Fingir orgasmos también es cosa de hombres. Así lo asegura una encuesta realizada en diez ciudades estadounidenses: en la encuesta Trojan Charged Sex Life, el 60% de las mujeres admiten haber fingido orgasmos, mientras que la proporción es solo del 19% en el sexo masculino.
Los sitios AskMen.com y TresSugar.com también quisieron averiguar cuál es el porcentaje de hombres que fingen el orgasmo. Tal como publica The Huffington Post, en la encuesta –en la que participaron 50 mil personas (49 mil varones, mil mujeres) de EEUU, Reino Unido y Australia- aseguró haber fingido el 54% de las chicas y el 34% de los hombres.
En un estudio publicado en LiveScience, por otra parte, el 25% de los estudiantes universitarios encuestados aseguró haber fingido el orgasmo, mientras que la mitad de las mujeres dijo haber actuado. Esta investigación, realizada por psicólogos de la Universidad de Kansas, consultó a 180 hombres y 101 mujeres acerca de su vida sexual. Se le preguntó a cada participante si alguna vez había fingido tener un orgasmo o si habían hecho “algo similar”, para intentar captar una respuesta verdadera de los más vergonzosos.
Si bien para ellos es más “difícil” fingir el orgasmo, sucede. La psicóloga y sexóloga Pilar Cristóbal lo explica en un artículo de El País: “En el hombre el orgasmo está regido por el sistema nervioso parasimpático -el que relaja-, mientras que la eyaculación pertenece al simpático –el que estimula-, y para que ambos coincidan deben ponerse de acuerdo, que es lo que normalmente sucede. Pero si hay estrés, presión o excesivo afán de control este equilibrio se rompe y puede ocurrir que el hombre eyacule sin experimentar un orgasmo, lo que resulta bastante doloroso, o viceversa”.
“El orgasmo es una respuesta fisiológica, emocional y social: une el cuerpo a la capacidad de gozar y de compartir la experiencia sexual. Sin embargo, los condicionantes socioculturales han sido causa de muchas limitaciones a la hora de hacer el amor”, comenta el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Según el estudio de la Universidad de Kansas, la mayoría de las mujeres y la mitad de los hombres lo hicieron para evitar herir los sentimientos de su pareja. Además, notaron que aquellos que fingieron compartían la creencia de cierto “guión” común, en el que se sienten presionados por alcanzar el orgasmo durante el coito, y donde la mujer debería experimentarlo primero.
“El temor a no rendir de la manera adecuada, a no responder con el deseo y el desempeño sexual esperados expone a muchos hombres a sufrir, en algún momento de sus vidas, de una disfunción sexual. Estos síntomas pueden ser pasajeros pero generan angustia y frustración (falta de erección, dificultades para sostener la erección, eyaculación precoz, eyaculación retardada, entre otras). Cuando aparecen estos síntomas los varones los ocultan por vergüenza y no consultan con un especialista. De esta manera una disfunción puede volverse crónica”, explica la sexóloga y psicóloga Andrea Gómez. “Los varones no tienen el hábito de concurrir al médico con asiduidad, postergan la consulta para cuando están muy preocupados o cuando la dificultad que tienen no les permite seguir cumpliendo con sus roles y actividades. Esto también responde a mandatos sociales aprendidos”, dice Gómez.