En Central el cierre de la Liga Profesional está frente a sus narices, esta noche a las 19 en el Gigante de Alberdi, y en pocos días comenzará el tiempo de los análisis y las conclusiones (en eso se incluirá seguramente el partido por Copa Argentina, ante Chaco For Ever, también en Córdoba pero en el Kempes). Pero ya antes del partido frente a Belgrano se puede hablar de un desafío que tendrá el canalla y que no es otro que la despedida sea con un triunfo, justo en condición de visitante, donde hilvanó una muy mala racha a lo largo del campeonato. Es que, así como en la previa de River se dijo que el gran objetivo era no perder el invicto en casa, nada menos que ante el flamante campeón, ahora el análisis es inversamente proporcional, en medio de una campaña fuera de Arroyito que deja bastante que desear, con 12 partidos jugados, de los cuales el equipo de Miguel Angel Russo sólo pudo ganar uno (empató 6 y perdió 5). Lo hará en medio de un escenario no del todo favorable por las bajas de Jaminton Campaz e Ignacio Malcorra, pero, en contrapartida, esa mejora la buscará ya habiéndose asegurado terminar este primer semestre entre los clasificados a al menos a la Copa Sudamericana 2024, aunque casi seguro no podrá alcanzar el puesto de la Copa Libertadores.
Es la última posibilidad que tiene Central de meterle un cachito de decoro a esta campaña de visitante que sin dudas estuvo lejísimo de las pretensiones de cuerpo técnico y jugadores. Es que ninguno de ellos imaginó lo que a Central le iba a costar hacerse fuerte fuera de su reducto. Y una victoria ante Belgrano no le cambiará el trazo a lo que fue esta labor como visitante, pero sí le servirá para modificar ciertas sensaciones y ni hablar de la importancia que tendría en lo numérico, pensando en igualar en puntos (no así en diferencia de gol) la línea de Defensa y Justicia, último clasificado hoy a la Libertadores.
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Central no la pasó bien cuando tuvo que salir de Arroyito. Ante San Lorenzo fue uno de los tantos partidos que perdió.
Marcelo Bustamante / La Capital
A esta altura Central ya ni siquiera puede confiarse de en qué condiciones llega el rival o qué tan fuerte es en su cancha. Su realidad va mucho más allá de los datos del momento, que sirven por supuesto, pero que en este torneo nunca parecieron decisivos. Por eso, esas dos derrotas consecutivas (Barracas Central y San Lorenzo, y 5 sin ganar, con 4 caídas) que Belgrano arrastra como local no es algo de lo que el equipo de Russo pueda agarrarse para ilusionarse.
Justamente esa falta de consistencia como visitante fue lo que le impidió a Central realizar una mejor campaña. El aporte hasta aquí fue de apenas un 25 por ciento de eficacia. Un número muy bien contrarrestado por la enorme cosecha de puntos como local.
A Russo se lo escuchó muchas veces durante el torneo decir que “la idea es que el equipo juegue de la misma manera, de local y visitante”, pero ese deseo casi nunca encontró correlato. Lo más cerca que estuvo fue después de una seguidilla de tres partidos (Huracán, Newell’s y Atlético Tucumán) sin derrotas fuera del Gigante, momento en que su discurso viró un poquito hacia el conformismo. Allí la frase que más se escuchaba era: “No estamos consolidando, empezamos a ser un equipo que se muestra competitivo de visitante”.
No caben dudas de que el equipo fue buscando las forma y en eso el propio Russo se puso a la vanguardia, con el cambio de esquema a la hora de jugar fuera de Rosario, que se mantuvo durante un tiempo, pero que después fue perdiendo consistencia.
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El equipo canalla encontró en el Gigante el gran sostén de la campaña. Viene de igualar 3 a 3 frente a River.
Héctor Rio / La Capital
Pero todo eso fue una búsqueda que no entregó los resultados buscados. La excepción fue aquella noche en Parque Patricios en la que el equipo jugó sin dudas su mejor partido como visitante y venció claramente a Huracán por 2 a 0. Antes y después de eso todo fue más penurias que alegrías, aunque dejó una buena imagen en la última salida ante Racing.
Después de una gran campaña de local, el objetivo fue que el campeón River no le rompiera ese invicto de 13 partidos y ahora sucede algo similar, aunque con objetivos distintos. Ahora el foco está puesto en este último partido afuera para de alguna forma maquillar lo poco que se hizo en ese terreno. Claro, será no sólo maquillaje, porque los puntos le servirán un montón al canalla, pero amén de ese empuje de los números, la visita al pirata será la última chance para levantar un poquito la cabeza en condición de visitante.