-Porque nací en el barrio del Abasto, en Cochabamba y Sarmiento, a la vuelta del Mercado del Abasto, donde estaba (el Club) Pleamar: Puesteros, Empleados, Locatarios, Mercado Abasto Rosario. Y jugaba todo el día en la calle. En esa época nos levantábamos a la mañana y estábamos todo el día jugando. Y a la noche, cuando pusieron las luces, también jugábamos en la calle. Y jugábamos al baby, de cinco, en Ben Hur, en Victoria y torneos en todos lados.
-¿Conociste Sportivo Pasco de Pancita Biagioli?
-Siii. En Sportivo Pasco jugaban los mellizos Raimondo y Pancita Biagioli, que era un crack. Estaban Griffa en Newell’s y Biagioli en Central. Y después Pancita fue referí en Ben Hur y en todos lados. Yo jugaba para Victoria -un club del Abasto que nació en el recordado Hueco Victoria, un baldío de Cerrito al 1500 donde antaño había una fábrica de ladrillos, según narra el Gordo Enzo Burgos en sus imperdibles crónicas del Abasto en “El Cuadrado Mágico”-, donde dirigía Niní, el padre de (Ricardo) Paradiso, el relator de fútbol y cantor de tango. De Niní tengo un gran recuerdo, era una gran persona.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
-¿Cómo llegaste a Newell’s?
-Yo jugaba un torneo para Victoria, jugábamos en el Estadio Norte y en todos lados, me vieron los de Newell’s y me citaron con Toscanito Ludueña, que jugaba al básquet en Ben Hur, y yo quedé. Jugaba de cinco.
-¿Un cinco que jugaba o que metía?
-Un cinco que jugaba, pero tenía tres defectos: cabeceaba mal -aunque la altura me salvaba-, era lento y le pegaba mal a la pelota. Y jugué en la primera de Newell’s.
-¿Cómo hiciste?
-Era muy inteligente y tenía mucha técnica.
-Contame tus idas y vueltas en Newell’s como jugador.
-Cuando fui a jugar con el baby tenía 11 años. En esa época no había técnico, al equipo lo dirigía un delegado. Jugábamos en Acindar los domingos, sin practicar en la semana, y después no fui más. Hasta que ya más grande, cuando jugaba para Pleamar, en la Rosarina, el técnico era (Domingo) Benevento, que de chico organizaba todos los juegos del barrio, como los botones. Fuimos a jugar contra Newell’s en cancha de ellos y le ganamos 3 a 2. Para ellos jugaban Ciancarelli, Gianella, Di Sancio. Ciancarelli y Gianella habían venido de Racing por Piano y Sacchi. Yo la rompí y el Alemán Celli “quería al cinco”. “Si yo soy de Newell’s”, le dije. Newell’s me había prestado a Pleamar. Y también jugué en la selección rosarina, que había en esa época. Pero después no pasó nada, me quedé en Pleamar, que era mi equipo del barrio.
-¿En esos años los jugadores de las inferiores jugaban también en los torneos de barrio?
-Sí. Un día tocan timbre en mi casa y eran Tapito, el hermano del Perico Raimondo, con él. ¡Eran unos reos...! Unos atorrantes de la barra del Chino Foradori, de Cerrito y 25 de Diciembre (como se llamaba entonces no por la Navidad sino por el levantamiento contra Juan Manuel de Rosas, como se llama ahora). Yo tenía una tía, Teresa, que era más mala... “¿Está Eduardo?” «¿Para qué lo vienen a buscar?» “Para estudiar”. Entonces viene mi tía y me dice: «Vinieron dos, que te vienen a buscar para estudiar. Son unos mentirosos...» Resulta que el hermano de Perico laburaba en Coca Cola y se armaba en Fisherton el torneo de Unión Americana, donde había como 500 equipos y se jugaba por guita. Me vinieron a buscar para jugar en el equipo del hermano de Perico. Jugamos el primer partido a la mañana, en Unión Americana, y ganamos. Perico la rompía, jugaba de cinco, era crack, y ahí yo jugaba más adelantado, de nueve. El segundo partido también ganamos. A los 15 días iban en colectivo a vernos jugar. Y lo ganamos, con 25 de Mayo salimos campeones del torneo de Unión Americana.
