La infraestructura de los muelles del Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro) en la Nueva Terminal Fluvial (NTF) y en la isla Sabino Corsi, más conocida como Banquito San Andrés, está endeble por falta de inversión y mantenimiento. A esto se suman los movimientos constantes del río Paraná, que en los últimos dos años pasó de cero a cinco metros de altura sobre el nivel del mar y hoy se encuentra por debajo del metro en esta región. Este fenómeno natural provocó un lógico desgaste en los materiales e incrementó algunos socavones que se pueden apreciar a simple vista en toda la costanera central rosarina.
Por otra parte, cada año surge la inquietud sobre la existencia real de las habilitaciones de los muelles a cargo de las entidades de control que garantizan la seguridad en la navegación y al momento de embarcar y desembarcar. Las mismas son emitidas por Prefectura Naval Argentina y la autoridad portuaria nacional: Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante.
En cuanto a las embarcaciones que realizarían los cruces y excursiones, hay una disputa entre privados que pone al Enapro en una encrucijada difícil de resolver mediante los controles referidos a las mismas para que garanticen la seguridad de las personas transportadas. Las lanchas de pasajeros que realizan estas travesías son antiguas y requieren mayor calado y un mantenimiento muy puntilloso, que es controlado por las autoridades para darles los permisos de navegación.
También están en danza los taxis náuticos, que en algún momento brindaron el servicio con embarcaciones más pequeñas que realizaban los trayectos en menos tiempo y pueden trabajar en épocas de bajante sin inconvenientes.
La muerte de un joven en las aguas del parador Isla Verde, en la zona norte, encendió las alarmas acerca de la necesidad de contar con guardavidas en los paradores isleños, algo que el Enapro venía cumpliendo a rajatabla con personal, insumos necesarios y una embarcación para emergencias. También surgieron interrogantes sobre las habilitaciones de los paradores, dado que se encuentran en jurisdicción de la provincia de Santa Fe, a diferencia de los de zona norte, que son habilitados por el municipio de VictorIa.
Los establecimientos gastronómicos instalados en el Banquito no cuentan con escrituras que acrediten el dominio de los lotes que ocupan, es decir que son ocupantes ilegales de tierras fiscales.
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La metamorfosis del Banquito
En 2020, el Enapro inició un plan de regularización legal sobre los bares y las viviendas levantadas en el sector de las islas conocido como Banquito San Andrés, ante la decisión del Concejo de armar en esa isla un Centro Municipal de Distrito, lo que todavía no se cristalizó.
La isla Sabino Corsi, que luego de una ardua discusión con Entre Ríos quedó en los noventa bajo jurisdicción de Santa Fe, está ubicada frente de los terrenos portuarios de Rosario, que comienzan a la altura de avenida Pellegrini y terminan a la altura de Uriburu.
Con la discusión de la jurisdicción saldada, fue el por entonces gobernador Jorge Obeid quien, en 1997, le otorgó al Enapro la titularidad de esa isla. Por esos días, el objetivo era que allí se plasmaran futuros desarrollos portuarios. Es que como estaba frente a los muelles, se proyectó un amarradero con servicios para barcazas y remolcadores.
No obstante, pasaron los años y en nada se avanzó en materia portuaria. Por el contrario, se empezaron a levantar allí viviendas, algunas más precarias de pescadores y otras con algo más de infraestructura para fin de semana. En esa zona no se desarrolló actividad ganadera, pero sí explotó en los últimos 15 años como isla de entretenimiento, esparcimiento y hasta zona de deportes, por ejemplo para kite surf en el norte de la isla.
Fue así que se levantaron unas 40 viviendas y una media docena de paradores. El tema central es que todos esos emprendimientos se realizaron en terrenos fiscales sin tener propiedad o habilitación y sin haber siquiera iniciado un trámite en el Enapro. Una suerte de “urbanización” muy floja de papeles.
Semejante irregularidad y falta de atención a lo que allí ocurría, además de la nula tributación por todos los negocios que se hicieron en torno a esa isla durante años, llamó la atención de las autoridades que asumieron en 2019 en el Enapro. En efecto, el directorio a pleno se puso como objetivo normalizar y encuadrar todas las concesiones y usos de la infraestructura asignadas por el ente, como las de la isla frente al puerto.
Flojo de papeles
Fue así que empezaron a revisar lo ocurrido en la isla y descubrieron que en los últimos años no se hicieron actos posesorios sobre ese terreno ni tampoco se encontraron registros de gestiones para su regularización. Es por eso que, tras un relevamiento, comenzaron a girar cartas con requerimientos a quienes explotan esos lugares sin autorización para que empiecen a regularizarlos.
El objetivo de las autoridades es ordenar la cuestión y para eso recibieron el espaldarazo del Concejo, que también se involucró en el tema.
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Con sus arenas blancas y un entorno natural único en esta región del delta del Paraná, el Banquito San Andrés podría ser un destino turístico internacional, para disfrutar del río, la playa y sus paradores, además de practicar deportes náuticos a solo 10 minutos del centro de Rosario.
Por ahora, las autoridades del Enapro, junto a los gobiernos provincial y municipal, tienen al alcance de la mano una gran fuente de ingresos por turismo y un espacio espectacular para que los rosarinos vuelvan a disfrutar como en otras épocas.