En medio de una previa especial, de cara a un partido que olía a impostergable, un resultado que más que empuje o revitalización metió un freno. El Central que se preparó para pulsear con un rival directo se metió en un embrollo discursivo, con medidas de fuerza de parte de plantel incluidas y un enrarecimiento del panorama, propio de un equipo o un club al que le gusta complicarse la vida a sí mismo más de lo que se la pueden ensuciar los contrarios. A partir de allí, y con el problema zanjado a medias (depende de qué cristal se utilice para el análisis), la pelota se echó a rodar y allí el canalla armó una propuesta osada, como para realizar un fuerte depósito a futuro y por propios desmanejos, Patronato le terminó imponiendo un corralito, del que el equipo de Cocca quedó preso, sin poder crecer.
Durante y después del partido a nadie se le cruzó por la cabeza recostarse en la tensa situación de la previa como de
sencadenante de algo que generara algún problema, atadura o dispersión. Es que el primer tiempo de Central fue de lo mejor que mostró en el torneo. Pero más allá de los pormenores futbolísticos específicos, la imagen que dejó el canalla es que en las condiciones en la que está no puede darse el lujo de atentar contra su propia vida. Puede darse por aludida una dirigencia que se atrasó una semana en el pago. Puede atribuirse alguna responsabilidad un plantel al que no le tembló el pulso a la hora de tomar una medida de fuerza porque la cuenta de uno de ellos no había impactado la acreditación del depósito.
Con esa saga de encuentros y desencuentros, Central se aprestaba a encarar 90 minutos de fútbol en los que no podía permitirse entregar la mínima ventaja. Finalmente las dio, aunque con la pelota al pie.
Por lo demás, nada pareció hacer mella en las intenciones y las ansias de sumar de a tres. Es que después de un retoque en medio de la medida de fuerza adoptada (ver aparte), el grupo llegó al Gigante de Arroyito como para cualquier otro partido. En micro y en medio de un clima con cero hostilidad. El mismo clima que se vivió incluso cuando los futbolistas salieron al campo de juego a realizar la entrada en calor, donde todo fue muestras de apoyo y cero reclamos. Por ese entonces, desde la dirigencia se mantenían en la postura de que los depósitos correspondientes habían sido realizados, que estaba absolutamente todo en orden, pero sin darle demasiada publicidad al malestar que generó la decisión adoptada por los futbolistas. La tensa calma sólo se transitaba de esa manera para no echar más leña al fuego frente a un desafío deportivo que se las traía.
Pero lo dicho, Central fue por una inversión fuerte, con todo el capital futbolístico que tenía para lograr que la ganancia fuera mayor. Patronato no lo dejó.
Por eso la sensación de que el resultado le sirvió poco y nada al equipo de Diego Cocca. Es que ante situaciones de este tipo muchas cosas se evalúan de una forma u otra de acuerdo al resultado. Cabría la referencia, conformista si se quiere, de que el equipo jugó sin dudas el mejor primer tiempo en lo que va del torneo, pero introducir a ese análisis la retirada con la cabeza gacha y una enorme cuota de bronca, lógicamente se torna necesario.
Hoy Central es su fútbol, su entorno, sus estados de ánimo. Todo eso y un poco más. Es que está inmerso en una situación en la que un pequeño contratiempo le puede significar un tremendo dolor de cabeza. Antes del partido las cosas se hicieron como para que la temperatura creciera sin siquiera que el equipo salte a la cancha. Porque los llamados telefónicos, los mensajes, las sugerencias y los pedidos de un lado y del otro estuvieron por encima de cualquier idea futbolística. Por eso la cosa podía disparar para cualquier lado. Sin embargo no hubo indicios de que alguno de esos comportamientos tuvieran secuelas.
Ello no implica el aprendizaje que haya dejado una situación que posiblemente mañana quede zanjada por completo. Porque por más esfuerzo que haya hecho la dirigencia y por más buena voluntad y paciencia que le hayan puesto los jugadores al tema, el tránsito por esta senda puede ocasionar serios inconvenientes.
Después de esa previa caliente e impropia para la situación que se vive, el equipo intentó hacer lo suyo. Pareció que había ahorrado demasiado durante un largo tiempo, que había juntado centavo por centavo para depositar todo lo que tenía en un partido clave. Para ese primer tiempo tomó medidas que le posibilitaban una ganancia s la que le cabía el rótulo de invalorable. Después, cuando tenía todo a favor no se dio cuenta que a la inversión le hacía falta un plus. La plata puede ir o venir, pero los puntos no. Y Central no pudo crecer por el corralito que le impuso Patronato.
Charla técnica en Arroyo Seco y viaje en micro
En la mañana de ayer el plantel canalla decidió rever en parte la medida de fuerza de no concentrar que había tomado. Después de algunos llamados telefónicos entre los directivos y algunos referentes del grupo (también alguien de la dirigencia tomó contacto con Agremiados), lo que se decidió fue reunirse a las 14 en Arroyo Seco, para que Cocca pudiera dar allí la charla técnica. Eso hizo que los futbolistas llegaran todos en micro, sin la necesidad de presentarse en sus autos particulares, entre otras razones porque ello hubiera obligado a un operativo de mayor magnitud, del que nadie podía entregar todas las garantías.