-¿Cómo fue tu segunda etapa en Newell’s?
-Cuando me pidió el Alemán Celli no volví y me quedé en Pleamar, pero después me llamó Pancho Erausquin, cuando tenía 19 años, y volví a Newell’s y salimos campeones de la Copa Santa Fe, contra Unión, y lo marqué a Marito Zanabria. Y de ahí pasé a la reserva, donde jugué tres años. Antes estaban la primera, la reserva y la tercera. En la primera jugaban (el zaguero brasileño) Nemiña y Aguirre, que era el cinco.
-¿Quién te hizo debutar en primera?
-Don Ángel Tulio Zof. Un maestro. Me dijo un día: “Nene, con usted hice una mala y una buena”. «¿Cómo, don Ángel?» “Sí, la mala: lo hice debutar en primera. Y la buena: lo dejé libre”. «Usted es un hijo de puta», le dije. Me hacía cagar de risa.
-Don Ángel, Menotti con el Gitano Juárez, y Erausquin dirigieron en Newell’s. Hoy eso no ocurriría.
-Sí, don Ángel dirigió en Newell’s en sus comienzos. Menotti dirigió después con el Gitano Juárez. Y a Erausquin lo trajo Martínez Carbonell con Mackey. Y a Erausquin después se lo llevó Ignomiriello.
-¿A quién marcaste en tu primer partido?
-Al Mono Obberti, que jugaba en Huracán.
-¿Cómo formó Newell’s ese día?
-Tocalli; Vizzo, Musante, yo y Zanotti; Ibáñez, Aguirre y Sarrachini; Justich, Avallay y Becerra.
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-¿Cómo era el fútbol entonces?
-Era un fútbol distinto. No había banco, se lesionaba un jugador y jugabas con diez. Se lesionaba el arquero y atajaba un jugador.
-El jugador que llega a primera tiene el mérito del sacrificio por elegir una vocación a la que dedica su vida. Hay hinchas que aseguran que hay jugadores que “son unos burros” y que no deberían haber llegado. ¿Qué opinás?
-Por supuesto, el jugador que llega a primera tiene un mérito. Yo fui campeón de la Copa Santa Fe, jugué tres años en reserva.
-¿Cuándo fue más difícil jugar en primera, en tu época o ahora?
-Siempre fue difícil, son distintas épocas, este es otro fútbol.
-¿De Newell’s te fuiste como jugador y volviste como técnico?
-Me vinieron a buscar de Firmat Fútbol Club, donde salimos campeones en el 69, 70 y 71. Allá era como Bielsa. Y a los 26 o 27 años me vino a buscar Griffa, que ya estaba en las inferiores desde el 71, para trabajar con él y me dieron la primera local, donde salimos campeones, en esa foto que está (Marcelo) Bielsa.
-Bielsa como jugador.
-Sí, me volvió loco.
-¿Por qué te volvió loco?
-Porque era un loco, conmigo diez puntos.
-¿Cómo llegaron con Griffa de Newell’s al juvenil?
-Después del título con la primera local (el presidente rojinegro Armando Pedro) Botti y Griffa me llevaron a la tercera y salimos campeones en cancha de Boca en el 77. Entonces venía el Preolímpico y Menotti no podía armar el juvenil, por eso lo llamó a Griffa para que mandara la tercera mía. El se cubría con Griffa, y Griffa le dijo “pero Bermúdez tiene que ir”. Y fuimos con Griffa al Preolímpico de Recife, en Brasil, donde salimos terceros.
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-¿Y cómo llegaste a dirigir la primera de Newell’s?
-Un día de 1977 me llamó Botti y me dijo “vení a verme a la oficina” y cuando llegué me dijo “tenés que hacerte cargo de la primera, renunció Yudica”. Era un lunes a la mañana y el martes teníamos que viajar a Centroamérica, por una gira, donde jugamos con las selecciones y ganamos todos los partidos. Entonces cuando llego al aeropuerto hacían todas las fotos conmigo y los diarios decían “Bilardo o Bermúdez será el técnico de Newell’s”. Bilardo en ese momento no era nadie.
