Las elecciones a diputados nacionales del domingo en Santa Fe arrojaron un resultado contundente y con pocas lecturas grises: la provincia se sumó a la ola nacional que posicionó a La Libertad Avanza (LLA) como la fuerza más votada, reconfigurando por completo el mapa político y marcando una tendencia que el peronismo (agrupado en Fuerza Patria) y el oficialismo provincial (nucleado en Provincias Unidas) deberán analizar a fondo.
El dato más significativo es el triunfo de LLA, que obtuvo alrededor del 47,35% de los votos en la categoría de diputados nacionales, duplicando la performance de la segunda fuerza y consolidándose en distritos clave como Rosario (con un 38,89%) y la capital (con un 42,18%).
Este resultado no sólo ratifica el fenómeno a nivel nacional, sino que en Santa Fe representa un “voto bronca” y un profundo giro del electorado que hasta hace poco se repartía entre las grandes estructuras tradicionales. La Libertad Avanza logró capitalizar el descontento, especialmente entre el electorado más joven y urbano, superando ampliamente lo que se había proyectado en las Paso.
Fuerza Patria (el peronismo), que venía de una elección presidencial hace dos años que le había permitido mejorar su caudal, quedó relegada al segundo lugar con cerca del 28,7% de los sufragios, marcando un claro retroceso en relación a sus expectativas y el resultado a nivel país de la coalición que representaba.
Por su parte, el espacio del gobernador, Provincias Unidas (que nuclea al radicalismo y al espacio politico que lidera Pablo Javkin, y que ganó la gobernación en las elecciones provinciales hace poco tiempo), se ubicó en un distante tercer lugar con aproximadamente el 18,32% de los votos. Si bien es una fuerza que ha dominado la provincia en gestiones anteriores, este porcentaje en una elección nacional con la figura del gobernador electo en la boleta plantea un interrogante sobre su capacidad de traccionar votos más allá de las categorías provinciales o de retener a su electorado ante la polarización.
Análisis y perspectiva
Voto castigo y fenómeno nacional: el resultado santafesino se inscribe en el marco de un fuerte voto castigo a la dirigencia tradicional. La victoria de LLA no se explica tanto por un aparato territorial sino por la identificación de una porción significativa del electorado con un discurso rupturista y antisistema.
El músculo territorial no alcanzó: las estructuras políticas más consolidadas, como el peronismo y el frente provincial, demostraron que su músculo militante y territorial fue insuficiente para contener la fuga de votos hacia la opción libertaria.
La izquierda consolidada: El Frente de Izquierda y de los Trabajadores - Unidad logró, una vez más, una elección que, si bien minoritaria, consolida su caudal electoral en la provincia, siendo una voz con representación en el Congreso. En definitiva, la elección de diputados nacionales en Santa Fe ha sido un sismo político. El desafío para las fuerzas tradicionales es ahora doble: deberán coexistir y negociar con un nuevo e importante bloque de legisladores nacionales de La Libertas Avanza y, al mismo tiempo, repensar sus estrategias para reconectar con un electorado que ha demostrado estar dispuesto a romper con la historia para expresar su descontento en las urnas.
La política santafesina, como la nacional, no será la misma después de esta elección.