Un hombre y una mujer fueron condenados en un juicio abreviado por el intento de homicidio a un comerciante de 40 años que sobrevivió a seis tiros en agosto de 2022. El ataque ocurrió cuando el hombre estaba punto de cerrar un quiosco que atendía su familia en el barrio Santa Lucía en un contexto de extorsiones a comercios de la zona que los vecinos adjudicaban a la banda de Pablo Camino, preso en una cárcel federal y ligado a varios crímenes y atentados. Los acusados, detenidos meses, aceptaron condenas de 5 y 6 años de prisión además de ofrecer una reparación a la víctima de 2 millones de pesos.
Los condenados son Mario Federico Bouvier, de 21 años, y Andrea Marisol Ever, de 31, quien había sido detenida por la Tropa de Operaciones Especiales a fines de 2023 en las afueras de Venado Tuerto. El juez Gonzalo Fernández Bussy avaló el acuerdo abreviado entre el fiscal Lisandro Artacho y la defensa de los acusados. En el caso de Bouvier, no sólo aceptó condena por el crimen fallido del comerciante de Santa Lucía sino por la portación ilegal de una pistola y una transacción con una moto que resultó ser “melliza”.
En la audiencia realizada en el Centro de Justicia Penal Ever aceptó 5 años y 4 meses de prisión como partícipe primaria de un intento de homicidio, mientras que para Bouvier la pena fue de 6 años y 8 meses de prisión. En su caso, por los delitos de intento de homicidio agravado en calidad de coautor, estafa, portación ilegal de arma de guerra y encubrimiento. Asumió además la reparación en 2 millones de pesos a la víctima de los disparos y en 500 mil pesos a la persona engañada con la moto.
El ataque a Carlos C., albañil y comerciante de Santa Lucía, fue para sus vecinos parte de los aprietes que por entonces cometía una banda para instalar puestos de droga. Fue el 2 de agosto de 2023 cuando habían pasado veinte minutos de la medianoche. El hombre de 40 años solía atender a los últimos clientes que llegaban al quiosco de su pareja, dueña desde hacía catorce años del local de la calle Débora Ferrandini al 2000.
Al cierre
Estaba a punto de cerrar cuando tocó timbre una mujer que compró caramelos y dos alfajores. El hombre la atendió rápido a través de una ventana y apenas se dio vuelta hizo sonar el timbre un muchacho que le pidió tres cigarrillos. Carlos se los alcanzó y en ese momento apareció otro otro joven que sin decirle le nada le empezó a disparar. Fueron entre ocho y nueve detonaciones. El comerciante, herido con seis balazos, estuvo 16 días internado en la terapia intensiva del Hospital Clemente Alvarez.
“Me pegaron entre ocho o nueve tiros. Uno en la cara y después otro en la espalda mientras me cubría”, contó al reponerse de las heridas que sufrió en la cara, el tórax, el abdomen y el muslo izquierdo. “Traté de resguardarme atrás de las heladeras pero ya me habían pegado. No salí por miedo a que estén afuera esperándome”, añadió, y dijo que mientras se alejaban corriendo los agresores efectuaron dos tiros más”.
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Tras el ataque, la familia comenzó a sufrir amenazas exigiendo hasta un millón de pesos y debieron abandonar el barrio por temor a represalias. Antes de irse instalaron cámaras y así advirtieron una irregular irrupción de policías que rompieron un vidrio y desactivaron el sistema de vigilancia. Fue uno de los catorce allanamientos ilegales imputados a diez policías del Comando Radioeléctrico en enero pasado; maniobra detrás de la que asoma una posible conexión con la banda de Camino.
Previamente, las víctimas no habían sufrido amenazas ni reclamos extorsivos pero por entonces las balaceras a comercios eran usuales. Los vecinos comentaron que “algunos eran amenazados y otros no, pero todos recibían disparos”.
Dijeron que los atacantes eran soldaditos de la banda de Pablo Nicolás Camino, preso por entonces en la cárcel federal Rawson y acusado de numerosos hechos violentos, entre ellos la balacera al súper de los suegros de Lionel Messi y el crimen del artista callejero Lorenzo “Jimi” Altamirano en el marco de una pelea con otra facción de la banda de Los Monos.
A partir de escuchas y declaraciones de testigos que vieron llegar o escapar a los atacantes, primero fue detenido Bouvier. Es hermano de Nicolás “Tío Lucas” Bouvier, un preso de la cárcel de Coronda que cumple condena por el homicidio de David “Moco” Quiroz, de octubre de 2021, y otra más reciente por extorsionar desde prisión a un vecino de Santa Lucía para quedarse con su casa.
En diciembre de ese año fue detenido en Venado Tuerto su medio hermano Rodrigo Luján Seguino, de 23 años, a quien le dicen “Oreja” o “Nenuco” junto a su pareja Marisol Ever. “El día que le dispararon a Carlos pasaron en un auto Marisol en la parte de atrás y Nenuco de acompañante. El hermano los estaba esperando en la esquina para darles las armas”, dijeron testigos.
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Roles
Entre las evidencias que se expusieron al momento de la imputación a Bouvier figura una conversación con su hermano preso en la que, de manera explícita, relata el ataque a un "gato" que “atendió el quiosco”. Incluso menciona el calibre del arma: “Le dimos con una 40 que nos bajaron hoy. Se escuchó pla, pla, pla. Ocho le dio. Ni cabida ahora”. De acuerdo con la condena, con un previo reparto de roles, Ever fue quien pasó previamente por el quiosco a comprar caramelos y alfajores para realizar tareas de inteligencia y ver quién estaba atendiendo.
A ese hecho, Bouvier sumó delitos por el intento de vender una moto mediante un engaño en la estación de servicios YPF de Pellegrini y Perú. Allí se encontró con el comprador y entregó una Honda Tornado de 250 centímetros cúbicos a cambio de una Honda Wave 110 más 500 mil pesos. En realidad se trataba de una moto melliza con los guarismos adulterados.
Por último, sumó la portación ilegal de una pistola Taurus calibre 40 al ser detenido en octubre de 2023 en la zona de Colombres y Chubut, además de haber recibido “con ánimo de lucro” un auto Ford Fiesta robado el 23 de noviembre de 2022 en Rioja y Oroño, Cuando lo apresaron un año después tenía en su poder las llaves del vehículo, que luego fue secuestrado en su domicilio con un dominio distinto.