Con el paso de los años casi todo cambia a nivel físico. Así como aparecen las arrugas, las canas, la pérdida de tonicidad muscular en brazos y piernas, la falta de colágeno en el rostro, también se registran "novedades" en la zona vaginal de las mujeres. Esas modificaciones, visibles o no, pueden acarrear distintos problemas. Los más comunes son: pérdida de orina, sequedad y atrofia de los labios mayores y menores, lo que a su vez genera consecuencias funcionales, sexuales y anímicas que no siempre son tenidas en cuenta.
Vulva y vagina, diferencias
Quizá lo primero que haya que precisar es la diferencia entre vulva y vagina, una distinción que no siempre queda tan clara. La vagina es la parte interna de los genitales femeninos. Es decir, el conducto que asciende desde la parte externa hasta el cuello del útero. La vulva es la parte externa, la que rodea la entrada de la vagina e incluye el clítoris, el orificio uretral, los labios mayores y los labios menores.
Pablo Piacentini, médico ginecólogo, encargado de la Unidad de Piso Pelviano y Cirugía Mini-invasiva del Gupo Gamma, integrante del staff del Hospital Roque Sáenz Peña y miembro de la comisión directiva de la Asociación de Obstetricia y Ginecología de Rosario (Asogir), explicó que la reconstrucción vaginal tiene "dos aristas" bien separadas: la estética y la funcional. Por lo tanto el diagnóstico correcto es fundamental para saber qué tratamiento es el adecuado para cada persona.
El ginecólogo comentó que existen actualmente herramientas muy eficaces en ambos campos que pueden dar distintas respuestas. "Hay pacientes que tienen dolor durante las relaciones sexuales, algún tipo de disfunción sexual, falta de lubricación o atrofia de labios menores y mayores por la menopausia o por otras causas que ameritan ser tenidas en cuenta". Sin embargo agregó que: "También hay modas y estereotipos que se imponen, como el que hay que tener genitales que luzcan como en la adolescencia o la juventud: una vulva pequeña, labios menores chiquitos, no tener vello púbico (y esto a todas las edades). Es lo que hoy se impone". Por eso pidió prudencia y consultar con profesionales de confianza para saber exactamente cuál es el camino a seguir porque puede haber "exigencias muy altas".
El láser, la estrella
Para Andrea Casella, especialista en Ginecología y Obstetricia, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Ginecología Estética y Funcional y del Tribunal Evaluador de Especialidad Tocoginecología del Colegio de Médicos, la selección adecuada de la paciente es clave para iniciar un tratamiento. "Hay que llegar al mejor diagnóstico", enfatizó.
Comentó que desde hace seis años trabaja con el láser que habitualmente se usa para rejuvenecimiento facial, al que incluyéndole las piezas adecuadas se lo puede aplicar en ginecología. "Las consultas fueron incrementándose en Rosario", admitió la médica, quien se dedicada hace años a la ginecoestética regenerativa reparadora y funcional.
Anteriormente, mencionó, una mujer de 50 o 60 años tenía un nivel de actividad mucho más limitado en todo sentido. "Hoy vemos a personas de esa edad e incluso más que se preocupan y ocupan de su estado físico en general, que trabajan muchísimo, que tienen actividad social, una vida sexual súper activa, que corren maratones, hacen crossfit, fitness, por ejemplo, y eso llevó a detenerse mucho más en todos los aspectos físicos y también anímicos".
Los tejidos vulvo- vaginales envejecen con la persona, destacó la médica. "Así como hay mujeres que se cuidan la piel, se colocan cremas específicas, se ponen toxina botulínica o ácido hialurónico para mejorar su aspecto facial también se puede mejorar la zona de la vulva y vagina. Ya sea por el paso del tiempo o porque hubo un descenso de peso muy marcado, los partos, a veces se presenta como una vulva envejecida que provoca distintos impactos, físicos y sexuales. El ácido hialurónico también es aplicado para cambiar aspectos y mejorar la calidad de los tejidos de la zona vulvo-vaginal.
