La zona cambió su fisonomía habitual. La realización de este festival desbordó todos los cálculos y por eso en las dos jornadas hubo autos a los dos costados de la ruta para poder observar las extraordinarias destrezas de los pilotos que protagonizaron las demostraciones.
Nadie se lo quiso perder y la gran mayoría apeló a sus celulares para tomar imágenes y filmar las fantásticas y adrenalínicas rutinas de los especialistas que fueron convocados por los organizadores.
La entrada de sólo 100 pesos ayudó a la masividad de la propuesta. Y el show abarcó aviones acrobáticos, planeadores, helicópteros, ultralivianos, paracaidistas, drones, vuelos de bautismo y también un escenario con bandas musicales y patio de comidas para los que necesitaron reponer energías.
El evento estuvo organizado por el Aero Club Rosario, el Club de Planeadores Rosario y el Círculo de Aviación, entidades que se animaron a juntarse por primera vez para hacer posible este encuentro.
Las acrobacias aéreas, las vedettes de las jornadas, estuvieron a cargo de Nicolás Skare, Sergio Marinhas y Jorge Malatini, en aviones; y Eduardo Bolster en planeador.
También hubo presencia de ultralivianos, helicópteros, drones y aeromodelos. Además, hubo un globo aerostático que se unió al festejo.
Alrededor de la pista se instalaron stands del rubro aeronáutico que llamaron la atención, sobre todo de los más pequeños, en un encuentro que tuvo un perceptible halo familiar. Muchos en reposeras, con mates, se quedaron para seguir de cerca este atractivo festival.
"La cantidad de gente que vino nos superó por completo. Estamos realmente muy conformes, sobre todo porque fue la primera vez que se juntaron los tres aeroclubes de Rosario. Esperamos que este show aéreo, con los mejores pilotos de Argentina, siga creciendo y se convierta en cinco años en uno de los más importantes de Sudamérica", señaló Edmundo Díaz de Lezana, uno de los organizadores.
"Nos acompañó el tiempo, que estuvo espectacular durante las dos jornadas del festival, y la gente respondió de una manera fantástica. Semejante marco nos obliga a pensar en próximas ediciones", señaló Pablo Quagliato, otro integrante del grupo organizador.
"Esto estuvo increíble. Hubo muy buenos pilotos, buenos aviones, pero los más llamativo fue la cantidad de público que se acercó. Fue muy emocionante", confió Ricardo Tatalo Uranga, un veterano que participó en Mundiales de Aterrizaje.
"Para mí esto es oxígeno puro. No me quería perder esto por nada del mundo. Por eso vine con mi bastón, y mis amigos de la familia aeronáutica me acompañaron a todos lados. Este país tiene uno de los mejores acróbatas aéreos de Sudamérica (en referencia a Jorge Malatini)", apuntó emocionado Edelmiro Foresto, de 96 años, quien hizo el curso de piloto en 1946 y disfruto a pleno de este festival, que promete repetirse.