Al igual que en el relato sagrado, se describen las aguas que se pudren y se vuelven amargas, contaminadas —presentadas como castigo de Dios—, hambrunas, sed, plagas de sangre, batracios verrugosos, insectos voraces que destruyen cultivos, piojos, moscas, ganado infectado (aftosa), salpullidos y ulceras olorosas en la piel, granizo, tinieblas de noches perpetuas, muerte de los primogénitos humanos y toda clase de males que, siglos después de aquella partida liberadora de los hebreos oprimidos por el faraón, por efecto de la intervención de la mano del hombre sobre la naturaleza, ha desquiciado el clima planetario, conocido como cambio climático inducido por el hombre (Ccih), según caracterización citada por el profesor Juan Pablo González Cortés (Acuerdo de París sobre cambio climático e instrumentos conexos ¿pueden quitarnos la venda de los ojos?), en cuyas revelaciones —entre otras, el cambio climático— traerá como consecuencia el éxodo de pueblos enteros huyendo desesperados de los estragos mortales del apocalipsis del clima.
No es un relato de ficciones religiosas sobre inclementes castigos celestiales. Por el contrario, son revelaciones que se desprenden de exhaustivas investigaciones que, como dice el profesor Juan Pablo —abogado investigador en Derecho Ambiental de la Universidad del Rosario— citando el más reciente informe del Monitor de Vulnerabilidad Climática, "se estima que, de continuar los patrones actuales de utilización de energías intensivas en carbono junto al Ccih, se generarían 6 millones de muertes anuales hasta el año 2030. El sistema energético actual intensivo en carbono, al igual que sus actividades conexas, causan alrededor de 4,5 millones de muertes anuales, que se encuentran vinculadas a la contaminación del aire, las ocupaciones peligrosas y el cáncer", y remata el aparte del informe con la apocalíptica profecía según la cual, "se espera que el cambio climático, junto con la economía dependiente de los combustibles fósiles, desde el final del informe en 2012 hasta el final de la próxima década, produzca 100 millones de muertes". Una cifra aterradora que, según el texto del profesor González, "implica que el calentamiento climático inducido por el hombre, junto al sistema energético actual intensivo en carbono, acabará con la vida equivalente al doble de la población total de Colombia para finales de la próxima década".
Así, pues, los anuncios proféticos de las fatalidades del clima dicen que morirá media humanidad. El texto del profesor rosarista cita a la autoridad meteorológica mundial (OMM) para advertirnos sobre las inclemencias del aumento de temperatura terráquea, poniendo de presente que "la primera década del siglo XXI (2000-2009) fue la década más cálida de la que se tiene conocimiento, con un incremento notable también de las concentraciones atmosféricas de CO2". Además, agrega que "una investigación del Instituto Max Planck ha dicho que este calentamiento global podría volver inhabitable varias zonas del Oriente Medio y del norte de África en donde viven alrededor de 500 millones de personas. Esto implicaría un aumento ostensible de individuos por este fenómeno". El aumento de la temperatura traerá los deshielos polares y glaciares que, a su vez, producen elevamiento de los niveles del mar y, por consiguiente, éxodos humanos y animales asentados en tierras costera. ¿Estamos preparados?