El Papa Francisco encabezó ayer ante miles de fieles la misa de Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, en la que aludió a la resurrección de Cristo, durante una celebración cuyas medidas de seguridad fueron reforzadas ante la amenaza de un posible ataque terrorista, con controles estrictos antes del ingreso a la iglesia y a la plaza San Pedro.
El Pontífice destacó el peso y el "dolor de tanta injusticia inhumana"que sufren los refugiados, los migrantes, los explotados y las víctimas de guerra y recordó a los "que en la sociedad sienten el dolor de la pobreza, de la explotación y de la trata de personas, a aquellos que viven el menosprecio porque han emigrado, a los que están sin hogar y sin familia".
Palabras valientes y serenas del Papa con el marco de una Roma militarizada y en estado de alerta máxima. Efectivos del Ejército custodian, armados hasta los dientes, los lugares más simbólicos del cristianismo en la gran capital y el Vaticano. Hay militares y carabineros con armas largas en estaciones de subte y trenes.
El mundo vive momentos de dramática tensión internacional. Y en Roma se convive también con la paranoia en tiempos de locura terrorista global.
La violencia yihadista está de trasfondo. Los yihadistas han amenazado con matar al Papa y "conquistar" Roma. Sin embargo esta situación no parece amedrentar a Francisco para realizar su primera visita oficial a Egipto en 12 días más.
No se puede comprender el viaje que realizará el Papa Francisco a Egipto, previsto para el 28 y 29 de abril, sin entender la saña asesina que sufre la minoría cristiana copta a manos del fundamentalismo islámico.
Esta colectividad sufrió el domingo pasado dos atentados suicidas —en iglesias de Tanta y Alejandría— que dejaron por lo menos 46 muertos y más de un centenar de heridos.
Los ataques fueron reivindicados por el grupo islamista radical Estado Islámico (EI) que se ha hecho fuerte en esa zona de la península del Sinaí.
Los coptos y su papa, Teodoro II, junto a otros religiosos egipcios apoyaron el golpe de Estado encabezado el 16 de julio de 2013 por el mariscal Abdel Fatah al Sisi contra Mohamed Mursi, un dirigente de los Hermanos Musulmanes convertido en el primer presidente elegido en comicios libres de Egipto.
Durante el gobierno de Mursi más de 40 iglesias sufrieron ataques en todo el país, y la comunidad cristiana egipcia, junto con los coptos, fueron uno de los blancos preferidos por los yihadistas.
Si bien la presidencia de Al Sisi fue respaldada luego en las urnas, la relación entre el gobierno egipcio y los coptos se fue deteriorando drásticamente junto con la situación económica.
En diciembre de 2016, al menos 23 coptos fueron asesinados en un atentado en la Catedral de San Marcos.
No es nueva la discriminación que sufren los coptos en Egipto, ya que durante siglos esta comunidad fue marginada en un país de mayoría musulmana.
En febrero pasado, los yihadistas les dijeron a los coptos que "lo peor" estaba por venir.
A pesar de la violencia, que está recrudeciendo en Medio Oriente, el Vaticano confirmó el viaje de Francisco y dijo que el Papa está muy bien informado sobre lo que ocurre en Egipto, un país de mayoría musulmana donde los coptos constituyen el 10 por ciento de la población de 95 millones de habitantes.
Marginados del Estado y utilizados a veces como chivos expiatorios, muchos coptos se identifican con su origen árabe, aunque no creen que pertenezcan históricamente a esta raza.
Los coptos son reconocidos como la civilización descendiente de los faraones egipcios. Y se han extendido a otros países vecinos como Libia y Sudán. En Australia hay unos 30.000 coptos, la más grande colectividad después de Egipto, según el sitio web de ABC News.
Los recientes atentados ocurridos durante el llamado "Domingo de Ramos" provocaron "perturbación y gran sufrimiento", pero de ninguna manera pueden impedir la visita del Papa, reconoció el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, Angelo Becciu.
Para este funcionario, los ataques yihadistas buscan impedir el diálogo y una mayor amplitud que, a su juicio, gozan en la actualidad los cristianos coptos.
Cuando se lo consulta sobre el fundamentalismo islámico, el Papa Francisco se niega a asociar al islam con el extremismo.
"Ninguna religión es terrorista. El terrorismo cristiano no existe, el terrorismo judío no existe y no existe el terrorismo musulmán... son generalizaciones intolerantes que los fortalecen, basado en el odio y la xenofobia", dijo Jorge Bergoglio, durante la visita que realizo a California, entre el 16 y 18 de febrero pasado.
Francisco suele generar polémica tanto en la izquierda como en la derecha. Con respecto al islam, su posición es diferente a la del anterior Papa Benedicto.
El Vaticano conoce bien la realidad de Medio Oriente. Pero los yihadistas, dominados por su fanatismo, son una latente y ferviente amenaza.
postales. El Papa ayer en la basílica de San Pedro. Abajo, un policía revisando el bolso de una monja.
Los yihadistas han amenazado con matar al Papa. Sin embargo esta situación no parece amedrentar a Francisco