Desde su inicio, la COP30 estuvo marcada por un fuerte componente simbólico. La conferencia se realizó por primera vez en la Amazonia, bioma considerado esencial para el equilibrio climático global y hogar de millones de personas, entre ellas 400 comunidades indígenas. Durante la apertura, el presidente brasileño Lula da Silva subrayó esta relevancia: “El bioma más diverso de la Tierra es hogar, economía y cultura. No es algo abstracto; es vida”. Lula llamó a que esta edición sea recordada como la “COP de la Verdad” y la “COP de la Implementación”, en referencia a la necesidad de avanzar más allá de los compromisos declarativos.
La posición de Argentina en la conferencia
Cada país participa de la COP con delegaciones de dos áreas clave: Cancillería, en tanto se trata de negociaciones internacionales, y Ambiente, responsables de políticas de mitigación y adaptación. En este marco, la posición argentina generó debates y críticas. El Gobierno envió una delegación reducida, sin su jefatura política en la materia, el subsecretario Fernando Brom para la magnitud del evento. Además, Argentina no presentó sus NDCs, las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional , que establecen los compromisos climáticos actualizados bajo el Acuerdo de París.
Esta ausencia implicó un retroceso significativo en comparación con las expectativas internacionales. El Climate Action Tracker calificó las políticas climáticas argentinas como “críticamente insuficientes”, mientras que el Observatorio Nacional de Acción Climática advirtió avances mínimos o estancados.
El protagonismo de las provincias
Frente a la baja presencia de la delegación nacional, los gobiernos subnacionales ocuparon un rol destacado. Hace un año, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Misiones y Santa Fe conformaron la Alianza Verde Argentina, con el fin de impulsar una acción climática coordinada ante un escenario nacional incierto. En Belém, estas provincias participaron activamente en paneles, reuniones técnicas y espacios internacionales.
También se realizó un nuevo encuentro de la Alianza para la Acción Climática Argentina, organizado por la FNGA, con el objetivo de retomar los avances alcanzados en la Pre-COP de Entre Ríos, en particular sobre la iniciativa de impulsar una nueva Ley de Transición Energética y se desarrollaron espacios de trabajo centrados en la vinculación entre el agro y el ambiente, y en el rol de los estados subnacionales frente al escenario nacional en materia climática, buscando generar una agenda común.
Acuerdos claves
- Declaración de BelémUno de los documentos más relevantes fue la Declaración de Belém, respaldada por 35 países y múltiples organismos internacionales. El texto propone metas ambientales, económicas y sociales para acelerar la transición hacia una economía global sostenible. Además, plantea la armonización de políticas, el impulso a la innovación tecnológica, la modernización industrial y el desarrollo de empleos verdes. Busca también fortalecer la inclusión social y priorizar las necesidades de los países del Sur Global. Argentina no figura entre los países adherentes.
- Coalición Abierta de Mercados Regulados de CarbonoDurante la primera semana, las negociaciones sobre descarbonización cobraron protagonismo con el anuncio de la Coalición Abierta de Mercados Regulados de Carbono, integrada inicialmente por 18 naciones, entre ellas Brasil y Estados miembros de la Unión Europea. La iniciativa apunta a unificar criterios y estándares globales para los mercados de créditos de carbono. Argentina decidió no sumarse.
- Declaración sobre la Integridad de la InformaciónPor primera vez, la integridad de la información climática ingresó formalmente a la agenda de acción. El 12 de noviembre se firmó la Declaración sobre Integridad de la Información, impulsada por la Iniciativa Global para la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático y respaldada por 12 países.
El documento promueve medidas para frenar la desinformación, fortalecer la evidencia científica disponible y proteger a periodistas, investigadores y defensores ambientales ante campañas de desprestigio. Lula da Silva reforzó este punto en su discurso inaugural al denunciar el avance del negacionismo global.
Movilización social y tensiones
El quinto día de la COP estuvo marcado por una masiva protesta organizada por la Cumbre de los Pueblos bajo el lema “Desde el Amazonas para el mundo: Fin de la desigualdad y del racismo ambiental. Justicia climática ya”. Cientos de manifestantes, entre ellos una amplia representación indígena, marcharon varios kilómetros hasta las inmediaciones del Parque da Cidade, donde se desarrollaba el encuentro. El operativo de seguridad de la ONU intervino para evacuar a los manifestantes, en un episodio que generó momentos de tensión.
Negociaciones finales y un “acuerdo de mínimos”
La COP30 trabajó sobre 145 temas prioritarios vinculados a la transición justa, financiamiento, adaptación, balance global, biodiversidad e innovación. Sin embargo, la falta de consenso sobre cuestiones centrales, como la eliminación progresiva del carbón, el petróleo y el gas, llevó a un acuerdo final considerado débil por muchos actores. Los países árabes se negaron a discutir un camino claro para abandonar los combustibles fósiles, mientras que Colombia llegó a suspender momentáneamente la sesión de clausura para reclamar que sus objeciones fueran escuchadas.
En materia de financiamiento, el documento establece como meta la movilización de al menos 1,3 billones de dólares por año para 2035 desde fuentes públicas y privadas, y 300 mil millones de dólares anuales dirigidos a países en desarrollo.
En definitiva, la COP30 recibió críticas frecuentes sobre su logística. Incluso, la ONU envió una carta formal al Ejecutivo brasileño cuestionando fallas en la infraestructura, inundaciones por lluvias intensas, falta de agua en sanitarios, problemas de seguridad y un incendio que inutilizó la Blue Zone durante horas. También se señalaron problemas en los procesos de negociación, acusando falta de transparencia y escasa inclusión de actores clave.