El 8 de agosto pasado, el FBI allanó el complejo residencial Mar-a-Lago de Donald Trump en Florida. Desde entonces surgieron detalles sobre más de 100 documentos secretos y clasificados que el ex presidente escondía en su club privado. Ahora se supo que había 90 carpetas vacías, algunas marcadas como “documentos clasificados”, de acuerdo a un inventario hecho público por la jueza federal a cargo de la investigación. El hallazgo abre interrogantes sobre el destino de los documentos federales secretos, “top secret”, que el ex mandatario se llevó de la Casa Blanca cuando dejó el poder.
En el informe dado a conocer por el juzgado federal, un documento de 11 páginas sobre la investigación que lleva el Departamento de Justicia, se da cuenta de cómo estaba guardado el material que sustrajo Trump, mezclando papeles clasificados con los que no lo son. Se encontraron hasta 18 documentos considerados de “alto secreto” o “top secret”. En algunas cajas había revistas, periódicos y recortes de prensa junto a material clasificado y documentos secretos. En el inventario también hay libros, ropa y objetos de regalo.
Junto a las carpetas vacías había marcas de “clasificadas”. Las autoridades federales recuperaron otras 40 carpetas sin nada dentro que en algún momento contuvieron documentos sensibles con la indicación de “devolver a la secretaria de personal/asistente militar”, de acuerdo al inventario. También se da cuenta de siete documentos marcados como “alto secreto” que se encontraron el pasado 8 de agosto en la oficina de Trump en Mar-a-Lago y 11 más en un depósito de la mansión.
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Donald Trump se adueñó de documentos secretos al dejar la Casa Blanca, en enero de 2021.
Previamente, el Departamento de Justicia publicó una versión editada del documento que autorizó al FBI a allanar la vivienda del expresidente Donald Trump el 8 de agosto. Es una declaración jurada de 38 páginas que ofrecen, entre otras cosas, detalles sobre los documentos clasificados que Trump sacó de la Casa Blanca. El FBI indicó al juez que era probable encontrar “evidencias de obstrucción” a la Justicia por parte de Trump en el allanamiento de su mansión Mar-a-Lago. Documentos clasificados de seguridad nacional se llevaron a lugares “no autorizados” en la propiedad privada de Trump. O sea: Trump, cuando dejó la Casa Blanca en enero de 2021, se llevó con él un centenar de documentos “top secret”, que son del gobierno. La Fiscalía General investiga al exmandatario por obstrucción a la Justicia, violación de la Ley de Espionaje y “manejo criminal de documentos del gobierno”. El Departamento de Justicia solo reveló algunas partes del texto y ocultó otras por motivos de seguridad, como por ejemplo, mantener en secreto la identidad de testigos. De las 38 páginas de la declaración jurada, 21 están tachadas en su mayoría o en su totalidad. Los investigadores federales también recuperaron más de 11.000 documentos gubernamentales no clasificados de la casa y complejo turístico de Donald Trump.
La profundización de la investigación sobre el manejo de información gubernamental sensible por parte de Trump ha revelado nuevos detalles inquietantes. Con cada presentación judicial hay nueva información sobre el masivo conjunto de documentos que el ex presidente se llevó de la Casa Blanca.
Trump niega haber cometido cualquier tipo de acto indebido. Dice que los documentos que tenía no eran clasificados y estaban a salvo. Pero el FBI señala que los agentes encontraron documentos marcados con las siglas “TS”, es decir “top secret” o ultrasecreto, y “SCI”, es decir información sensible. También se hace mención a “documentos secretos varios”. los agentes del FBI buscaban posibles indicios de violaciones a la Ley de Espionaje, que prohíbe mantener o transmitir información de seguridad nacional potencialmente peligrosa. La retirada por particulares de documentos o materiales clasificados está prohibida por ley. De hecho, el propio Trump aumentó el castigo para este delito cuando estaba en la Casa Blanca y ahora se penaliza con hasta cinco años de cárcel.
El miércoles pasado, después de la última presentación judicial, el Departamento de Justicia dijo que el allanamiento del FBI del 8 de agosto había hallado más de 100 documentos con “marcas clasificadas” en Mar-a-Lago, el doble de los que el equipo de Trump había entregado a principios del verano boreal y bajo juramento.
En la presentación, el Departamento de Justicia expuso con gran detalle cómo había desarrollado la evidencia “de que los registros del gobierno probablemente fueron ocultados y retirados” de una sala de almacenamiento en Mar-a-Lago. La presentación describió el largo proceso de tratar de recuperar los documentos del gobierno tomados cuando Trump dejó la Casa Blanca a principios de 2021. Algunos de los documentos encontrados eran tan sensibles que incluso los abogados del Departamento de Justicia y el personal de contrainteligencia del FBI requerían autorizaciones extras antes de poder revisar el material. Pero Trump, ya como ex presidente, podía hojearlos a gusto en su mansión de Florida.
El Departamento de Justicia dijo que “se hicieron esfuerzos para obstruir la investigación”. Presentó una foto de algunos de los documentos clasificados encontrados como prueba. La presentación decía rotundamente que el gobierno cree que se ha producido una “conducta obstructiva”.
El senador republicano Ted Cruz, otrora rival de Trump por la Casa Blanca, criticó a las fuerzas federales. “La redada del FBI fue un horrible abuso de poder”, tuiteó Cruz. Dijo que “tiene que haber ’una limpieza completa’ en el FBI”. Fue uno de los varios legisladores republicanos y candidatos al Congreso que esta semana hicieron conocer sus quejas sobre el Departamento de Justicia. El senador de Texas no es el único que dirige las críticas a las autoridades federales que llevan a cabo la investigación. El Partido Republicano está quebrado por las acciones de Trump. Inmediatamente después del allanamiento, los republicanos se unieron en gran medida a Trump. Pero a medida que surge nueva información, incluyendo la declaración jurada federal que apoya el allanamiento y la presentación del Departamento de Justicia, hace más difícil para los aliados de Trump defender al ex presidente y su equipo.
En vísperas de las elecciones de mitad de mandato, la capacidad de Trump para dominar el escenario político es bien recibida por los republicanos de la Cámara de Representantes, que confían en su presencia para reforzar el entusiasmo y la participación de los votantes en su intento de recuperar el control de la Cámara. Algunos lo animan a anunciar rápidamente su propia campaña para presentarse de nuevo a la Casa Blanca. Sin embargo, a los republicanos del Senado les preocupa cada vez más que Trump esté desviando la atención de lo que ellos preferirían que fuera un referéndum electoral sobre la actuación del presidente Joe Biden en la Casa Blanca. Mientras Biden intensifica sus propios esfuerzos para ayudar a su partido a retener el control del Congreso, se está centrando en los candidatos al estilo de Trump en las filas republicanas, con un tono más agresivo y un énfasis en los riesgos para la democracia que se han convertido en un tema motivador para los demócratas.
El representante demócrata Adam Schiff, de California, ex fiscal federal, dijo que la última presentación judicial era “devastadora” para Trump. “Lo que más llama la atención son los hechos que esbozan cómo el ex presidente y su equipo pusieron a sabiendas nuestra seguridad nacional en riesgo”, escribió Schiff en Twitter. El congresista, que lideró el primer impeachment de Trump, instó al Departamento de Justicia a continuar su investigación y “seguir los hechos”.