La falta de oferta de viviendas en alquiler, que convierte en una odisea la búsqueda de departamentos para quienes necesitan un lugar donde vivir, también tiene sus consecuencias para otros rubros relacionados con el mercado inmobiliario. Algunas empresas de mudanzas, por ejemplo, afirman que en el último año el trabajo cayó entre un 30 y un 40 por ciento, tanto como resultado de la merma de nuevos contratos como por la necesidad de reducir gastos en medio de la crisis económica. Como contrapartida, creció en forma notable la demanda de fletes y las personas que buscan depósitos para guardar sus muebles.
La caída de inmuebles para alquilar en la ciudad de Rosario empezó a manifestarse a principios de año y se acrecentó después de la devaluación del peso, el día después de las elecciones primarias nacionales. Por esa fecha, en el sitio web oficial del Colegio de Corredores Inmobiliarios, se ofrecían apenas 680 casas y departamentos en alquiler, mientras había casi 64 mil inmuebles en venta. Una disparidad notable que desde el sector esperan se empiece a revertir desde la sanción de la nueva ley de alquileres.
Lo cierto es que la merma en la firma de nuevos contratos puso en jaque a las empresas que ofrecen servicios de mudanza. "Se nota una disminución del trabajo en los últimos meses", señala Cristián Montero, dueño de Mudanzas Montero, una empresa que acaba de cumplir 20 años en el mercado.
Con ese conocimiento del rubro, el empresario afirma que "sobre todo" se redujeron los viajes fuera de la provincia o los traslados a otras localidades del territorio santafesino. "Dentro de la ciudad el panorama es relativo, hay meses y meses", señala y considera que, en general, la demanda de mudanzas cayó entre un 30 y un 40 por ciento en los últimos meses, dejando lugar a trabajos más chicos, "de flete".
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Alquilar en la ciudad, sinónimo de misión imposible
Foto: Marcelo Rubén Bustamente / La Capital
"No se si esto se relaciona con el tema del mercado inmobiliario o más bien con la crisis económica que lleva a reducir gastos y hace que la gente se mude de a poco, llevando las cosas más grandes en un flete y la otra parte en autos particulares", dice y concluye que "la situación económica genera incertidumbre y la gente achica los costos trasladándose como puede".
Mientras la cantidad de servicios se reduce, advierte, los costos de sostener en funcionamiento el negocio crecen. En el caso de camiones y camionetas, "tenemos hasta un cien por ciento más de gastos de mantenimiento de los vehículos", afirma.
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El rubro de las mudanzas tiene dos tipos de clientes bien definidos. La mayoría son inquilinos que no renuevan su contrato y se trasladan a otro lugar donde vivir (más chico si hay que ahorrar, más grande si el problema es la necesidad de espacio), el segundo lugar en la lista lo ocupan las parejas que se divorcian.
"El 60 o el 70 por ciento de nuestros clientes son personas que alquilan, pero no hemos notado una disminución de la demanda", señala Arnaldo Fusan, titular de Mudanzas América, una empresa que lleva más de 40 años en el rubro. Justamente, su dueño atribuye la continuidad del negocio a esa trayectoria. "Tenemos clientes fijos que nos siguen llamando o nos recomiendan a otras personas o empresas", señala.
Aquellos buenos tiempos
Rodrigo Medina trabajó "mucho" tiempo en varias empresas de mudanzas, hasta que hace un año y medio se animó y puso en marcha su propio emprendimiento: Mudanzas Rodrigo. "El trabajo ha bajado para la mayoría de las empresas mudanceras", afirma y estima que la demanda se redujo un 40 por ciento.
Cuando comenzó con su empresa, recuerda, contaba con dos chatas y un camión. Pero la demanda era tanta que "no dábamos abasto con los vehículos, teníamos que contratar servicios para poder cumplir con los clientes. Ahora yo mismo puedo sacar los servicios del día y me queda tiempo para hacer otro trabajo o pasar presupuestos".
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De acuerdo a su experiencia, no sólo cayeron los servicios de traslado de mobiliario y otros objetos del hogar. También bajó la compra de muebles, lo que redujo la demanda de trabajos en altura. La reducción de estas tareas, dice, se compensa con la realización de fletes o el mantenimiento de repartos de locales de venta de artículos para el hogar. "Con esto me garantizo la supervivencia del negocio", explica.
Los costos de las mudanzas varían según la distancia y la calidad del servicio: contratar un flete ronda los 4 mil pesos. En cambio, un camión, con canastos y cajas para embalaje y personas para la carga y descarga, puede costar hasta diez veces más. Los meses de mayor demanda del servicio son los del verano, el trabajo empieza a despegar en octubre y se mantiene en alza hasta fin de año.
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Depósitos llenos
"Nuestro trabajo es muy irregular. Hay meses muy fuertes y otros muy flojos, quizás un mes haces 10 mudanzas, el siguiente haces 20 y el otro 40. Hay muchas fluctuaciones", explica Gustavo Fusari, titular de Aba mudanzas. Con casi 30 años en el rubro, asegura que el 90 por ciento del movimiento lo aportan las personas que alquilan y que si bien el trabajo se sostuvo a lo largo del año, sí se notó la delgadez de la oferta de inmuebles.
"Los clientes nos cuentan sobre sus dificultades al momento de encontrar un inmueble para alquilar", señala y afirma que ante la ausencia de oferta de casas y departamentos, muchos optan por mudarse con familiares o amigos y dejar sus muebles en depósito.
A diferencia de lo que sucede con las mudanzas, la búsqueda de esos espacios creció en forma notable. "Hay una gran demanda, mucha gente termina su contrato de alquiler y no encuentran lugar, por eso deciden dejar los muebles en depósito", afirma.
Titular de dos locales que ofrecen resguardo temporario para muebles y todo tipo de objetos, Fusari asegura que "la demanda creció hasta un 50 por ciento" y que hay lugares que llevan meses completos. Los boxes para guardar todo lo que cabría en un departamento de un dormitorio cuestan alrededor de 40 mil pesos mensuales.
Una alternativa en alza, en tiempos difíciles para encontrar vivienda.