A diez años de la primera marcha que conmovió a todo el país con el grito de "Ni una menos", Rosario volverá a movilizarse para decir no a la violencia machista y denunciar las consecuencias de los recortes de presupuesto en políticas públicas de prevención y acceso a la salud.
Agrupaciones feministas, de estudiantes, de organizaciones sociales, sindicales y políticas participarán de la movilización convocada en Rosario. La concentración será a las 17 en la plaza 25 de Mayo, en Buenos Aires y Santa Fe, para comenzar a marchar media hora más tarde hasta la plaza San Martín de Santa Fe y Moreno, donde se leerá la proclama de la manifestación.
Convocada por la Asamblea Translesbofeminista de Rosario, la marcha se realizará por calle Santa Fe, por lo que se prevén desvíos de tránsito en el horario en el que se extienda la convocatoria. Desde la organización recordaron a quienes participen tomar algunas medidas de autoseguridad, como llevar DNI y tarjeta de colectivo, calzado cómodo y una botella de agua para hidratarse.
La primera marcha Ni Una Menos se realizó hace una década, en junio de 2015, tras el femicidio de Chiara Páez en la ciudad de Rufino. La adolescente de 14 años fue asesinada por su novio y enterrada en el patio de la casa de su abuelo. El caso marcó un antes y un después, instalando la problemática del femicidio en las calles de todo el país y generalizando el reclamo de políticas públicas para prevenir la violencia de género.
A diez años de la primera movilización, en el país se registraron 2.827 femicidios (2.543 directos y 284 vinculados), uno cada 31 horas, y en más de ocho cada diez casos, el femicida pertenecía al círculo íntimo o era conocido de la víctima, según el último informe el Observatorio de las Violencias de Género "Ahora que sí nos ven", que abarca desde el el 3 de junio de 2015 y el 25 de mayo pasado.
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La convocatoria a reclamar "Ni una Menos" de este año, hace hincapié en el recorte de las políticas públicas, el desfinanciamiento y eliminación de programas que son parte de las conquistas del movimiento. "El ajuste presupuestario en materia de salud afecta a toda la población, y en especial a las niñas y mujeres pobres y al colectivo travesti trans. También la eliminación de programas de abordaje de las violencias de género", adivierten y consideran que "cerrar estos programas no es solo una decisión administrativa, significa un retroceso cultural y político. Cuando el Estado se retira, las desigualdades se profundizan y cuando se niega la existencia de una necesidad, lo que se niega, en el fondo, es la humanidad de quienes la experimentan".