La ola de calor parece no dar tregua y a los cortes de luz se suma ahora la escasez, baja presión o directamente la falta de agua potable en algunos barrios. En Fisherton Sur los vecinos se manifestaron porque hay un amplio sector con mínimo suministro, lo que obligó a suspender las clases en tres escuelas. Desde la Cátedra Libre del Agua de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) advierten que hay 120 mil personas que habitan en barrios vulnerables y populares que no tienen acceso integral al agua potable. En tanto, desde Aguas Santafesinas SA (Assa) indicaron que las complicaciones en distintos sectores obedecen a las altas temperaturas y los días sin lluvias, que ponen al límite la producción y distribución.
“Estamos hartos de reuniones, queremos agua”. El lema de la convocatoria vía redes sociales a una manifestación en Fisherton Sur para visibilizar que no tienen servicio desde hace días refleja un problema estructural al que se suma la problemática ambiental, con la seguidilla de días sin lluvias y la sofocante ola de calor.
Frente a ese panorama, al que se suman los cortes de luz, cientos de rosarinos, principalmente de los barrios populares alejados del macrocentro, se ven impedidos de satisfacer necesidades básicas, como consumir agua de calidad, cocinar, mantener la limpieza, el aseo personal o lavar prendas o utensilios.
La falta de servicio en Fisherton Sur, puntualmente en el barrio Stella Maris, viene afectando no solamente a los domicilios particulares, sino también a las escuelas Ceferino Namuncurá Nº 299; la Secundaria Nº 519 y el Jardín de Infantes Nº 230.
De hecho, en la Ceferino Namuncurá, donde asisten unos 700 alumnos y se otorgan raciones de comida, debieron suspender las clases por recomendación de profesionales de la salud, y también cerrar el comedor porque no se puede cocinar. “Hace meses que estamos sin agua, no hay presión, y no podemos enviarla a la planta alta”, describió la directora de la escuela, Claudia Benito.
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Obras, conciencia y proyección
Según Vecinales Unidas, el problema afectó en los últimos días a Las Flores, Cristalería, Acíndar y La Cerámica, entre otros barrios. Algunos vecinos caminan varias cuadras para abastecerse en una canilla o tanque comunitario, apelan a conexiones clandestinas, a bombas presurizadoras para aumentar la presión, o directamente consumen agua de pozo.
“Hay que tener en cuenta tres cuestiones: por un lado la falta de obras, que deja a la gente sin agua; los nuevos barrios, que no se piensan con infraestructura para los servicios; y la falta de conciencia y sensibilización de todos aquellos que vivimos en barrios donde sí hay agua y la gente la derrocha lavando autos o la vereda sabiendo que cerca de su casa hay personas que caminan hasta 10 cuadras para llenar un balde para bañarse”, graficó Melisa Herrero, integrante de Vecinales Unidades.
El clima pone al límite la producción y distribución
En Assa admitieron que hay problemas de baja presión por el consumo que se da en estos días ante las altas temperaturas, lo cual pone al límite el sistema de producción y distribución.
“Ante tantos días constantes de temperaturas altas, poco a poco las redes van perdiendo algo de presión, lo cual se nota en los puntos extremos. Es extraño que ocurra en la zona norte, porque allí están abastecidos por el acueducto del Gran Rosario, pero hay que ver las situaciones puntuales”, indicó Guillermo Lanfranco, vocero de la compañía.
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Sobre la posibilidad de abastecimiento con cubas, indicó que “se priorizan escuelas, centros de salud e instituciones, porque es imposible técnicamente ir a todos los domicilios. Hoy estamos llegando con cubas a diez escuelas, a los barrios Toba, Fisherton, también en zona sur y sudoeste, principalmente en barrios populares que no tienen red regular y abastecemos tanques comunitarios”.
Lo concreto es que, si bien hay obras en marcha y completada la primera etapa del acueducto del Gran Rosario, la situación se replica cada temporada estival y siempre lo padece la periferia. Desde la Cátedra del Agua de la UNR manifiestan que el problema es estructural, viene de años, y atraviesa a muchas administraciones provinciales.
120 mil familias sin acceso al agua
“Reconocemos que hay avances en el acueducto del Gran Rosario para mejorar el servicio de agua potable, pero el atraso es tan grande que no se ven los beneficios. En Rosario todavía hay unas 120 mil personas que no tienen acceso integral al agua”, alertó Aníbal Faccendini, director y profesor de la Cátedra Libre del Agua.
El docente y especialista amplió que las personas que tienen esa complejidad habitan en 112 barrios. “Estos ciudadanos fueron referenciados desde 2018, y a la fecha, según nuestro seguimiento y estudios, no han tenido cambios sustanciales. Lo observamos con preocupación, porque si bien el Estado toma medidas, el atraso es muy grande y de varias administraciones, no de una en particular”.
Faccendini también advirtió sobre la desigualdad social que genera no poder acceder a un derecho básico como el agua potable. “Hay mucha diferencia entre el macro y microcentro con los barrios alejados, donde todavía hay ciudadanos que no acceden al agua. Lo mismo pasa con los niveles de presión; en la zona central son bastante altos (siete metros), pero mucho más bajos en los barrios populares, donde tiene dos metros. Esta ciudad tiene una deuda en ese sentido”.
Para el docente, ese panorama produce una “profunda desigualdad social, porque no se logra un impacto positivo y pleno para que esas familias tengan un servicio regular y completo. Se da una profunda injusticia social y ambiental en Rosario. Tiene que llegar el agua segura a los barrios populares. Y para paliar la situación de emergencia con altas temperaturas, el Estado tiene que garantizar que vayan las cubas a los barrios, y no una vez al día, sino todas las que hagan falta”.