Sobre que el clima en Newell’s estaba caldeado por las cuestiones futbolísticas y los arbitrajes, se enrareció mucho más cuando sobrevoló un ultraliviano el campo de juego del Coloso y lanzó panfletos relacionados al último clásico. En el final del primer tiempo ante San Lorenzo se vivieron momentos de tensión, desde la zona de prensa pasando por el gimnasio y la tribuna popular del Palomar, aunque después de algunos minutos donde hasta se demoró algo el inicio del complemento, se pudo continuar.
Antes que nada, en el mundo Newell’s hay mucha bronca con los arbitrajes y todo detonó con lo ocurrido en La Plata, antes del clásico, donde el equipo de Mauricio Larriera se quedó sin su mejor hombre: Ever Banega. En ese momento, la roja al 10 leproso llegó vía VAR en una decisión cuestionable, sobre todo porque luego no se castigó con el mismo rigor a José Sosa por una tremenda patada de atrás a Gustavo Velázquez.
Luego de ese encuentro hubo declaraciones fuertes de Franco Díaz contra el arbitraje y, casualidad o no, no formó parte del once titular para el clásico y ni siquiera sumó minutos. En la noche ante San Lorenzo apareció de nuevo desde el vamos.
Y los hinchas volvieron a enojarse mucho con el gol del empate de Adam Bareiro, donde hubo un evidente forcejeo con Ian Glavinovic que terminó en el piso mientras el delantero santo convertía.
Al no cobrar infracción de entrada todo quedó en manos del VAR, que no contó con las herramientas adecuadas para ver la acción. Apenas una repetición de atrás del arco fue la más clara, pero quedó en evidencia que no todos los partidos cuentan con la misma cantidad de cámaras. La tecnología diferencia, sin lugar a dudas.
El clima se caldeó entonces, Merlos expulsó al preparador físico rojinegro y en ese contexto, donde pronto San Lorenzo convertiría un verdadero golazo para el segundo, un ultraliviano pasó peligrosamente sobrevolando el Coloso arrojando panfletos, algo que solo puede entenderse desde la irracionalidad y que nada tiene que ver con el folclore del fútbol.
La tensión pasó en el entretiempo al sector de prensa, donde algunos hinchas irrumpieron, y algunos trabajadores la pasaron mal, sobre todo en zona de pupitres.
Varios trabajadores de prensa recibieron agresiones físicas y debieron protegerse de piedrazos que les arrojaron, en un hecho que mereció el repudio del Sindicato de Prensa (SPR) y el pedido de explicación a las autoridades.
Además de eso hubo corridas en la zona del gimnasio y sobre la popular del Palomar, que hizo demorar el inicio del complemento.
El clima espeso en el Coloso del Parque se vivió desde el inicio con el pedido de “no podemos perder” hacia los jugadores, con los cánticos amenazantes para el árbitro tras el gol de Bareiro y al presidente de la AFA, Chiqui Tapia, y con los incidentes posteriores en la zona de prensa.
Tras la tensión, otra vez el fútbol fue el eje hasta el final, en una noche espesa dentro y fuera de la cancha.