“Los veo a todos los docentes, más allá de las diferencias, con un enorme compromiso y con una enorme capacidad de salirle al cruce a lo imprevisto, el sistema respondió con lo que tenía y con lo que podía, no hay que olvidar que la pandemia irrumpió en una escuela basada en la presencialidad y de un día para el otro todo pasó a ser diferente”.
La ministra de Educación de Santa Fe, Adriana Cantero, habla con calma pero con firmeza, quiere que no queden dudas de que valora el esfuerzo que se ha hecho por sostener el vínculo con los alumnos, a pesar de las dificultades que impuso el aislamiento social, preventivo y obligatorio y la falta de preparación para dar clases a distancia.
“Hay docentes que han demostrado una gran capacidad de respuesta, más allá de los perfiles, los contextos y los recursos, cada uno puso lo suyo para sostener la relación con los estudiantes y revelaron una gran creatividad para poder lograrlo”, destaca Cantero, en diálogo con La Capital, mientras viaja en auto a la capital de la provincia.
"Nos preocupan los chicos que no la están pasando bien; como adultos, tenemos que hacer un esfuerzo para sostener el vínculo en la emergencia"
“Esta situación nos aflige y nos conmueve, es un tiempo de mucha demanda, de mucha reflexión, pero también de mucho desprendimiento, se necesita mucha generosidad, mucha solidaridad para enfrentar este momento inédito que no solo atraviesa a la escuela sino a la vida cotidiana de los docentes, los padres y, sobre todo, los niños”, explicó.
Asimismo, señaló que el gran desafío que le planteó la cuarentena fue cómo lograr que los 900 mil alumnos y las más de 80 mil personas que trabajan en el sistema educativo provincial no pierdan el lazo con la escuela. “Hay que buscar la forma de ver cómo llegar a los niños no a través de la exigencia sino con un vínculo de ternura, de afecto, que los ayude en la pandemia”, afirmó.
“La educación debe ser un proceso de humanización presente, alejado de la meritocracia”, enfatizó la ministra, y añadió: “Nos preocupan los chicos que no la están pasando bien, como adultos, tenemos que hacer un esfuerzo para sostener el vínculo en la emergencia, hay que tener en cuenta que la pandemia está atravesada por complejidades personales”.
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“La potencia socializadora de la educación incide en la organización de la vida cotidiana de la sociedad”, enfatiza Cantero, y asegura que la escuela va a ser una de las últimas actividades en volver a la rutina que tenía antes de la pandemia. “No sabemos si va a ser igual a a la que conocimos, y eso genera incertidumbre y búsqueda de respuestas”, insiste.
Lo que sí dejó en claro el Covid-19 es el valor que tiene la escuela para el día a día. En ese sentido, afirma: “Todos adherimos a las nuevas tecnologías, pero esta situación dejó en claro que la tecnología no sustituye el vínculo presencial, la mirada, la palabra, el gesto, aunque hay que reconocer que la virtualidad ha habilitado otras formas de encuentro”.
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Por último, afirma: “La escuela no corre en riesgo, porque es necesaria y por la gran conmoción emotiva con la que los docentes se afanaron porque siga viva en la pandemia, ellos demostraron con su trabajo que la educación es un proceso de humanización y entendieron porque no le vamos a poner un numerito al trabajo de los chicos sino que lo vamos a valorar enormemente”.