Pilar Bauzá Moreno, la enfermera argentina de Médicos sin Fronteras (MSF) que estuvo secuestrada en
Somalía, aseguró ayer que no retornará a ese país africano y lamentó haber estado obligada a
abandonar la tarea humanitaria mediante la cual asistía a niños desnutridos.
Además, al hablar de episodio por primera vez ante la prensa, la joven
de 26 años sostuvo que sintió “miedo” porque el “trato (de los captores) no fue
bueno” y especificó que el temor radicó en “estar en un lugar desconocido con gente que
coarta” la libertad.
En tanto, aseguró desconocer si se efectuó un pago de 250 mil dólares
como había trascendido a cambio de su liberación y la de la médica española Mercedes García (de 51
años), junto a quien fue secuestrada el 26 de diciembre en el puerto somalí de Bosasso.
“No voy a regresar a Somalía. Además, no creo que mi familia me
deje hacerlo”, enfatizó Bauzá Moreno durante una conferencia en un hotel porteño de avenida
Corrientes 1778.
Sin embargo, expresó “mucha tristeza” por haber abandonado
su tarea de asistencia humanitaria en el país africano. “De los chicos somalíes, lo que puedo
decir es que era todo alegría”, destacó la enfermera, y remarcó que quedó reconfortada con la
función solidaria que cumplió.
“Este hecho nos sacó de allá y nos hizo dejar a todo el equipo que
estaba en Bosasso, a esos pacientes y a esas familias que asistíamos”, dijo.
“Ese trabajo me completaba, me hacía lo que soy, era todo alegría.
Me da mucha tristeza haberme ido así, no lo imaginaba. Todo era demostraciones de cariño y es lo
que fui a buscar. Lo había encontrado y estaba feliz”, explicó.
La enfermera compartió la conferencia de prensa con el director de la
MSF España, Aítor Zabalgogeazkoa, y la responsable de esa organización no gubernamental (ONG) en
Argentina, Laura Calonge. La familia de Pilar seguía las alternativas desde pocos metros.
En relación al momento del secuestro, dijo recordar sólo que viajaba en
un automóvil, en el que se dirigía al centro asistencial en el que trabajaba, cuando el vehículo
frenó en forma abrupta.
“Ese día íbamos al hospital, como todos los días. Ahí nos
interceptaron, pero yo no los vi. Después, más detalles no sé decir, nunca supe ni nunca me pude
imaginar los motivos por los que fui secuestrada”, expresó.
Luego se refirió a los días de encierro (siete), al sostener que
“desde el mismo momento en que uno está secuestrado, el trato psicológico deja de ser
bueno”, aunque señaló luego que “el trato físico no fue malo”.
Entre las montañas. “Nos daban de comer y teníamos agua”, pormenorizó,
y aseguró que sólo logró determinar que el lugar de cautiverio estaba emplazado en una zona con
“montañas”, por lo que permaneció a la “intemperie”. “Siempre temí
por mi vida”, dijo, y añadió que “el miedo real se da al estar en un lugar desconocido
con gente que coarta” la libertad.
No pudo precisar si los captores perseguían móviles religiosos o
políticos, o si el secuestro sólo obedeció a razones económicas.
“Nunca hubo una pauta o una señal de nada”, dijo Pilar, tras
precisar que además no tuvo ningún tipo de comunicación con los captores, que “sólo hablaban
somalí”, idioma que ella no entiende a pesar de haber estado cinco meses de misión.
Por otra parte, dijo desconocer si se efectuó un pago de 250 mil dólares
para quedar libre junto a la médica española. “No lo sé, no me consta”, sostuvo, y de
inmediato intervino Zabalgogeazkoa, quien ratificó que MSF no pagó “ningún rescate”, y
aseguró que no sabe si lo hicieron los gobiernos de Argentina y España.
El canciller argentino Jorge Taiana y su colega español, Miguel Angel
Moratinos, habían afirmado, con sendas declaraciones, que no efectuaron pago alguno para que el
grupo armado declinara su posición y liberara a las rehenes. (DyN)