La chimenea de ladrillos que durante muchos años fue un emblema de la ciudad de Sastre por su fábrica de golosinas y galletitas ya hace muchos años que se desmanteló, pero durante más de dos décadas las ruinas del edificio de la ex Sasort (Sastre-Ortiz), fueron mudos testigos del abandono y hasta de la tragedia.
Finalmente y luego de un extenso proceso, la Justicia permitió a la Municipalidad el ingreso al predio para proceder a la demolición de las ruinosas instalaciones y la limpieza del lugar, tras muchos años de pedidos por parte de los vecinos del barrio.
Toda una manzana ocupa el predio de la ex fábrica que durante el final de su etapa productiva —entre 1991 y 1994— se llamó "Sastre golosinas" y donde su último dueño fue muerto a balazos por un sicario en el año 1993.
Este asesinato es un crimen que permanece impune y sin haberse esclarecido hasta el presente.
Unos meses después cerró para siempre y la empresa, que inició sus actividades en la década del 40.
La firma era un emblema de Sastre y en su planta de empleados y socios estuvieron quienes luego serían los fundadores de Arcor, pero tras el cierre las instalaciones permanecieron por años sumergidas en el abandono, los saqueos y el olvido.
La estructura edilicia estaba en el sector noroeste de la ciudad, en un terreno privado, donde la suciedad y el abandono atraían toda clase de alimañas y significaba un gran peligro para todo el vecindario, incluso los niños del barrio, que se atrevieran a adentrarse en ella.
Tan es así, que hace unos años, durante un verano, murió ahogado un adolescente que se sumergió junto a unos amigos en una cava inundada que existía en el predio de la fábrica abandonada.
De acuerdo a lo informado recientemente por el municipio, "luego de la presentación de un informe confeccionado por un ingeniero civil, la Justicia autorizó al Ejecutivo a llevar adelante los trabajos" de limpieza que comenzaron el viernes de la semana pasada. En 2015, se promulgó la ley provincial Nº 13.293 que declaró de interés general y dispuso la expropiación del inmueble.
La chimenea de ladrillos que durante muchos años fue un emblema de la ciudad de Sastre por su fábrica de golosinas y galletitas ya hace muchos años que se desmanteló, pero durante más de dos décadas las ruinas del edificio de la ex Sasort (Sastre-Ortiz), fueron mudos testigos del abandono y hasta de la tragedia.
Finalmente y luego de un extenso proceso, la Justicia permitió a la Municipalidad el ingreso al predio para proceder a la demolición de las ruinosas instalaciones y la limpieza del lugar, tras muchos años de pedidos por parte de los vecinos del barrio.
Toda una manzana ocupa el predio de la ex fábrica que durante el final de su etapa productiva —entre 1991 y 1994— se llamó "Sastre golosinas" y donde su último dueño fue muerto a balazos por un sicario en el año 1993.
Este asesinato es un crimen que permanece impune y sin haberse esclarecido hasta el presente.
Unos meses después cerró para siempre y la empresa, que inició sus actividades en la década del 40.
La firma era un emblema de Sastre y en su planta de empleados y socios estuvieron quienes luego serían los fundadores de Arcor, pero tras el cierre las instalaciones permanecieron por años sumergidas en el abandono, los saqueos y el olvido.
La estructura edilicia estaba en el sector noroeste de la ciudad, en un terreno privado, donde la suciedad y el abandono atraían toda clase de alimañas y significaba un gran peligro para todo el vecindario, incluso los niños del barrio, que se atrevieran a adentrarse en ella.
Tan es así, que hace unos años, durante un verano, murió ahogado un adolescente que se sumergió junto a unos amigos en una cava inundada que existía en el predio de la fábrica abandonada.
De acuerdo a lo informado recientemente por el municipio, "luego de la presentación de un informe confeccionado por un ingeniero civil, la Justicia autorizó al Ejecutivo a llevar adelante los trabajos" de limpieza que comenzaron el viernes de la semana pasada. En 2015, se promulgó la ley provincial Nº 13.293 que declaró de interés general y dispuso la expropiación del inmueble.
La historia
A mediados de la década del 40, los dueños de Sasort se asociaron con Amos Pagani, un inmigrante italiano que utilizaba en su empresa una máquina para la envoltura de caramelos.
Pagani junto a sus hijos se incorporaron a Sasort como socios, aportando su máquina y el capital de su depósito en Córdoba.
En Sastre, los Pagani conocieron también un grupo de jóvenes —Mario Seveso, Enrique Brizio y Modesto Tito Maranzana— quienes habían sido contratados por Sasort. Estos tres habían trabajado previamente para la firma cordobesa Boero y Sebaste, de la localidad de las Varillas, que por aquel entonces era la mayor fábrica de golosinas del interior del país. Seveso era mecánico, y Brizio y Maranzana viajantes. A los pocos años todos ellos se asociaron con Fulvio Salvador Pagani para fundar Arcor.