Hidratación y elasticidad
La médica detalló que la vagina tiene una determinada longitud, una humedad específica, que son propias del apoyo que brindan las hormonas en edad fértil. "Hay elasticidad, lubricación y mayor sensibilidad de los receptores hormonales en la zona del clítoris. Con la menopausia esas paredes se van atrofiando, se pierde la hidratación y a veces esa piel se lastima, se acartona y es menos elástica, tienen sensación de quemazón, lo que genera dolor durante las relaciones sexuales. También pueden aparecer pequeñas pérdidas de orina. Es lo que llamamos síndrome genitourinario de la menopausia".
El láser, señaló, es una indicación para este tipo de problemas. "Siempre debe ser indicado por recomendación profesional y haciendo, ante todo, la evaluación ginecológica de la paciente para que no haya ocultos otros problemas".
Casella comentó que llegan mujeres al consultorio preocupadas por la estética de su zona genital pero hace tiempo que no se hacen un PAP o un control ginecológico completo. "Ayudamos a la persona a que entienda que primero debe estar saludable y cumplir con los exámenes de rutina, antes de iniciar un tratamiento dirigido a lo estético, que por otro lado no es una cuestión frívola porque en ocasiones tiene implicancias anímicas".
Esas cosas que no agradan
El láser, señaló, puede ser útil para ciertos casos de incontinencia urinaria, atrofia vulvo vaginal, síndrome de relajación o laxitud vaginal." Se aplica un haz de luz especifico que interacciona con los tejidos provocando una respuesta tisular con la consiguiente formación de colágeno y elastina mejorando la estructura de sostén; no actúa sobre los músculos del piso pélvico. Se puede complementar con ejercicios de rehabilitación y terapia kinésica adecuada que actúa sobre la mucosa vaginal y de esa forma mejora el colágeno de la vagina y el suelo pélvico".
Casella dice que estos problemas no sólo se presentan en personas mayores de 45 o 50 años. "Hoy las chicas se depilan por completo y entonces hay una exposición de la zona que antes era cubierta por el vello. Eso hace que adviertan aspectos que les disgustan. Tengo pacientes que se niegan al sexo oral porque no les agrada su vulva y su vagina. Otras que se ponen una malla muy cavada en verano y si tienen labios aumentados o elongados se les nota y no se sienten cómodas", contó. Al tiempo que reconoció que "es preciso asesorarlas bien porque a veces hay problemas que no son tales, es un hilo delicado entre o que sienten y lo que se puede mejorar".
Otros caminos posibles
Para Pablo Piacentini el láser es una opción "interesante" que puede resultar eficaz y más cómoda porque requiere de tres aplicaciones y algunos ajustes a lo largo del tiempo, pero no está exento de alguna complicación si no es correctamente aplicado.Por eso "hay que tener en cuenta todo el abanico de tratamientos efectivos. Los estrógenos locales, en cremas o en óvulos, que deben colocarse diariamente durante 8 semanas tienen una muy buena eficacia para esos mismos problemas", mencionó, al tiempo que reconoció que "es cierto que no todas las mujeres están dispuestas a cumplir estrictamente con el tratamiento durante dos meses". Respecto del láser señaló que además hay que tener la posibilidad de pagarlo, ya que casi nunca esas técnicas son reconocidas por las obras sociales o prepagas.
Lo fundamental, remarcó el especialista, es que en lo referido a la sexualidad "hay un montón de esferas y la genitalidad es una, y quizá una de las menos importantes, aunque sin dudas no es sencillo estar al margen porque está atravesada por cuestiones sociales, culturales, de la propia historia y patriarcales incluso".
"Hoy se hacen hasta terapias para agrandar el punto G o hay consultas porque las mujeres no alcanzan el tipo de orgasmos que se ve en las películas pornográficas. Sin dudas hay presiones en cuanto a lo estético y hasta a lo funcional (como el orgasmo llamado squirt que sólo le sucede a muy pocas mujeres). Es un tema del que hay que hablar más y darle el valor que debe tener a la consulta médica pero también a la educación sexual".