"¿Saben por qué no quieren que estemos acá? Porque cada vez que pisamos esta vereda, la lucha se la ganamos", asegura el militante del espacio comunitario de La Paz y Esmeralda "La Sexta Resiste", Guillermo Piccolo, quien desafía la fresca mañana otoñal de este miércoles en la puerta de la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo. Remera de mangas cortas y micrófono en mano, avisa que "esta lucha va a ser larga" —de hecho, lleva más de una década de conflicto— y agradece a cada familia del barrio lindero a la Siberia por su esfuerzo y resistencia para seguir viviendo en el lugar que cree que a cada uno de ese clan le pertenece. Es que, si bien se presentó un proyecto urbanístico para reubicar a medio centenar de familias, la agrupación vecinal presentó un contraproyecto para sostener que "la familia se agranda, no se achica; acá necesitamos que no haya más desalojos porque en Rosario hay 60 mil familias sin vivienda y 80 propiedades ociosas. Entonces quiere decir que donde hay necesidad, el Estado y las corporaciones inmobiliarias ven un negocio".
Es miércoles, mitad de semana, y desde muy temprano el tránsito por Santa Fe a la altura de Sarmiento se interrumpe hacia el oeste. Una nueva protesta acapara la atención y genera hastío en otros que tienen otras necesidades y hacen caso omiso al reclamo. Mientras de fondo se escuchan frenadas y bocinazos y hasta algunas escaramuzas con los encargados de desviar el atolladero de transporte público y vehículos particulares hacia Sarmiento al sur, una ciclista apura la marcha y casi no frena. Y si bien repite exigente, una y otra vez, la palabra "¡permiso, por favor!", deja al pasar su malestar y la incomodidad que le genera que un grupo de familias se encuentre reclamando y exhorta: "¡Vamos a luchar por la salud, trabajo y educación...!"
Mientras tanto, Piccolo le cuenta a La Capital: "Venimos exigiendo por ley la regularización dominial de cinco generaciones de trabajadores del Puerto y el ferrocarril, que han ocupado la tierra (parte del barrio y la zona de la barranca) de forma pacífica para uso familiar y de forma continua, por eso queremos que el gobierno reconozca nuestros derechos adquiridos". Y explica: "En esta etapa de desarrollo, mediante un acuerdo tripartito entre la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Municipalidad de Rosario y el gobierno de Omar Perotti, se planea construir departamentos sobre dos manzanas donde se encuentra el espacio comunitario y donde, además, viven otras familias. Es por eso que presentamos una contrapropuesta, ya que no nos oponemos a la construcción de departamentos pero sí a los desalojos".
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Vecinos del barrio República de la Sexta resisten el desalojo.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
En esta etapa hay más de 20 familias que resisten el desalojo al que se suma el espacio comunitario ubicado en La Paz y Esmeralda. "Lo paradójico es que desde la etapa de (el ex gobernador, Miguel) Lifschitz se pretende construir viviendas donde ya hay familias viviendo, por eso presentamos cinco propuestas alternativas para la construcción de departamentos donde hay espacios vacíos, sin tener la necesidad de desalojar".
El reclamo no termina allí. Piccolo recuerda que además están en discusión las "321 familias" que viven sobre los terrenos de la barranca hacia el río, linderos a avenida Belgrano y el Acceso Sur. "Son terrenos de la Universidad que fueron cedidos durante la dictadura de Onganía en el año '68, que se sumó a uno previo realizado durante la dictadura de Aramburu en el '58. Es decir, son dos decretos que avalan la posesión a la UNR donde siempre vivieron trabajadores de la tierra, por eso exigimos la registración dominial y la desafectación de esas dos manzanas". No obstante, aclara que "nadie se va a oponer a construir departamentos sobre espacios vacíos".
También denuncia que detrás de la causa judicial "está la parte impulsora de un desarrollador inmobiliario para realizar una avenida y torres de alta gama, más allá del color político del gobierno de turno, donde se va a especular con la propiedad y el lavado de dinero. Y es lo que está cada vez más en evidencia".
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Vecinos del barrio República de la Sexta resisten el desalojo.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
Y completa: "Hay familias que las quieren amontonar en departamentos para liberar la barranca. Nosotros, desde la organización, no nos oponemos a eso, pero sí queremos que sea voluntario y se respeten los derechos sobre la tierra en la que están. Por eso nuestra organización está asesorando a estas familias para regularizar su situación y para que obtengan su registración dominial".
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Con un bastón y atento al discurso de Piccolo se encuentra Carlos, un vecino del barrio de 58 años, viudo, que cuenta que solía trabajar en el puerto cuando esa terminal, de donde sale el 80% de la riqueza del país, estaba en todo su esplendor décadas atrás y agrega que también hacía changas en el Mercado de Concentración de Fisherton. "Hace como 53 años que vivo, nací y crecí ahí. Mientras mi familia laburaba en el Puerto, vendía flores", cuenta Carlos, quien afirma que vive en Esmeralda e Ituzaingó.
"De ahí nos mandaron a barrio Las Flores, pero nos vinimos porque era una porquería y nosotros extrañábamos el barrio porque lo que te dan (la propuesta estatal) parece que no valiera nada. Por eso hay muchas familias que no quieren irse del barrio", sostiene Carlos, quien revela que acarrea "un tiro en la cabeza", quedó "discapacitado de la vista" y tiene que sobrellevar "problemas" que al parecer padece su hijo.
Cerca de Carlos, sobre el cordón lindero a la Escuela de Música se encuentra Ramona Cristaldo. Tiene 85 años, pero parece más joven. "Yo soy de todas partes, pero no pueden hacer lo que están haciendo", sostiene, de acuerdo a su modo de ver la situación de las familias del barrio. "Lo que está mal es que los lleven de un lado para el otro porque hay muchas criaturas en el barrio", reflexiona.
El proyecto urbanístico en el Centro Universitario Rosario (CUR) y el barrio
La tensión entre vecinos y el Estado comenzó en 2018 y dividió las aguas incluso entre vecinos del barrio. Algunos se opusieron de plano y otros lo vieron con buenos ojos, puesto que venían reclamando mayor presencia estatal ante la ola de inseguridad presente en la zona, tanto para ellos mismos como para estudiantes, docentes y personal no docente que frecuenta habitualmente la zona de Riobamba y Beruti.
La idea inicial del plan es ampliar calle Beruti y hacerla una avenida de doble traza al igual que en la cuadra de Ocampo y otras dos de Esmeralda. En ese contexto, la UNR pretende recuperar su predio linderi, sumar iluminación y pavimentación, además de 321 viviendas sociales para los vecinos.
El nudo del conflicto radica en que los terrenos son fiscales y estuvieron sujetos a intervención, más allá de que la inversión pública de 1.000 millones de pesos fue celebrada en su momento por los tres niveles del Estado.
Lo concreto es que, tal como lo indican los manifestantes, esa reconversión de la zona de la Siberia requiere la relocalización de unas 350 familias, pero en una situación dominial irregular. Y es por eso que se resisten al desalojo.