Alguien dijo alguna vez que el fútbol es un estado de ánimo. Abordable desde varias aristas, la frase puede indicar que cuanto mayor sea la tranquilidad, más probabilidades tendrá un equipo para hacer bien las cosas. Este Central de Ariel Holan tranquilamente puede abrazarse a esa idea, al menos hasta aquí. Porque independientemente de la suerte que corra el Canalla de aquí en más, ya dejó demostrado que en ese tránsito sin sobresaltos, las pulsaciones siempre se mantuvieron en un ritmo normal, sin alteraciones. El electrocardiograma canalla hoy es un chiche, como para seguir haciendo la vida de siempre.
Para Central no habrá mejor receta que continuar de la misma forma. Frente a los varios desafíos que tiene por delante es obvio que se verá en la obligación de sostener muchas cosas y mejorar otras tantas, pero lo mejor que tiene es la calma que lo acompaña.
No hay forma de encarar un análisis de este tipo sin hacer referencia a la regularidad que el equipo encontró y a la que le está sacando lustre. Es que, se sabe, cuando hay bajones, se altera todo, lo futbolístico, lo emocional y todo lo que hace al buen andar de un equipo.
RiverMB
Uno de los triunfos más importantes de Central en el torneo fue en el Gigante, frente a River.
Marcelo Bustamante / La Capital
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Central, el único invicto del torneo
Fue producto de esa regularidad que Central hoy es el único invicto del torneo Clausura, que tiene grandes chances de meterse en las instancias finales del campeonato, que ya se aseguró la participación en la Copa Sudamericana y que está a un par de pasitos de que en vez de Sudamericana sea Libertadores.
Acá es, lisa y llanamente, carácter transitivo. Porque se puede mantener un largo invicto con una catarata de empates en el medio, lo que minaría el protagonismo, pero este Central tuvo la sabiduría de lograr que casi la mitad de los partidos terminaran con triunfos.
Eso fue lo que permitió que el equipo jamás viera alterado su estado de ánimo. Nunca se le presentó una situación adversa a partir de la cual tuviera que replantearse algunas cosas ni salir a jugar un partido con la obligación de reponerse de una derrota.
La llegada de Di María y Veliz potenciaron
Ese fue el contexto en el que se movió el Canalla desde el inicio del Clausura, sumado al impacto emocional que le había metido la llegada de un enorme jugador como Ángel Di María, a quien desde hace años se lo esperaba con los brazos abiertos. El regreso de Alejo Veliz también aportó lo suyo en ese sentido.
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En el medio, resultados que también propiciaron un escenario mucho más tranquilizador. Uno de ellos, sin dudas, fue el que logró en la sexta fecha, en el clásico frente a Newell’s, en el Gigante de Arroyito. Un partido que sirvió para romper con la monotonía de tres empates como local (ante Godoy Cruz, San Martín de San Juan y Deportivo Riestra) con sabor a poco.
Aun de los pequeños golpes Central supo levantarse rápidamente, como le sucedió en esos dos puntos que en Arroyito consideraron perdidos en el empate contra Talleres, en el Gigante y jugando muchos minutos (casi 30) con un hombre de más. Porque inmediatamente sacó a relucir su mejor versión hasta ese momento en cancha de Gimnasia y a partir de ese envión logró otros dos triunfos vitales, de manera consecutiva, frente a River y Vélez.
BocaSSM
Conttra Boca, el equipo de Ariel Holan pudo sumar luego de ir perdiendo. Fue el día del gol olímpico de Di María.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
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El arrastre de un buen Apertura
Pero esto que le ocurre a Central no es sólo de ahora, de este Clausura en el que incluso camina con una marcha menos en relación al Apertura, sino que viene de arrastre, justamente de ese primer semestre en el que también fue protagonista. En ese torneo sólo tuvo que reponerse de la derrota que sufrió contra Boca, en la Bombonera, la única en la fase regular del campeonato. En el receso le sucedió algo similar cuando quedó afuera en Copa Argentina (por penales, tras igualar en tiempo reglamentario, ante Unión).
Los latidos de Central siempre se mantuvieron en un rango estable, entre el triunfo y el empate. Nunca hizo un pico hacia abajo. El consejo médico sería evidente: que siga haciendo vida normal.