Una nueva etapa fue superada en el proceso de beatificación de Juan Pablo II (1978-2005), con el voto positivo de la comisión compuesta de cardenales y obispos encargada de reconocer sus "virtudes heroicas", informaron ayer fuentes vaticanas.
Una nueva etapa fue superada en el proceso de beatificación de Juan Pablo II (1978-2005), con el voto positivo de la comisión compuesta de cardenales y obispos encargada de reconocer sus "virtudes heroicas", informaron ayer fuentes vaticanas.
Los participantes en esta reunión tienen la "boca cerrada" por el secreto pontificio, pero "su voto tuvo que ser favorable", según las fuentes.
Reunida el lunes a puertas cerradas, la comisión de 15 de los cardenales y obispos de la Congregación para la Causa de los Santos validó "la heroicidad de las virtudes" de Karol Wojtyla.
El expediente pasará ahora a las manos de Benedicto XVI, quien debe autorizar al dicasterio (ministerio) a promulgar el decreto que reconoce las virtudes heroicas de su predecesor. Karol Wojtyla sería entonces proclamado "venerable".
Antes de la beatificación propiamente dicha, con el examen del milagro atribuido a Juan Pablo II, la cura sin explicación médica de la monja francesa Marie Simon-Pierre, de la congregación de las Pequeñas Hermanas de las Maternidades Católicas, quien padeció mal de Parkinson en 2005.
Este caso pasará ante una comisión médica, una comisión de teólogos y luego, finalmente, a la comisión de obispos y cardenales.
Luego, Benedicto XVI deberá autorizar a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto que reconoce el milagro atribuido al Papa polaco.
Este podrá ser entonces beatificado, lo que podría darse en octubre de 2010, coincidiendo con el aniversario de la elección de Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1978.
Karol Wojtyla sería así beatificado un poco más de cinco años después de su muerte, en un plazo incluso más breve que lo ocurrido para la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), beatificada seis años después de su desaparición.
El proceso de beatificación fue iniciado por Benedicto XVI, dos meses después de la muerte de Juan Pablo II, el 2 de abril de 2005.
Por Martín Stoianovich