La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió ayer su esperado informe sobre el uso y la regulación de los cigarrillos electrónicos y se mostró contundente: pidió que se lo trate como el tabaco normal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió ayer su esperado informe sobre el uso y la regulación de los cigarrillos electrónicos y se mostró contundente: pidió que se lo trate como el tabaco normal.
Ello implica una estricta regulación en todo el mundo que, entre otras cosas, prohíba su uso en establecimientos cerrados y la venta a menores, y ponga límites a su publicidad.
El informe constata el "evidente" auge del uso de estos dispositivos, de los que existen 466 marcas, y en los que en 2013 se gastaron en todo el mundo 3.000 millones de dólares. También recoge cómo las grandes empresas tabacaleras transnacionales se han incorporado a este mercado recientemente y cómo "compiten agresivamente" con las independientes.
La OMS concluye que el aerosol que generan "no es simplemente vapor de agua como se suele afirmar en la mercadotecnia de estos productos" y que, por el contrario, suministran nicotina.
En Argentina la venta del cigarrillo electrónico está prohibida. Los que lo fuman (se ignora la cantidad) lo compraron en el exterior o por internet. Asumen que no contiene nicotina, que sólo está saborizado o que no es tan dañino como el cigarrillo tradicional. Quienes quieren o necesitan dejar de fumar dicen que lo usan como un paso previo al éxito.
Estudio. Los expertos de la OMS analizaron los riesgos sanitarios de los cigarrillos electrónicos a partir de la evidencia científica existente. La capacidad de estos dispositivos para suministrar nicotina al usuario es muy variable, desde niveles muy bajos a niveles muy similares a los de los cigarrillos, alerta el informe, que recuerda que también se han encontrado, en determinadas marcas, compuestos carcinógenos como el formaldehído.
Los efectos a corto plazo para los usuarios, o vapeadores, son la irritación de ojos y vías respiratorias por la exposición al propilenglicol (el otro ingrediente principal, junto con la nicotina).
Sobre los efectos a largo plazo, avisa: dado lo relativamente reciente de estos productos y el largo tiempo que tardan en aparecer muchas enfermedades, entre ellas el cáncer, "no habrá pruebas concluyentes" de la relación, dice la OMS, "hasta dentro de muchos años, e incluso decenios".
Con los datos actuales, el informe señala las "graves amenazas" de estos productos para adolescentes y fetos y recuerda que aumentan la exposición de los no fumadores a la nicotina y a algunas sustancias tóxicas. Exposición, eso sí, en general menor que la de los cigarrillos convencionales.
Sobre la supuesta eficacia de estos productos para ayudar a dejar de fumar, la OMS señala que las pruebas son "limitadas" y "no permiten extraer conclusiones". Y recuerda que hasta ahora ningún organismo gubernamental ha evaluado ni aprobado ninguno como método para dejar de fumar. Entre las regulaciones que recomienda la OMS está por tanto prohibir que se publiciten usando este reclamo "hasta que los fabricantes aporten pruebas científicas fundadas y convincentes".
También pide prohibir su uso en interiores hasta que se demuestre que el vapor exhalado "no es nocivo para las personas del entorno".
Para la OMS, los dispositivos no han sido sometidos a ensayos por parte de científicos independientes, La afirmación de los beneficios es infundada o basada en informaciones inexactas o engañosas.