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-¿Cómo eras como técnico?
-Yo era bravo. Subí al micro y les dije “Berta, venga. Alfaro, venga. Giusti, venga. Vamos a hacer esto, esto y esto”. Era buen técnico.
-¿Eras más como Bilardo que como Menotti?
-¡Como Bilardo...! Hacía relevos en toda la cancha. Si se iba Rebottaro, Bulleri pasaba de cuatro y Montes pasaba de ocho. Llego de la gira y no habían ido Gallego ni Rocha porque se habían quedado acá con Menotti haciendo la pretemporada de la selección. Cuando volvimos me agarra Berta y me dice: “¿Y ahora, Eduardo, qué hace?” Tranquilo. Y anduvimos muy bien: primer partido: 4 a 0 a Ferro, acá. Faraone era el técnico. Entonces los diarios decían “hicieron cuatro y tienen a Gallego en el banco”. En la primera práctica, estaban todos ustedes, los periodistas, y le digo a Gallego: “Negro, venga. Usted va a hacer todos los relevos. Si se va Rebottaro, usted va de cuatro. ¿Está claro?” «Sí, sí, sí». Era un indisciplinado táctico en ese momento porque era el titular en la selección argentina. Entonces se fue Rebottaro y Gallego no me hizo el relevo. Paré el partido, cobré ful para allá, donde había sido el error, y lo mandé a bañar. Para patear los tiros libres tenía a Alfaro, Bulleri, tenía cinco pateadores y a Gallego le dije “usted no toque la pelota”. En el primer tiro libre el Negro agarra la pelota y la pone para patear. “¡Vayasé. Vayasé a bañar!” Ahí nomás lo mandé a bañar. Y lo mandé al banco y no jugó. ¡Me puteaban...! Me decía Gallego: “Póngame que lo van a matar”. Y en esa época ganamos todos los partidos, salvo con Boca, que salimos cero a cero, el técnico era Lorenzo. Y ahora mismo viene el Negro y me agradece porque después le hice comprar 20 departamentos.
-¿Representaste a jugadores de Newell’s y de Central?
-A todos esos, a (Carlos Daniel) Aimar, a (Carlos Timoteo) Griguol los representaba. ¿Te acordás cuando Griguol les hacía comprar departamentos a los jugadores?
-Cuando un jugador de primer contrato que no tenía casa aparecía con un auto Griguol le preguntaba dónde tenía el baño.
-Ahí estaba yo como representante.
-¿Por qué renunciaste como técnico de Newell’s?
-Un día dije “basta”. Tenía tres pibas, tenía el negocio y corría todo el día con el equipo. Me estaba volviendo loco. ¿Qué tengo que meterme en este quilombo? Los domingos estaba concentrado, cuando toda la gente iba a comer yo me subía al micro con el equipo. Entonces un día lo llamé al Indio Solari a Colombia. “¿Indio, no te querés hacer cargo?”. «Sí, voy para allá». Y vino el Indio e hizo un campañón, salió subcampeón nacional, y yo fui a la tercera. Y los dirigentes me hicieron una cena, con Solari y todo el plantel, que salió en El Gráfico. La única vez que el técnico que se iba fue despedido con una cena.
-¿Cómo llegaste a Central Córdoba?
-Volví a la tercera y en el interín me vino a buscar Central Córdoba. Le digo al Indio: “Jorge, me voy”. «No, la puta que te parió» . En Córdoba estaban (Ricardo) Méndez, (Santiago) Pezza y (Eduardo) Bulfoni. Al equipo que después salió campeón en 1982 fui como técnico de la primera y lo dirigía (el Gordo Ricardo) Palma, pero yo lo armé.
-¿Ahí lo dirigiste al Trinche Carlovich?
-Siii..., pero después. Estaba en el banco porque el Trinche los cagaba a codazos a todos los pibes de la cuarta.
-Los tuviste en el banco a Gallego y al Trinche. Era bravo el Trinche.
