El servicio de agua potable en barrios periféricos del sur, oeste y algunos del noroeste de Rosario tuvo serias dificultades de presión y provisión, lo que generó la indignación de vecinos en medio de una ola de calor sofocante que causó múltiples trastornos en la dinámica social. Desde Aguas Santafesinas SA (Assa) admiten que hay una deuda estructural, pero plantean que la solución de fondo está en plena ejecución, con obras como el Acueducto del Gran Rosario, la ampliación de la planta potabilizadora de Granadero Baigorria y una estación de bombeo y cisterna para sumar 8 mil metros cúbicos de agua la red.
Después de una semana agobiante y un pronóstico que anuncia la continuidad de las altas temperaturas, muchos barrios rosarinos siguen con problemas para recibir normalmente el servicio de agua potable.
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Y son permanentes las quejas de vecinos de barriadas populares de Fisherton sur, zona oeste o sudoeste, como en barrio Godoy, donde una serie de asentamientos pusieron en jaque la planta de ósmosis inversa que se pensó hace más de 30 años para abastecer a un número de pobladores que se duplicó.
Distintos relevamientos oficiales dan cuenta de que en Rosario hay cerca de 130 mil personas distribuidas en unos 100 barrios populares que no tienen acceso seguro al agua. Son unas 80 mil familias vulnerables que no tienen más remedio que utilizar canillas o tanques comunitarios, hacer perforaciones o apelar a conexiones clandestinas para poder abastecerse de ese vital elemento.
Ese panorama explica la postergación durante años del acceso a un derecho universal. En la compañía estatal Assa, que produce y distribuye el recurso, reconocen las complicaciones, saben que la solución demandará tiempo, pero insisten en que las obras en marcha aportarán soluciones definitivas.
Barrios populares, con derechos
Para el presidente de Assa, Hugo Morzán, la coyuntura tiene sus explicaciones. “Ante reclamos por falta de servicio, la gestión anterior respondía que cualquier persona que estuviera por fuera del radio servidor no tenía derecho al agua. Eso terminaba con cualquier demanda. Nosotros rompimos ese paradigma, porque la gente que vive en los barrios populares consume agua, son usuarios no convencionales que tienen derechos”, afirmó.
En ese sentido, el funcionario entiende que para tener un mapeo de las distintas situaciones, es fundamental el contacto con vecinos e instituciones barriales. “Tenemos una mirada distinta, sobre todo en el área de gestión en las relaciones con la comunidad, con la gente de esos barrios, con los cuales estamos trabajando permanentemente para adecuarlos al servicio del cual ellos se servían de manera irregular, lo que perjudicaba a los usuarios que están en los límites de la ciudad”, indicó.
Como ejemplo, Morzán describió la experiencia en Nuevo Alberdi. “Hicimos un relevamiento, verificamos que esos caños no tuvieran pérdidas, y además se pusieron distribuidores para alimentar la red”. Según Assa, con esa lógica también se abordó la problemática en barrio Toba, teniendo en cuenta la particularidad de que además hay otros ocho barrios populares que lo circundan.
Regularizar el servicio en los barrios
“En barrio Toba, donde se planificaban viviendas sociales y una nueva planta de ósmosis inversa para abastecerlo (ya hay tres funcionando), estaba prevista construir una cuarta, pero alrededor de ese barrio hay otros ocho barrios populares. Trabajamos con Nación y llegamos a la conclusión de que íbamos a gastar el doble en esa planta que si regularizábamos el servicio en los barrios. Así lo hicimos y eso implicó un ahorro del 80 por ciento de metros cúbicos”, precisó Morzán.
Consultado por la deuda histórica que representa la afectación reiterada a siempre a las zonas más empobrecidas, reconoció: “No se puede seguir mirando para otro lado, y por eso avanzamos con estas decisiones. No es excusa, pero la ola de calor puso a todos los prestadores en crisis a lo largo del país. Sabemos perfectamente cuáles son los barrios que tienen problemas y sobre todo en el sudoeste rosarino”.
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El titular de Assa remarcó que “por eso se trabaja en obras para solucionarlo. La gestión anterior licitó la segunda etapa de obras del Acueducto del Gran Rosario, pero nunca la inició. La gestión del gobernador (Omar) Perotti decidió retomarlo, licitarla y está en ejecución. Es la ampliación de la planta potabilizadora de Granadero Baigorria, la conducción hasta Gaucho Rivero y Provincias Unidas, donde se construye una estación de bombeo y cisterna para disponer de 10 millones de litros, de allí sale el conducto de refuerzo al oeste de Rosario”, describió
La coyuntura que no espera
Según la planificación, también se plantea la salida de un caño conducto que va a compensar la presión de toda las zonas con problemas, además de abastecer a las localidades de Ybarlucea y Funes. “Sabemos por los tiempos que no lo vamos a poder inaugurar, pero se lo vamos a dejar en marcha a la próxima gestión”, remarcó.
En relación a la coyuntura y los problemas, Morzán recordó que en Rosario el 80 por ciento de la población tiene el servicio en condiciones normales. “En esta coyuntura de emergencia dispusimos 14 camiones con cubas para abastecer a los barrios que están con problemas. Sabemos que es un parche, pero mientras tanto se ejecutan obras fundamentales que van a dar una solución definitiva”, aseguró.
Al mismo tiempo, reconoció que mientras esos trabajos se ejecutan “habrá dificultades, pero poner más agua en la red a veces no es la solución. Además, y aunque parezca simple o reiterativo, volvemos a pedir que la gente utilice el agua racional y responsablemente, es una constante, estamos trabajando mucho para introducir ese concepto. Usemos, pero no derrochemos”.
Conexiones clandestinas
En Fisherton Sur, los vecinos aledaños a la avenida de las Carretas y Wilde detectaron un caño clandestino oculto con canilla que podría redireccionar el flujo de agua a otro sector. Assa realiza una inspección y evaluación en el lugar para determinar si podría ser una de las razones por las cuales muchos hogares no tienen servicio o baja presión. Pero además, sobre unos 300 metros de avenida de las Carretas, hace poco tiempo se realizó una obra de conducto de gas para abastecer a un barrio privado, trabajos que también se monitorean para determinar si provocaron roturas o aplastamientos de los conductos de agua que abastecen toda la zona.
La Capital consultó específicamente al titular de Assa sobre el control de las obras de infraestructura de los nuevos loteos o emprendimientos privados que puede afectar al resto de la población circundante.
“Desde que asumirnos decidimos no limitar los desarrollos urbanos por provisión de agua. Cuando un desarrollador pide la factibilidad, las emitimos condicionadas en el caso de disponer cierta cantidad de agua, para no afectar a los linderos, y les pedimos que hagan trabajos de infraestructura para compensar las presiones. No decimos que no, pero ponemos ciertas condiciones. Y cuando no tenemos la cantidad de agua necesaria, pedimos que hagan una planta de ósmosis inversa”, remarcó.