"Acaba de terminar el trasplante, Lichu tiene médula nueva, ¡felicidad absoluta!". Con esas frases vibrantes, veinte minutos después de las doce del mediodía de ayer, Lelio Zeno, el hermano, expresó a través de las redes sociales la enorme satisfacción que significó para la familia de Lisandro, la finalización del tratamiento que este joven rosarino de 25 años recibió exitosamente en el Hospital Austral, de la localidad de Pilar, en Buenos Aires.
Inmediatamente la noticia se viralizó, se transformó en tendencia y surgieron desde todos los rincones del país emotivos mensajes de alegría, aliento y apoyo para Lichu, quien padece leucemia aguda y consiguió un donante brasileño, de extrema compatibilidad, que facilitó su médula ósea.
Si bien todavía falta un período crucial de recuperación, lo cierto es que este estudiante de medicina y jugador de rugby sigue superando obstáculos como un batallador. Con admirable entereza, temple y una férrea personalidad que posiciona sus miradas siempre desde costados positivos. "Estuvo despierto todo el tiempo, con mis padres, escuchando música", contó Lelio, orgulloso por la manera en que su hermano está llevando adelante esta lucha incesante.
Lisandro ayer no estuvo solo. Además de su familia, algunos amigos del Jockey Club se arrimaron hasta las instalaciones del prestigioso centro de salud de Pilar y desde el exterior exhibieron una bandera que rezaba "Fuerza Lichu", que estaba al alcance de la vista de la habitación. En ese grupo estuvieron Nicolás De Battista, David Marini, Valentín Mendoza Casacuberta, Tomás Baravalle, Machi Oliveros, Tomi Ballestero, Juan Martín Fernández y Gonzalo Crespi. Otra palpable muestra de afecto que se mantuvo mientras duró el trasplante.
"Ya estamos con médula nueva. Gracias a todos". La familia agradecía una y otra vez tantas demostraciones de cariño hacia Lichu. La gente comprendió cabalmente una historia nada sencilla, que apareció en noviembre del año pasado y en la que debió sortear quimioterapias, campañas de concientización, la inquietante búsqueda de un donante compatible alrededor del mundo, y la preparación para arribar en las mejores condiciones al momento del trasplante.
Lisandro se sostuvo desde la inmensidad de su corazón para enfrentar cada adversidad. Nunca bajó los brazos, ni se victimizó. Nunca abandonó su sonrisa. Todo lo contrario. Tomó su caso personal como motivo de una lucha colectiva, en favor de las donaciones de órganos. Todos sus esfuerzos se encarrilaron detrás de las tareas de difusión, e incluso su intención es que Rosario sea declarada Ciudad Donante.
Las próximas dos o tres semanas serán fundamentales para determinar su evolución, por eso Lichu deberá continuar aislado, con cuidados especiales, en el hospital de Pilar.