“Te sorprende cuando alguien que vive en Funes no tiene animales domésticos. Creo que hay más perros y gatos en los domicilios que personas”, cuenta con una sonrisa Donina Spitale, médica veterinaria, quien hace 12 años eligió esta ciudad para vivir.
Nació en Arroyito, en Rosario, y estudió durante seis años en Casilda, en la Facultad de Ciencias Veterinarias. “Dos colectivos por día para llegar. Fueron épocas de mucho sacrificio, como le pasa a la mayoría de los que elegimos esta carrera”, dice.
“Siempre fui rebichera”, tal como se define desde que era una niña. Donina era de las que aseguraban que quería “atender a animalitos” cuando fuera grande. Y lo cumplió. A la par, nunca abandonó su amor por la música. Incluso al llegar a Funes dio clases de piano mientras daba sus primeros pasos como veterinaria en la ciudad.
“¿Cómo empecé a tener trabajo? Poniendo cartelitos en las columnas, esos que tienen la tirita que la gente se puede llevar con los teléfonos. Y me empezaron a llamar de todos lados. Después el boca a boca. La verdad es que me fue rebien, al punto de que en un momento tuve que limitar la cantidad de pacientes para poder darles a todos la calidad de atención que merecen”.
“Creo que hoy encontré el equilibrio en relación al trabajo, la vida familiar (tiene dos hijos pequeños) y el tiempo para disfrutar de otras cosas que me gustan. En Funes hay mucho para hacer, si querés te quedás tranqui, pero también tenés bares en los que podés escuchar buena música, un montón de actividades de día y de noche, y desde ya las ventajas del verde, de la vida al aire libre”.
79987629.jpg
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
El cariño por sus pacientes
Donina es de las que tiende un puente de afecto enorme con los animales que asiste y también con las familias a las que pertenecen.
En Funes, donde el tiempo corre un poco más despacio que en las grandes ciudades, la llegada del veterinario o veterinaria que atiende a domicilio, como en el caso de ella, es más que una visita de médico. Hay tiempo para charlar sobre las cosas que pasan en el pueblo (Funes es ciudad pero los que viven desde hace mucho le siguen llamando así), para hablar de la familia y por supuesto de los protagonistas de esta historia: los perros o gatos. “Es bastante común que acá tengan ambas especies, y que convivan sin problemas. En mi caso tengo cuatro perros y un gato”, menciona. “Pero lo más habitual son los perros, y más de uno por casa. Incluso están los que tienen cinco, seis ¡y hasta 10! En general la gente tiene terreno, tiene verde, y aprovecha el espacio para tener mascotas”.
En este punto Donina se detiene. “A mí me sale decir mascotas a veces, pero hay toda una corriente que señala que esa terminología los cosifica. La verdad es que es mucho mejor llamarlos por su nombre. De hecho yo me sé los nombres de todos mis pacientes, aunque en una misma casa haya tres o cuatro. Pero sí, cada tanto digo: tu mascota”.
Controles necesarios
La veterinaria asegura que se avanzó mucho en todo lo relacionado con los cuidados preventivos de los animales domésticos. “Me llaman para controlar las vacunas, el estado general, la alimentación. Obviamente hay situaciones puntuales, como las urgencias (que son las que ponen en riesgo de vida al animal) o situaciones críticas, pero la mayor parte del trabajo es preventivo, y eso es genial porque no llegás a la enfermedad”.
Perros que antes vivían 10 o 12 años “hoy son mucho más longevos”. “He tenido pacientes con 18 años con muy buena calidad de vida, que es lo que buscamos”, dice, quien durante años también trabajó en la parte pública en Sanidad Animal.
“Hay mayor toma de conciencia sobre la importancia de la castración y sus beneficios, y eso impacta desde ya sobre el control de la natalidad. Hasta hace algunos años en Funes había muchos perros en la calle y eso no se ve. Incluso gracias a eso hay menos accidentes, por ejemplo. Es una de las muestras de cómo funcionan las campañas y de la mejoría en este sentido. Eso me alegra un montón”, puntualiza.
Donina se siente agradecida de que lleguen más profesionales veterinarios a la ciudad. “Cada vez somos más, hay muchas personas jóvenes que se instalan en Funes con sus familias y abren sus clínicas o hacen domicilio. Lejos de que sea una competencia yo lo veo como la posibilidad de tener más redes de atención y contención. De contar con más profesionales para derivaciones. Además la especialización avanza mucho. Hay veterinarios que se dedican a cardiología, a oftalmología, a traumatología, hay anestesiólogos. Todo eso redunda en una mejor vida para los animales y para las familias con las que conviven”.
“¿Si atiendo perros y gatos o algún otro animal? En Funes puede que te llamen por alguna comadreja que rescatan porque es una población con la que convivimos. En esto también hay más aprendizaje. Los funenses las cuidan más, las protegen más que antes, y bueno, no falta el que la quiere adoptar, pero no, son animales silvestres y no pueden vivir en una casa. Sí podés cuidarlas si encontrás una herida, o una cría, pero después hay que dejarlas volver a su hábitat”.