Lo que debería haber sido un discurso de reconocimiento de logros cosechados por "el mejor equipo de los últimos 50 años", se convirtió, casi, en una batería repleta de pirotecnia contra la oposición. Es que no hay nada para mostrar si se dan vuelta los bolsillos.
Los tres años de desaciertos económicos llevaron a Mauricio Macri a pronunciar su último discurso de la primera gestión (tiene chances de ser reelecto) contradiciendo su histórica modorra dialéctica. De aquellos polvos a estos lodos. No faltará el kirchnerista que se mofe del jefe del Estado, diciendo que su tono fue "crispado", como "crispadas" eran las salidas en cadena de Cristina Kirchner.
"Si de economía no tienes nada que decir, porque lo que se hizo fue de mal en peor, habla de política, estruja la grieta, dale de comer al monstruo de la polarización", le debe haber dicho el inconsciente _o Durán Barba_ al presidente. Y eso hizo Macri. Le habló a su núcleo duro de votantes, a los que lo van a respaldar pese a las promesas incumplidas de reducción de la pobreza, extinción de Ganancias, combate exitoso contra la inflación. Entre otras.
Y le habló a los gritos, como para que no exista una interpretación moderada, módica, repleta de sentido común. Le habló a los gritos, a los propios y a los kirchneristas. No sea cosa que en el medio se interponga un Roberto Lavagna, o cosa por el estilo.
Macri hizo uso de su ultimo discurso el inicio de la campaña electoral. A la hora de hablar _poco y nada_ de economía, el presidente pareció convertirse en Carlos Menem, el que decía, cuando nada se hacía de forma correcta: "Estamos mal, pero vamos bien".
El lanzamiento de campaña de Macri se produce en su peor momento. Cuando los radicales parecen animarse a hablarle de tú a tú, cuando adentro mismo de Cambiemos se animan a murmurar que será peor candidato que María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Ya se le han ido, para no volver, los votantes blandos. Los que en la primera vuelta de 2015 eligieron otros destinos y que, en el ballottage, optaron por la boleta de Macri. Ahora es momento de parar la sangría. Después se verá. Nadie debería subestimar el antiperonismo creciente en buena parte de la sociedad. La mejor y única carta que tiene el ex presidente de Boca Juniors.
Al fin, el discurso de Macri contrarió los usos y costumbres que, hasta aquí, recomendaba Jaime Durán Barba. Fue extenso y durísimo contra la oposición, con un único objetivo: alimentar la grieta.