-Era un indisciplinado tácticamente. ¿Sabés la que le hice al Trinche un día? Yo terminaba los entrenamientos y me quedaba trabajando tácticamente: córners, tiros libres. Entonces un día me avisan “se te fue el Trinche”. «Dejalo». ¿Viste que el vestuario estaba atrás del arco? En ese equipo estaban Quinto Pagés, el Lalo García, Ovando. Y sale el Trinche. “Trinche, vení, vení” «¿Qué pasó, Eduardo?» ¿Te fuiste, boludo?” «No me di cuenta». “No te hagás problema. ¡José, dale la ropa al Trinche!”. Lo cambié de nuevo. Entonces (Daniel) Musante, que era el preparador físico, me pregunta «¿y con quién trabaja?» “Con vos”. Lo hice correr.
-El Trinche te puteaba en colores.
-Fue una anécdota. Y esta no tiene desperdicio. Otro día llegan (Walter) Mainonis y Carlovich tarde. Cinco de la tarde. ¡Un frío! Ya estábamos bañados para irnos. Viene Walter y me dice “Eduardo, chocamos con el auto”. «¡No...!» “Pero no nos hicimos nada”. «Daniel cambiate que llegaron Walter y el Trinche. José dales la ropa al Trinche y a Mainonis que vamos a trabajar. ¡Cómo hacían el Walter y el Trinche! Y trabajaron con Musante, que los mató corriendo.
-¿Por eso el Trinche te mató en una entrevista?
-Pasó el tiempo y (el periodista televisivo Julián) Bricco hacía un programa que los sentaba en un sillón y les hacía preguntas detrás de cámara. Y le dice al Trinche: “¿Tuviste algún técnico jodido?”. «Tuve uno que era un hijo de puta». Uh, que no me nombre, que no me nombre. Habían pasado como diez años. “¡Dale, decí el nombre!”
-Y sabías que eras vos.
-Pero no tengás la menor duda. Y lo largó. Después nos hicimos amigos.
"Salimos subcampeones con Sensini"
Como en el álbum de fútbol de su vida, Eduardo Bermúdez desempolva fotos sepiadas de su carrera, por las que discurren y serpentean los recuerdos por los meandros de la memoria, como narra García Márquez. Con 78 años en el fútbol, donde hizo de todo, literalmente, el expresidente de Newell’s aceptó contar su vida tras la pelota en una extensa charla de café en su bar de Tablada, sólo interrumpida para una sesión de fotos entre las instalaciones del club y los plátanos del barrio.
-Se murió el Piojo Yudica y el club no lo publicó ese día en sus redes sociales. Tan increíble como real.
-Pasa el tiempo. ¿Estaba yo de presidente?
-No, te salvaste, pero un hincha del club debería saber quién fue el Piojo Yudica.
-Yo lo amaba a Yudica, un técnico de la puta madre.
-¿Entre Bilardo y Menotti con quién te sentís más identificado?
-Con ninguno.
-Pero hacías los relevos como Bilardo...
-Sin ninguna duda, con Bilardo.
-¿Y cómo llegaste a ser representante?
-Yo tenía inmobiliaria. Entonces venían por ejemplo Griguol, Zanabria, el Negro Gallego y yo los asesoraba. Y como dirigía un día los jugadores me pidieron que les arreglara los contratos y empecé.
-Balbo, Batistuta, Chamot, Zamora, Sensini...
-Franco, Berizzo, Samuel...
-¿Tenías línea directa con el presidente de Roma?
-Censi me iba a buscar al aeropuerto. Yo tenía a Balbo, que era figura y si no firmaba el contrato quedaba libre. Entonces los diarios decían “Bermuda, el manager, no quiere firmar”. ¡Mentira!
-¿Y por qué te llamaban “Bermuda”?
-No sé. Me decían “Bermuda”. Entonces un día me llama y me dice: “Queremos hablar con usted. Lo esperamos en el Hotel Cicceroni, a las 6 de la tarde, con Balbo”. El tipo me odiaba porque los diarios decían que yo no quería firmar porque quedaba libre. Era figura Balbo.
-¿Era más que Batistuta en ese momento?
