Una de las frases que más se escucha en tiempo de elecciones es que “Central es un club de fútbol”. Bueno, entonces a poner la cabeza por un momento en la pelota y a jugar. Cuesta por estos días en Arroyito focalizarse en un partido por todo lo que sucede alrededor, donde la política está de manera continua en la palestra, pero al menos por un rato el canalla tendrá la chance de dejar de lado todo lo que acontece con las elecciones y meterse de lleno en el fútbol propiamente dicho. Y ahí estará el desafío de Carlos Tevez y sus dirigidos, en lo que sucederá en la tarde de hoy frente a Platense, para intentar de una vez por todas mostrar un mínimo de consistencia y de competitividad.
Ojo, una cosa va de la mano de la otra y que hoy en Central se hable más de las elecciones que de fútbol es un claro indicio de que dentro de la cancha las cosas nunca salieron, al menos hasta aquí, como fueron pensadas. Nadie puede dudar de que con un equipo peleando el campeonato o batallando por el ingreso a una copa internacional la cosa sería distinta. Ahí sí la política tendría un efecto no tan nocivo sobre el presente del club. Pero como nada de eso sucede, como el fútbol de Central se deshilacha fecha tras fecha y porque las aspiraciones deportivas distan muchísimo del ideal, la campaña política, las elecciones y los enormes contrapuntos entre oficialismo y oposición logran una notoriedad mayor a lo que sucede en un campo de juego.
Y hoy Central es esto, un club en estado de ebullición desde lo político, con un fútbol al que le cuesta romper el hervor.
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Central prácticamente no tiene objetivos por los que pelear más que sumar puntos para el año que viene.
Marcelo Bustamante / La Capital
Incluso, por esa sorprendente medianía futbolística es que este tramo final del campeonato sea mirado simplemente con los ojos de algo que se pueda construirse a futuro y no bajo la óptica de una ilusión que tenga que ver con el presente.
¿Por qué jugará Central estas últimas fechas? Claramente por intentar mejorar algunas cuestiones futbolísticas que le sirvan para echar bases para lo que viene, y en eso que viene está, por supuesto, la obligación de sumar para que el promedio en la próxima temporada no complique.
Dos puntos sobre los últimos nueve en disputa es demasiado poco para este Central que siempre tuvo aspiraciones a algo más importante. Por eso la idea de que lo hecho hasta aquí suena a demasiado poco.
Es reiterativo el concepto, pero que a siete partidos del final Central esté prácticamente inhabilitado de alcanzar el puesto 10 de la tabla acumulada (hoy clasificatorio a las copas) es la muestra más acabada de lo que fue un pésimo año futbolístico. ¿Y entonces? Lo expuesto anteriormente: esta situación es el mejor caldo de cultivo para que las cuestiones políticas se permitan abrir y cerrar el telón sin solución de continuidad.
El equipo de Tevez viene de dos empates consecutivos, y antes una derrota, en los que mostró algunas cosas interesantes, pero además unas cuantas falencias. Y esta tarde en el Gigante tendrá la posibilidad de empezar de una vez por todas a acomodar la estantería.
Hoy, de 15.30 a 17.30 Central tiene la posibilidad de olvidarse de todo lo que pasa y de hablar sólo de fútbol.