, con un club que hace tiempo sufre vaivenes institucionales.
Bidoglio tiene su cuota de responsabilidad. Porque hasta a un plantel carente de recursos, un entrenador es capaz de hacerlo rendir mejor que lo que se vio de Newell's. La lepra lleva cuatro derrotas seguidas, 3 por la Superliga y una por Copa Argentina, con apenas una victoria en ocho presentaciones. Es la resultante de lo que se observa del equipo. A favor del técnico hay que decir que se encontró con un plantel de jerarquía acotada. Los refuerzos que le trajo la dirigencia no fueron tales. Casi que ni juegan, exceptuado Insaurralde, que hasta acá no rindió.
Golpeado por la durísima caída en cancha de Unión, el entrenador no dudó ni un instante y anunció que se iba. No hizo más que adelantar los plazos de una etapa que no daba para más. Maxi Rodríguez, capitán del equipo y que volvió al club a fin de año aceptando que Bidoglio sea confirmado en el cargo luego del interinato de dos partidos, fue uno de los principales futbolistas que insistió el domingo para que se quede. Para que el DT tenga un final decoroso, ahora se espera que lo banquen en la cancha.