-¡Uff! Batistuta era figura en Firenze. Balbo en Roma. Llegamos con Balbo, el tipo era chiquito así y estaba con un lápiz y papel. Nosotros le íbamos a pedir un millón. “Bueno, ofrezca”. «Dos millones y medio». Nos miramos con Abel y le dije “presidente, ¿podemos ir abajo?”. «No, no, me voy yo» Y Abel me dice “firmemos, vamos a perder la oferta...” Entonces cuando viene el tipo le dije “vamos a firmar” y se quedó sorprendido.
-¿Eran dos millones y medio de dólares?
-No me acuerdo, pero era más del doble de lo que pedíamos porque él no podía perder a Balbo.
-¿Cuál fue el mejor jugador que representaste?
-El mejor jugador... Abel Balbo.
-¿Por qué?
-Porque era un crack. Lo dirigí también en la local cuando salimos campeones. No sabés lo que era Balbo.
-En esa época también lo conociste a Settmio Aloisio.
-Yo tenía a todos los jugadores y caen Aloisio y Caliendo a Rosario, querían hablar conmigo porque no conocían a ninguno de los jugadores. Y lo mismo pasó con Cóppola.
-¿Quién fue el mejor jugador de Newell’s que viste?
-Roque Raúl Alfaro.
-¿Por qué?
-Era un crack, Tenía todas.
-¿Y el mejor jugador de Newell’s de la historia?
-Santiago Santamaría.
-¿A Sacchi lo viste jugar?
-Sí... Era un crack. Te voy a decir más: yo jugué un torneo con él, en (el club) La Fe, en el Parque Urquiza, donde jugaba para Deportivo Este. ¡Ese fue el mejor jugador de Newell’s!
-¿Jugaba como Passarella?
-Era otra cosa.
-¿Cómo Perfumo?
-¡Ese fue el más grande! Perfumo fue el jugador más grande de la historia. Y después Juan Simón.
-¿Vos llevaste a Simón a Newell’s?
-Sí. El viejo Piacente, que era un tipo de (el club) Río Negro que tenía todos los jugadores, me los daba. Entonces trajimos a Víctor Rogelio Ramos, a la Tota Rodríguez, a Demagistris y a un pibe más. Simón era categoría 60, los otros eran 58. “¿Y el pibe Simón?” «Lo vamos a esperar un año más». “¿Dónde está?” «En River». Entonces lo agarré al viejo y se lo hice traer y lo llevé a Newell’s.
-¿A Alfaro también lo llevaste?
-Yo era el técnico de la reserva. Trabajé 20 años con Griffa en las inferiores. Domingo Benevento relataba el torneo de Canal 3 los domingos a la mañana y un día me dice: “Eduardo venite que hay un pibe extraordinario”. Era de Nogoyá, fui a verlo, pero era desprolijo tácticamente. Lo fui a buscar y se me escapó. Me costó un huevo hacerlo firmar hasta que vino y firmó.
-¿El mejor técnico de Newell’s?
-Hubo muy buenos técnicos. Solari fue muy bueno, Bielsa, Martino fue muy bueno, Cubillas fue muy bueno, pero el ideólogo que estaba adelantado diez años era el Indio Solari. Un adelantado. Después vinieron Martino, Bielsa.
-¿El mejor fue el Indio?
-No, el mejor no, el Indio fue un adelantado. Yo creo que Martino sacó mucho del Indio. Martino agarró un equipo que se podía ir al descenso y lo sacó campeón. Me acuerdo el día que estábamos reunidos en su casa y yo pensaba “este pibe está loco”.
-¿Y el mejor presidente?
-Armando Pedro Botti.
-¿Por qué?
-Porque era un crack. Un tipo con mucha personalidad. Eran otras épocas, pero Botti fue el mejor.
-¿Los socios te eligieron presidente porque eras quien más sabías de fútbol?
-Sí.
-¿Luego te corriste del cargo con D’Amico?
-No, no me corrí.
-¿Cómo fue eso?
-Yo estaba cansado. Habíamos agarrado con deudas. Gracias a Dios estaba el juez, que nos ordenó la parte económica, pero era terrible. No me corrí.
-¿Pero en la práctica D’Amico hacía de presidente y vos de vice?
