Carlos Tevez llegó con las luces altas para iluminar el oscuro camino que Central transitaba. Su asunción fue más un fenómeno mediático y de ciertas aspiraciones individuales a corto plazo que un patrón de conducción acorde a lo que realmente necesitaba el club. Hubo un flash que encandiló a la comunidad auriazul cuando enarboló tres triunfos y un empate. Esa inyección de oxígeno le dio aire al ciclo que siempre estuvo en duda en cuanto a la identidad del origen canalla y el modelo a seguir con el Apache como cabeza de grupo. El oasis de la gran victoria ante Newell’s potenció la felicidad y tapó la realidad deportiva e institucional. Se puso el cinturón de campeón de la ciudad tras un arduo trabajo y correcciones en el cuadrilátero mientras se consumían los minutos en el derby más pasional del país. Pero Central volvió rápidamente a ser Central. No solo cuando perdió en el Gigante contra Central Córdoba sino que quedó más expuesto en Córdoba al quedar eliminado por Quilmes, que milita en el ascenso, desde la definición de los penales. El DT de Arroyito debe capear este frente de tormenta con firmeza en pos de salir sin tantos daños de la zona de riesgo que lo envuelve, pese a que se pronostica una gran inestabilidad futbolística.
Tevez está haciendo sus primeros exámenes como entrenador. Por ahora el título está en duda debido a que hubo pasajes donde la confusión y el desorden fueron el común denominador. El equipo involucionó en las dos últimas presentaciones, de eso no hay dudas. Aunque cuando arrancó el partido con Newell’s la puesta en escena pintaba para desmoronarse. La lesión de Buonanotte lo favoreció porque cambió el esquema y el canalla hizo pie para luego desatar un interminable carnaval.
Los hinchas aún no logran decodificar a qué juega esta versión. Hay pasajes donde se planta con cinco. Otros con cuatro atrás. En el medio también hay variables constantes. Y eso está dentro del manual de las posibilidades que tiene todo entrenador. Pero lo que está a la vista es la floja performance que exhiben algunos intérpretes. Sobre todo los que se sumaron en este mercado, que en su mayoría llegaron de la escuadra del empresario Christian Bragarnik.
Central deberá ajustar el tema de los promedios porque aunque no sea vea, esa tabla sigue sumando y restando fecha a fecha. Lo que genera hacer la vista gorda podría tornarse en un serio problema a futuro. Todo es cuestión de tiempo como la vida misma. Se podrá engañar al paladar del hincha con un dulce triunfo pero al final del campeonato se verá si la cosecha fue deliciosa o no.
En Arroyito se tornó hace tiempo en utopía clasificar a alguna nueva copa internacional. Los planteles que se armaron esencialmente en las dos últimas campañas fueron para tapar baches debido a que el real objetivo institucional era y sigue siendo bajar el pasivo. Sobre todo porque en octubre hay elecciones.
Tampoco por poner en cancha a juveniles como lo hizo en Córdoba cuando Quilmes le estaba pegando un pesto terrible es saludable. Tevez subestimó a la historia de Central al mandar a ese puñado de chicos, quienes la noche anterior habían concentrado por primera vez. La eliminación de la Copa Argentina no fue casualidad.
Carlitos quedó rápidamente de rodillas ante la realidad. Su proceso retomó la senda de la desconfianza popular por los propios desórdenes futbolísticos. El Apache se metió solito otra vez en el lodo. Encima, lo que viene a nivel deportivo por la Liga Profesional no es nada sencillo.
Sobre todo con un plantel carente de referentes. Salvo Jorge Broun, quien concentró poco y nada desde que dejó atrás la lesión por disposición del DT, luego no abundan jugadores acorde a lo que necesita Central en este delicado presente. Claro que no solo el entrenador es responsable de todos los males. La dirigencia y el director deportivo también son cómplices de este descalabro deportivo e institucional.
Este lunes Tevez tendrá una prueba de carácter en Victoria ante Tigre. Y ahí sí que deberá ponerse de pie otra vez porque de adjudicarse el cinturón del clásico pasó a besar la lona.
Una campaña en blanco y negro
Central continúa transitando el torneo nacional y popular en blanco y negro de la mano de Carlitos Tevez. Vio el horizonte color esperanza cuando se quedó con el clásico ante Newell’s. Pero el arco iris se esfumó por los porrazos ante Central Córdoba de Santiago del Estero y Quilmes. No obstante, la derrota contra el cervecero dolió más en el orgullo porque era por un partido a todo o nada por Copa Argentina, que ya no le sienta nada bien a los auriazules. A los canallas además les hizo mucho ruido la puesta en escena, donde el equipo fue un cambalache durante casi toda la contienda.