“Y si un día tus muros nos dejan, vivos ecos de nuestra canción, rezaremos tu dulce recuerdo, pero nunca diremos adiós”. Parece que se tomaron en serio esta frase que entonaron tantas veces en el Normal 3, los 7 ex alumnos y todos maestros, de más de 70 y pico de años que siguen viajando juntos como en un eterno viaje de estudios.
Eran conocidos durante los años del secundario como Juan Carlos Ballesteros -"el deportista"-; Roberto Carrera -el de la "pinta bárbara" y preferido de la profe "La Loba" de psicología; Héctor "abuelo" Lagaréz -"el repetidor crónico"-, Ricardo López Ivern -"el introvertido"- , Jorge "Turco" Matar -"el que iba con el carnet peronista a la escuela hasta que se lo sacó un profesor"-, Daniel Torres -"el más pequeño"· y que hizo la primaria en Arroyo Seco- y Eduardo Vitantonio -el contestatario, "entre peronista y anarquista", ex presidente del centro de estudiantes y el que juntó las voces de todos para esta nota con La Capital para la que también comparten fotos de ayer y hoy.
Todo empezó para la mayoría de ellos en el año 1961 con el inicio de la secundaria. Saco y corbata, mocasines, algo de gomina y lentes de pasta a lo Rodolfo Walsh.
Algunos ya se conocían de la primaria, incluso alguno desde el Jardín al que habían ingresado en 1953. Junto con los nuevos y los que se fueron incorporando en los sucesivos años formaron un grupo heterogéneo "como la condición humana", dicen, aunque aseguran que siempre los unió "la solidaridad, el compañerismo y la capacidad de reírse" de sí mismos.
Recuerdan que el profesor de educación física Camiletti los estimulaba al deporte en general, el vóley en particular y a nadar en la pileta de natación de la escuela, única en su tipo hasta hoy.
Pero como la mayoría de los pibes argentinos, todos los integrantes de este grupo eran futboleros. Simpatizaban por Central Córdoba, aunque expresaban su pasión con otras tantas camisetas locales y porteñas y los recreos eran a puro fútbol en el patio, en los arquitos de handball, con pelotas de trapo, papel o meta gambeta con una piedra mediana.
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En una escuela, por esos tiempos, sólo de varones, las "chicas" para seducir eran las de los otros dos normales -1 y 2, o de las de los bailes en zona sur, como los de club Caova. "Eramos traviesos y andariegos", dicen y se ríen.
En 1965 se graduaron como maestros normales y desde allí no dejaron de tomar distintos caminos profesionales, laborales y políticos (algunos se identificaron con el peronismo, otros con el radicalismo a otro lo cargaron por "gorila").
Ballesteros jugó profesionalmente al vóleibol, integrando el seleccionado nacional que participó en la Olimpíadas de Winnipeg (Canadá) y fue profesor de Educación Física. Carrera trabajó en el Frigorífico Swift y alcanzó cargos directivos en la docencia. Lagaréz trabajó en la fábrica de Porcelanas Verbano y luego en la docencia. López Ibern fue empleado municipal y terminó trabajando en el museo Estévez. Matar fue recepcionista de empresas automotrices. Y Torres terminó recibiéndose de odontólogo como Vitantonio, aunque el primero se fue a vivir a España durante la dictadura y el segundo sumó a esa profesión el oficio de panadero que había heredado de su familia originaria de Ripalimosani, al sureste de Italia, más una militancia universitaria que replica ahora en el Frente de Jubilados en Lucha (Frejel).
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Las distintas tonalidades de sus historias no los separó, ni cuando Vitantonio celebró sus 70 años y les regaló a todos sidras con la etiqueta del año de su nacimiento (1949) que copió de las que se repartían en tiempos de Perón y Evita.
"Todos las aceptaron, más allá de sus simpatías partidarias, porque lo que se valora en tantos años y nos une es una amistad tolerante e inteligente, si grietas", dijo Vitantonio antes de detallar cómo se encontraron más de una vez en la ruta.
Los viajes
"Después de graduarnos nos seguimos reuniendo siempre el 11 de Septiembre, Día del Maestro. Nos deleitábamos escuchando a Patxi Andión", dice Vitantonio refiriéndose al cantautor contestatario de compromiso izquierdista quien justamente editó el disco "Viaje de ida" en 1976, como si fuera un homenaje para estos compañeros rosarinos.
Parece que se tomaron también en serio el título de ese disco. Una vez viajaron todos a Madrid a visitar a Torres y luego vino él para estos dos trayectos por el norte y el sur de la ruta 40.
En este último, si bien tenían la idea de pasear y divertirse, no dejaron de lado las visitas histórico-antropológicas. Pasaron por Oncativo por donde se celebró la batalla (en 1830 entre federales y unitarios), siguieron por Nono y el Museo Rocsen (posaron para una foto).
Luego, siempre en Traslasierra, pasaron por Cura Brochero y fueron a La Rioja, donde como buenos maestros visitaron la casa de la primera maestra jardinera y pedagoga, Rosarito Vera Peñaloza.
Pasaron por el Parque de la Juventud el Memorial Facundo Quiroga, de "interesante nivel tecnológico y con un profundo sentido didáctico, altamente recomendable, sobre todo para los jóvenes", apunta Vitantonio.
Como buenos docentes detallaron todos las geografías. Dicen que continuaron por Villa Unión, tomando la Ruta 40 a la altura de Alpasinche, para llegar a Chilecito y conocer el cable carril La Mejicana, creado para transportar los metales preciosos extraídos de Famatina.
Otro destino fue Villa Unión, recorrieron luego Talampaya (se los ve de izquierda a derecha en la foto a Matar, Vitantonio, Carrera, Ballesteros, Torres, López Ibern y Lagarés). Y también Ichigualasto, en La Rioja y San Juan respectivamente.
Fueron a San Rafael, Mendoza, atravesando la Cuesta de los Terneros, para transitar el Cañón del Atuel y el dique El Nihuil. Después llegó el Sosneado, Las Leñas y Malargüe. Subieron la Cuesta del Chihuido, pasando por la Caverna de Las Brujas, Bardas Blancas, La Pasarela, Ranquil del Norte, Barrancas, Chosmalal, Las Lajas y Zapala. Siguieron por la cuesta de Rahué, Aluminé, Pilolil, Junin de Los Andes y San Martín de los Andes; Bariloche pasando por los lagos Machónico, Falkner, Villarino, Escondido, Correntoso, Espejo y Nahuel Huapi. Y apuntaron "la popa" hacia Esquel, pasando por El Bolsón, El Hoyo, Epuyén y Cholila, donde se refugió el pistolero americano Butch Cassidy.
Siguieron contando el regreso por la costa atlántica, detallando tramo a tramo, hasta Rosario. Y concluyeron, estos ex alumnos, maestros y amigos de la vida, diciendor que "estos viajes son el equipaje" que llevarán "por siempre" como el recuerdo del Normal 3 al que como dice la canción "nunca" dirán adiós.