Una integrante de la agrupación de vecinos en lucha por la salud y el ambiente de María Juana denunció que recibió llamadas telefónicas en la que amenazaron con matar a sus hijos si no cesaban en su lucha por procurar un ambiente más saludable para esa localidad. El suceso ocurrió en el marco de una tensa disputa que gran parte de la población sostiene contra las firmas acopiadoras de cereales con plantas dentro del ejido urbano.
El teléfono fijo de Rosalía Ramonda sonó minutos después de las 10.30 del miércoles. Cuando atendió, un hombre que dijo llamar desde Tucumán se identificó como Francis Ale y preguntó por su marido, y al responderle que estaba trabajando, el sujeto dijo: "Ya sé, trabaja en San Jorge. Quiero hablar con vos para que le digas que deje de romper las bolas, que quedará mucha gente sin trabajo. Ustedes tienen dos hijos viviendo en Córdoba y si no dejan de romper las pelotas se los vamos a hacer cagar. Que deje las cosas como están porque si yo muevo algo en Córdoba tus hijos son boleta".
La mujer también contó en la denuncia, asentada en la comisaría local, que el hombre dijo pertenecer al clan Ale, señalado como una asociación ilícita que operaba en el norte argentino y que fue relacionada a la desaparición de Marita Verón ocurrida en 2002.
Ramonda le preguntó a su interlocutor si trabajaba en Agricultores Federados Argentinos (AFA), a lo que respondió: "No mamita, yo no trabajo, yo soy mafia, tengo muchos camioneros de allá que me cuentan todo. Así que no jodan con el trabajo. Así que deja de ir a sacar fotos porque tus hijos la pasarán mal. Sé todo, uno estudia, el otro ya se recibió y viven los dos en Córdoba", le advirtió.
En el teléfono de Ramonda quedó registrado el número desde donde se emitió la llamada. Lo buscó en internet y lo ubicó en la guía telefónica de Frías, Santiago del Estero.
Ramonda dijo que indagó acerca de la fuente laboral del sujeto porque relacionó la amenaza con una tensa reunión ocurrida la semana anterior de entre representantes de AFA, camioneros y vecinos preocupados por la contaminación que implica la planta de acopio y el acarreo de granos. La mujer también tomó fotografías del tránsito de camiones desde y hacia las plantas de cereal para graficar de qué forma la contaminación afecta a los vecinos y también de la planta que AFA posee en el sector noreste de la localidad.
Un segundo llamado, realizado ayer, sorprendió a Ramonda. Esta vez, otro hombre le reiteró las amenazas. El sujeto se dijo conocedor de la anterior llamada y refirió que fue contratado para ese fin. Le ordenó a Ramonda que publique en la página de María Juana Sustentable de Facebook la leyenda "«no vamos a molestar más a la gente de María Juana». Así terminaremos y cobraremos por nuestro trabajo", le dijo.
Calidad de vida. Ramonda, quien junto a su marido, Horacio Brignone, integra una agrupación de vecinos que desde hace varios años brega por mejorar la calidad de vida de los mariajuanenses, atribuyó lo ocurrido a la tensión que genera reclamar el derecho "a la salud y a un ambiente sano".
Si bien esa demanda hacia las autoridades fue abordada hace varios años, todo recrudeció con el incremento de acarreo y acopio de granos en la medida en que aumentó la producción agroindustrial en la región.
A ello se sumó la muerte del empleado de AFA, Roberto Poli, en octubre de 2015. El obrero destapó un envase de fosfuro de aluminio —un químico utilizado para controlar insectos en granos almacenados—, que liberó gas, lo intoxicó y apagó su vida tras 23 días de agonía.
También cayó como un balde de agua fría la decisión del presidente comunal de suspender, en febrero de este año, la ordenanza emblema que, a instancia de los vecinos, habían logrado sancionar en 2012 y que estipulaba la prohibición total de aplicar agroquímicos con aviones en todo el distrito.
El principio de un programa de solución llegó con los resultados de un campamento sanitario realizado por la Facultad de Medicina de la UNR que sirvió como herramienta para otorgar real dimensión del problema: en la comunidad los índices de cáncer superan por más del doble la media del resto del país.
Ante ello, los vecinos propusieron esta semana que se desista de utilizar agroquímicos en los silos de almacenaje y que se planifique una relocalización paulatina de las plantas de acopio.
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