Aunque la posibilidad de una IA liderando un partido político pueda parecer imposible desde el punto de vista ético, político y jurídico, existes cuestiones que deberemos abordar antes de que esta idea pueda ser considerada como una opción viable.
Aunque la posibilidad de una IA liderando un partido político pueda parecer imposible desde el punto de vista ético, político y jurídico, existes cuestiones que deberemos abordar antes de que esta idea pueda ser considerada como una opción viable.
El Partido Sintético, en Dinamarca, cuyo representante y líder es un Chatbot, artificialmente inteligente, llamado “Leader Lars”, mediante políticas derivadas de la IA, busca ser la voz de los ciudadanos que no se sienten representados por los partidos políticos tradicionales e impulsa un escaño en el parlamento danés.
El objetivo de este partido es atraer a los ciudadanos que normalmente se abstienen de votar y poner la tecnología en el centro del debate político. El creador del partido, Asker Staunaes, asegura que la inteligencia artificial tiene como objetivo dar voz a los partidos minoritarios y elaborar un programa electoral que atraiga a personas que no se han sentido atraídas por los programas de los partidos actuales. El Partido Sintético tiene como meta formar parte del parlamento danés mediante una IA que no roba, ni conspira, ni recibe sobornos y es inmune a las presiones. Su Leader Lars busca crear conciencia sobre el papel de la IA en nuestra vida y su posible intervención en temas políticos cotidianos, por otro lado, es capaz de ofrecer propuestas y argumentar en base a la situación actual para convencer a los votantes, en tanto ya ha planteado una renta básica equivalente a 13.700 dólares al mes para los ciudadanos, previo estudio de factibilidad para obtención de estos recursos.
Dada la creciente complejidad de nuestras sociedades y las dificultades que presentan las instituciones políticas para abordar las nuevas problemáticas contemporáneas, se generan importantes síntomas de frustración en la ciudadanía, con altos niveles de desconfianza en el sistema democrático y en la política en general. Surge entonces la inevitable pregunta, ¿Una inteligencia artificial puede dirigir un país? La idea de una inteligencia artificial neutra y con información perfecta, genera la falsa ilusión de la resolución tecnológica de todos los conflictos. Sin embargo, estamos de hecho, en buena medida, gobernados algorítmicamente. Cuestiones como la regulación del tráfico, la concesión de un crédito, la medición de los impactos y muchas medidas administrativas están mediadas por algoritmos.
Frente a estas cuestiones es importante tener en cuenta, en primer lugar, que nuestra legislación actual no permitiría en principio, que una IA ocupe un cargo político o tenga la capacidad de tomar decisiones importantes sin supervisión humana, cabe aclarar que, en el Partido Sintético referenciado, los representantes a ocupar cargos legislativos serán humanos, pero llevarán las propuestas de su Leader Lars. Es necesario por lo tanto tener una abordaje jurídico integral de estas cuestiones. En segundo lugar, para que una IA pueda liderar, se requiere que esté programada con una ética clara y consistente que asegure la toma de decisiones justas y equitativas, evitando sesgos y discriminación. Sin embargo, aunque la IA puede procesar grandes cantidades de datos y realizar análisis complejos, hay cuestiones políticas que requieren consideraciones éticas, morales y juicio humano, que no pueden ser codificadas en un algoritmo.
Por último, es importante destacar que la IA no debe ser vista como una amenaza para la democracia representativa, sino como una herramienta que puede ser utilizada de manera complementaria.
De acuerdo con la profesora Martínez, Si el objetivo de la inteligencia artificial es imitar, copiar o incluso superar las características de la inteligencia humana, el modelo que se utiliza siempre será el modelo humano, y este modelo no es neutral en la toma de decisiones. Por lo tanto, mientras se utilice el modelo humano como base, no será posible lograr una inteligencia artificial neutral, ya que los humanos no lo somos.
En definitiva, la IA tiene un papel importante que desempeñar en la política y la sociedad, pero debemos asegurarnos de que sea utilizada de manera responsable y ética, especialmente en estos contextos políticos y sociales, por tanto, en lugar de delegar en la IA la posibilidad de decidir, debemos trabajar juntos para abordar las problemáticas actuales y complementar el proceso democrático en lugar de sustituirlo. Solo de esta manera podemos aprovechar todo el potencial de la IA sin comprometer los valores fundamentales de nuestra sociedad.
*Abogada, MBA en Gestión de Empresas de Industrias Creativas y Cultura, Especialista en Derecho de Autor, Fintech y Blockchain. Experta en Economía Creativa, en Tasación de Obras de Arte y Pinturas, Gestora Cultural. Becaria del Fondo Nacional de las Artes y de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Cofundadora de CGChain. Secretaria del Instituto de Derecho de la Propiedad Intelectual (Marcas Patentes y Derecho de Autor) Colegio de Abogados de Rosario. Directora del Instituto de Políticas Socioculturales de la Asociación Civil de Estudios Populares (ACEP) partner en Argentina de la Fundación Konrad Adenauer de Alemania (KAS).
Por Mariano D'Arrigo