Un sargento ruso que se declaró culpable de asesinar a un civil desarmado fue condenado por un tribunal ucraniano a cadena perpetua -la pena máxima.
Un sargento ruso que se declaró culpable de asesinar a un civil desarmado fue condenado por un tribunal ucraniano a cadena perpetua -la pena máxima.
En el primero de lo que podría ser una multitud de juicios por crímenes de guerra dentro de Ucrania, el sargento ruso Vadim Shishimarin, de 21 años, fue condenado por el asesinato de un hombre de 62 años que recibió un disparo en la cabeza en un pueblo de la región nororiental de Sumy en los primeros días de la guerra. Shishimarin, miembro de una unidad de tanques, pidió disculpas a la viuda del hombre en el tribunal. Un superior le ordenó que matara al hombre para que no pudiera informar de la posición de la unidad, alegó la defensa. Shishimarin se movía en un auto robado y su víctima en bicicleta. Le costó la vida tener un celular en la mano y cruzarse con la patrulla rusa que dirigía Shishimarin.
Su abogado defensor designado por Ucrania, Victor Ovsyanikov, argumentó que su cliente no estaba preparado para la “violenta confrontación militar’’ y las bajas masivas que las tropas rusas sufrieron cuando invadieron el país. Dijo que apelaría. El defensor de las libertades civiles ucranianas Volodymyr Yavorskyy afirmó que era “una sentencia extremadamente dura por un solo asesinato durante la guerra’’. Aarif Abraham, abogado de derechos humanos de Gran Bretaña, sostuvo que el juicio se llevó a cabo “con lo que parece ser un proceso completo y justo’’.
Los fiscales ucranianos están investigando miles de crímenes de guerra. Las fuerzas rusas bombardearon en Mariupol un teatro donde se refugiaban cientos de civiles y atacaron una maternidad. Tras la retirada rusa de los alrededores de Kiev a fines de marzo se descubrieron fosas comunes y las calles quedaron sembradas de cadáveres en ciudades como Bucha, Hostomel e Irpin, entre otras. Algunos casos irán a la Corte Penal Internacional de La Haya.
Mientras tanto, en una rara expresión pública de oposición a la guerra desde las filas de la élite rusa, un veterano diplomático del Kremlin renunció y envió una mordaz carta a sus colegas extranjeros en la que decía: “Nunca me he sentido tan avergonzado de mi país como el 24 de febrero de este año", declaró Boris Bondarev.
El destacado diplomático ruso destinado en la misión permanente del país ante las Naciones Unidas en Ginebra anunció que deja su cargo debido a su desacuerdo con la invasión de Ucrania por parte de Moscú. Boris Bondarev, consejero de la misión permanente de Rusia ante la ONU, se fue con un portazo: “La agresión desatada por Putin contra Ucrania, y de hecho contra todo el mundo occidental, no es sólo un crimen contra el pueblo ucraniano, sino también, quizás, el crimen más grave contra el pueblo de Rusia”.
Los diplomáticos de las embajadas rusas se pasaron diciembre, enero y febrero diciendo que pensar en Rusia atacando Ucrania era un “disparate.” A partir del 24 de febrero, pasaron a argumentar que la incursión rusa había sido “inevitable”. Bondarev aguantó hasta ahora. “Fui a la misión como cualquier otro lunes por la mañana, envié mi carta de renuncia y me fui. Empecé a imaginar esto hace unos años, pero la escala de este desastre me ha llevado a hacerlo”. Preguntado si algunos colegas pensaban lo mismo, explicó: “No todos los diplomáticos rusos son belicistas. Son razonables, pero tienen que mantener la boca cerrada”. Cree que su caso podría convertirse en un ejemplo, aunque “si me procesan, entonces aunque otras personas quieran seguir, no lo harán”. Ucrania había instado a los diplomáticos rusos a renunciar durante un debate del Consejo de Derechos Humanos en marzo. “Simplemente ya no puedo compartir más esta ignominia sangrienta, estúpida y absolutamente innecesaria”, dijo Bondarev. “Con una letra Z han tachado todas las esperanzas y perspectivas de una sociedad libre próspera en nuestro país. Aquellos que concibieron esta guerra solo quieren una cosa: permanecer en el poder para siempre, vivir en palacios pomposos e insípidos, navegar en yates comparables en tonelaje y costo a toda la Armada rusa, disfrutar de poder ilimitado y total impunidad”.