Carlos Tevez se equivoca en el planteo y nada tiene que ver lo futbolístico en esta historia, sino en su intención de lograr que oficialismo y oposición se junten para consensuar el próximo mercado de pases. Podría pasar, pero por estos días suena a utopía. Hoy en Central se busca una previsibilidad que va mucho más allá que las pretensiones del entrenador. Y es lógico que el Apache pose su mirada haciendo foco en el futuro, pero el presente también cuenta. Para eso fue contratado, para acomodar el equipo en este torneo, cosa que hasta aquí logró a cuentagotas.
Hay un proceso eleccionario abierto en el que las dudas le vienen ganando por goleada a las certezas, donde además de una supuesta puja sobre cuándo deben realizarse los comicios está la intervención del estado provincial. Difícilmente la maraña que se tejió en torno a estas elecciones sea resuelta por el pedido de un entrenador. Si fuera así de sencillo, los dictámenes de la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ), el pedido de revocatoria de parte de la comisión directiva y todas las presentaciones que realizó la oposición serían un mero cotillón de cumpleaños.
Lo que Tevez tiene que lograr es que el equipo mejore, se afiance y, en la medida de lo posible, crezca, pero ahora, en este torneo. Ese es su cometido. Después, la lógica de la programación a futuro es algo a lo que podrá abrazarse no sólo Tevez, sino todo Central. Porque Central también lo necesita.
Hoy hay un club que funciona, con aciertos y errores, pero que funciona. Es la actual gestión la encargada de trabajar sobre todos esos contratos que llegan a su fin en diciembre y si el Apache pretende contar con algunos jugadores a los que se les vence el vínculo tiene con quién charlarlo.
Y lo mismo ocurre con el próximo mercado de pases. Porque hasta el día de las elecciones habrá un Central en funcionamiento y desde el mismo momento en que termine el torneo habrá interlocutores válidos con los que hablar para el armado del próximo plantel.
No le cambia en nada el armado del equipo para Racing, ni para Unión, ni para Defensa y Justicia, ni para Atlético Tucumán, ni para River, ni para Colón que las elecciones sean en octubre, noviembre o diciembre.
Después del 18 de diciembre las charlas seguirán con parte de esos mismos interlocutores, en caso de que el oficialismo resulte ganador, o habrá una oposición (ya oficialismo) que deberá atender a los pedidos del entrenador y trabajar sobre las bases que ya se hayan echado. Y ahí sí, si Tevez considera que el escenario no el ideal para continuar tendrá todo el derecho del mundo de decir “hasta acá llegué”.
Tevez tiene toda la razón del mundo cuando considera que las elecciones debieran ser lo antes posible y tampoco es que descubrió la pólvora diciendo eso porque es lo que piensan todo en Central. Pero la previsibilidad que pregona Tevez tiene el peso de una pluma en relación a la previsibilidad y las certezas que necesita Central como institución.