¿Qué ocurriría si los niños fueran a la escuela a experimentar, en lugar de solamente escuchar? ¿Cómo podrían relacionarse el arte con las ciencias, las matemáticas y las áreas de humanidades? ¿Son suficientes las asignaturas que se enseñan? ¿Están los niñ@s bien preparados para insertarse en la educación superior o en un ecosistema laboral?
En Rosario, Lorena y Liliana de la Calle, dirigen el centro educativo Eureka, donde desarrollan el método de enseñanza de su autoría, con el que buscan arrojar algo de luz sobre estos interrogantes. “Científicamente está comprobado que la disposición a prestar atención, concentrarse y aprender disminuye ampliamente cuando los estudiantes están estresados, en entornos rígidos o con largas jornadas de quietud dentro de un salón”, afirman.
El método educativo Eureka hace base en el aprendizaje experiencial. “Es una forma de aprender interrelacionando la experiencia con la teoría simultáneamente”, explican. Tras diez años de trabajar bajo esta metodología, cuentan con una escuela primaria Oroño 34 y un jardín maternal y primer ciclo de nivel inicial en Oroño 82. Ambos cuentan con un diseño y equipamiento especialmente pensado específicamente para conectar a los niños con el aprendizaje.
Más materias, más valores
El método cuenta con doce áreas de aprendizaje desde el nivel inicial, haciendo base en contenidos más amplificadores de la currícula tradicional. “Incorporamos las habilidades del siglo XXI y valores de convivencia que entendemos necesarios para una educación integral”, afirman sus creadoras.
Áreas que en el sistema tradicional funcionan como materias especiales o talleres extracurriculares, en “Eureka” tienen el mismo nivel de importancia. Todas cuentan con la misma carga horaria semanal e igual compromiso académico. Por ejemplo, para Eureka la música es tan importantes como las matemáticas.
“En el método Eureka, las asignaturas se agrupan dentro de lo que llamamos mundos. Tenemos el mundo lógico lúdico, el mundo natural, el mundo artístico y el personal social”, explica Liliana. En el primero de estos, se encuentran matemática, robótica y construcción/tecnología; el segundo abarca el área de ciencias, con laboratorio, ciencias naturales, huerta y cocina. El tercero, lengua, literatura, música, danza y teatro. Por último, ciencias sociales, formación ética, autoconocimiento y yoga, forman el cuarto mundo. Los idiomas intensivos se pueden aprender en horarios extracurriculares.
Mucho más que un salón de clases
Cada una de las doce áreas se trabajan en diferentes salones. Los estudiantes tienen el desafío de desarrollar desde muy pequeños la capacidad de adaptación a diferentes espacios y escenarios. Además, entrenar la habilidad de hallar seguridad en diferentes contextos. “Esta estructura de rotar de salones implica rotar de maestros también. La dinámica tiene más similitud con el sistema de la universidad, sumando aquí que los salones están preparados y equipados para el desarrollo pleno de cada materia”, explica Lorena.
Estos salones temáticos o espacios de taller, como se llaman en Eureka, han sido diseñados exclusivamente para la escuela rosarina por la reconocida holandesa Rosan Bosch quién hace semanas estuvo disertando en Universidad Harvard, sobre la importancia de transformar los salones tradicionales en paisajes de aprendizaje reales.
Aprender haciendo
Cada materia se desarrolla en el marco de taller, cada contenido está interrelacionado por proyectos que contribuyen a integrar y ensamblar esos contenidos desde diferentes áreas. Según describieron, los alumnos de Eureka aprenden mientras trabajan en forma colaborativa sobre distintos proyectos prácticos, en los que aplican conceptos teóricos. Esto, de acuerdo con su explicación, no solo les permite asimilar mejor el conocimiento, sino “desarrollar la atención, la capacidad creativa y el trabajo en equipo”. Además, agregó Lorena: “Todos los proyectos tienen que ver con una contribución. Tienen que ser buenos para ellos, para Eureka y para la ciudad. Trabajamos contenido, habilidades y valores”.
El fin de los exámenes
La forma de evaluar, a diferencia de la educación tradicional, es cualitativa y basada en el proceso y los resultados. “En la realidad, la vida nos pone a prueba y no nos anticipa la fecha; lo mismo ocurre con los exámenes en Eureka”, afirmaron. Sin fechas programadas, las “pruebas” tienen lugar en cualquier momento y los alumnos deben estar preparados para responder, resolver y demostrar su aprendizaje. “En este método el docente evalúa y le da feedback a los niños y, al mismo tiempo, son ellos quienes realizan su autoevaluación”, explicaron.
Se evalúan contenidos, habilidades y valores interpersonales. Si bien este sistema puede ser exigente para alumnos y docentes, “asegura alto nivel y rendimiento académico, también se evalúan así como un estímulo para estar alcanzando nuevos niveles de aprendizaje.
Una nueva era
“Sabemos y es claro que mucho de la educación tradicional está desactualizada en relación a las necesidades de aprendizaje actuales”. Entre otras, las estadísticas de las Pruebas Aprender muestran que este año, con la participación del 93 % de los estudiantes, matemática fue la asignatura más compleja a resolver durante el examen; el 63% de los alumnos tuvo severas dificultades para desarrollar normalmente las consignas de la misma, entre tantas otras estadísticas y mediciones que alarman, es necesario convertirnos en familias y educadores conscientes de ello y trabajar para generar un cambio real en las condiciones de enseñanza.
“Cuando los alumnos están motivados, curiosos e interesados en lo que se está trabajando, aumenta considerablemente la capacidad de concentración, aprendizaje y estudio, al mismo tiempo disminuye las situaciones de conflictividad y tensión. Desde allí parte la metodología Eureka, sembrando y acompañando la trasformación educativa nacional e internacionalmente”, concluyeron las rosarinas.
EUREKA // Por Emmanuel Paz Fotografías: Pablo Beretta Diseño del espacio: Rosan Bosch Studio
Más información del Método Educativo Eureka: @educativoeruekarosario