La Universidad Nacional de Rosario (UNR) suma a partir de agosto una nueva sede y, de paso, se vuelve a poner en funcionamiento uno de los edificios emblemáticos de la peatonal Córdoba. Se trata de la antigua Casa Escasany, en la esquina noroeste de Sarmiento (frente a lo que fue Falabella), que estuvo ofrecida en alquiler hasta hace poco tiempo y donde a partir de agosto próximo, de acuerdo al convenio que este martes firmó el rector Franco Bartolacci, comenzará a funcionar el Programa de Universidad Abierta para Adultos y Adultas Mayores, la Escuela de Oficios y el programa UNR Global.
El rector agradeció "la predisposición de propietarios y la inmobiliaria" con quienes se negoció el contrato para la ocupación del inmueble y confirmó que el edificio se encuentra en en óptimas condiciones.
"En las próximas semanas haremos los ajustes en materia de infraestructura que hay que hacer para dejar todo listo de manera que desde el mes de agosto, a la vuelta del receso, ya estaremos funcionando allí”, adelantó.
El edificio de la antigua casa Escasany se inauguró en 1943 y su diseño es casi idéntico a las sucursales que la firma tenía en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Bahia Blanca, Mar del Plata: con una planta baja de mármol negro, marquesina de hierro y enormes vidrieras coronadas por relojes que marcaban la hora de distintas ciudades el mundo.
La construcción tiene cinco pisos destinados a oficinas, distribuidas a lo largo de un pasillo central que comparten un baño y una cocina ubicados en los extremos del corredor. Todas tienen ventanas a la calle, lo que les garantiza ventilación y luz natural.
Para el arquitecto, especialista en patrimonio, Pablo Mercado, los edificios de Escasany seguían el modelo de los de la tienda Gath & Chaves, con comercios en la planta baja y oficinas de alquiler en los pisos superiores.
La altura de los edificios y la fachada de color rosado tenue "se relacionan con un estilo art deco tardío, una arquitectura muy visual y muy jugada para ser vista de noche, decorada desde lo lumínico".
La Universidad en el microcentro
En el edificio de cinco pisos, que termina en una pequeña torre con mirador no pasa desapercibida para quien levanta la vista será el espacio propio de la Universidad Abierta para Adultos Mayores de la UNR, ese proyecto que se sostiene desde 2011 y que necesitaba donde asentarse.
En el corazón del microcentro, el rector no solo lo señaló como un punto estratégico en la recuperación del centro rosarino, sino que además destacó la accesibilidad al edificio, levantado en una esquina accesible a todos los medios de transporte públicos, donde a partir de ahora habrá cinco pisos, más de 1140 metros cuadrados, de aulas y oficinas.
Cada nivel tiene un corredor de recepción con baño y siete ambientes que serán usados como salones para cursos, instancias de formación y capacitación, una distribución que además hace que todos los ambientes sean luminosos con vista al frente y a un pulmón al contrafrente.
Esos serán los espacios donde se dictarán los más de 40 cursos y talleres que son parte de la propuesta pedagógica, cultural, inclusiva y gratuita que la UNR tiene para los adultos mayores, por donde pasaron en 2021 más de 3.500 participantes.
“El programa es parte del orgullo de todo lo que hemos construido; una herramienta que sabemos es muy importante para la ciudad toda, no sólo por los cursos de excelencia que ofrece, sino por todo lo que garantiza desde una perspectiva social y cultural y por eso, vamos a profundizarlo y en ese camino necesitábamos garantizarle un espacio propio y un edificio de referencia para nuclear toda la actividad", explicó Bartolacci.
Junto a ellos, los más de 3 mil jóvenes que desde el año pasado son parte de la Escuela de Oficios y las actividades de la UNR para su proyección internacional.
Un edificio con historia
Los hermanos Manuel y Ramón Escasany llegaron a Buenos Aires en 1892. Venían desde Barcelona con la idea de "hacer la América". Abrieron una relojería pequeña en el centro porteó y desde ahí crearon el imperio que se extendería en varias ciudades del país.
“Para alhajas, relojes, regalos, Casa Escasany”, era la frase que rotaba en las radios rosarinas en la década del 40, cuando la planta baja del local de Córdoba y Sarmiento concentraba los objetos del deseo de los sectores más acomodados de la ciudad.
Pero, esos brillos no resistieron el cambio de época. Y los relojes con cajas de madera de roble de casa Escasany dejaron de marcar la hora del lugar de encuentro por excelencia de los rosarinos.
En 2004, el edificio ya había cambiado de dueños, se encontraba vacío y la muestra de decoración La Vidriera de Cordic lo eligió como escenario para su 14ª edición.
En el catálogo de la muestra, Mercado recuerda que Escasany tenía la intención de absorber el mercado nacional, colocando una gran producción de relojes de todo tipo, colecciones de alhajas y artículos de platería destinados a ser consumidos por un público que comprendía desde el transeúnte anónimo, atrapado por la exhibición de las vidrieras, hasta los clientes mas lejanos de todos los puntos cardinales de la República.
La empresa contaban con 7 sucursales: dos en la Capital Federal y 5 en las ciudades de Rosario, Córdoba, Tucumán, Bahía Blanca y Mar del Plata. "En todas se insistió en mostrar una misma imagen formal", destaca el texto.
La sede central de la ciudad de Buenos Aires ubicada en Reconquista y Florida fue diseñada por el ingeniero Manuel Escasany y se inauguró el 11 de julio de 1932. El edificio posee las mismas pautas de diseño que las sucursales de Tucumán, ubicado en la intersección de las calles Las Heras esquina Muñecas y abierta en 1941 y la de Rosario, de 1943. En las sucursales de Córdoba, estrenada en 1940 en la esquina de San Martín y 25 de Mayo, y la de Mar del Plata, abierta dos años más tarde en calle San Martín esquina Santa Fe, el modelo disminuye su escala y el lenguaje es netamente moderno.
En todos los casos, se repite sistemáticamente la apariencia de la planta baja: la vidriera corrida sobre un basamento de mármol negro, donde en su parte superior se disponían relojes que indicaban la hora de las principales capitales del mundo. Finalmente se remataba con una marquesina metálica luminosa donde se destacaba en la ochava el logotipo de la empresa.
La sucursal Rosario funcionaba desde 1936 en un edificio de Córdoba 1025. Pero en septiembre de 1941 se compró el lote de la esquina con Sarmiento donde se montó la nueva sucursal. Los proyectistas fueron el ingeniero Manuel Escasany y el arquitecto A. Noel y fue construido por Rafael Candia. Hasta ese entonces esta esquina alojaba la casa Wolff y Schorr, importadores de artículos de bazar y mercaderías generales, que había sido fundada en 1890.