-No, yo era el presidente, el que manejaba todo, lo que pasaba era que D’Amico, que es un muy buen dirigente, estaba activo. Es como (Jorge) Riccobelli con (Guillermo) Llorente, (Máximo) Oliveros con (Eduardo) Gallo, (Jorge) Ilarrescondo con (Armando) Botti. Yo le manejaba el fútbol a Llorente. En 2004 cuando yo era candidato, mi vicepresidente era Llorente.
-Qué opinás de Eduardo José López?
-Un desastre. Fue lo peor que le pasó a Newell’s. Tan es así que yo en 2004 me presenté y todos tienen que saber que luché por la democracia de Newell’s. Y decía “hay que estar cuatro años e irse”. Yo estuve cuatro años y me fui, y después volví como presidente.
-En aquella elección de 2004 López corrió la fecha de presentación de listas, dejó afuera a la oposición y no hubo elecciones.
-A mí me lo hizo. Yo era el candidato en 2004, ese domingo salió campeón, pero hizo un desastre.
-¿Cuál fue la mayor alegría que te dio Newell’s?
-Todas. Alegrías me dio muchas.
-Pero si tenés que elegir una.
-Cuando ganamos el campeonato de tercera en cancha de Boca, que yo era el técnico, o cuando le ganamos la Copa Santa Fe a Unión, que hacía el Círculo de Periodistas Deportivos y yo era el capitán de ese equipo. Tuve muchas alegrías.
-¿Y la mayor tristeza?
-Cuando perdimos el campeonato con (Roberto) Sensini, que yo era vicepresidente, el que manejaba todo el fútbol.
-¿Te arrepentís de algo?
-No, ya está. Yo hice bien e hice mal.
-¿Pero si vivieras de nuevo harías lo mismo?
-Lo mismo.
-¿Qué opinás de la gestión de Astore?
-Que está muy bien. Se va a equivocar, pero hay democracia, es un club abierto, podés opinar. Después de López vino Llorente, vino Riccobelli, vine yo y vino Astore, a quien le entregué el mandato como corresponde.
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El lunes 20 de septiembre de 2021, Ignacio Astore tomó el mando del club y se saluda con el presidente saliente, Eduardo Bermúdez
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-¿Qué te dicen los hinchas de Newell’s por la calle, uno a favor y uno en contra?
-La gente en general me trata muy bien, no te olvidés que salimos subcampeones con Sensini y que agarramos en zona de descenso con Osella. Después está el que siempre está en contra, el político, el que quiso entrar y no pudo. Ahora cuando fui de candidato les arruiné la vida a todos. Me vinieron a buscar de candidato para ganar la elección, yo no armé mi grupo, que fue mi grave error. Yo tendría que haber armado mi grupo. Al otro día me querían voltear todos.
-Tenías al enemigo adentro.
-Me vinieron a buscar las cinco facciones para ganar las elecciones. Yo les dije que se tenía que quedar Osella.
-Siempre lo defendiste.
-No, defendí el orden. Yo tenía orden. Fijate el fútbol: se comió a (Marcelo) Tinelli, a (Hugo) Moyano, a (Horacio) Usandizaga, un excelente intendente. Se comió a (Daniel) Passarella, a (Carlos) Babington. ¿Cómo están todos los clubes? Nosotros tuvimos a Llorente, a Riccobelli, a mí y a Astore, tendremos problemas, pero el club sigue funcionando. Hemos tenido errores y virtudes. Claro que nos vamos a equivocar. Macri me dijo un día que “es más difícil ser presidente del club que presidente de la Nación”. Es muy difícil administrar pasión.
-Vos hiciste casi todos los trabajos en el fútbol. ¿Cuál es el más difícil: ser jugador, técnico, representante o presidente?
-Ser presidente.
-¿Por qué?
-Porque es muy difícil. No conformás a nadie. Y a lo mejor hacés una presidencia de la puta madre, pero perdiste el domingo y te putean y reputean. Y más acá, en Rosario, en Central o Newell’s es muy difícil.
-Elegí una frase que te haya dicho un hincha por la calle.
-La mayoría está a favor. Hay algunos de acá que estaban en contra, pero que ahora me quieren. Los hinchas son así, un día sos un fenómeno y otro día te putean.
-¿Messi puede jugar en Newell’s?
-Ojalá.