Mientras caían las bombas rusas en Ucrania, en la Plaza Roja de Moscú el presidente Vladimir Putin reiteró los argumentos que viene usando para justificar la invasión del país vecino, que ordenó atacar el 24 de febrero. En el Día de la Victoria, Putin dio un discurso mesurado y no anunció la medida más temida: la movilización general. Tampoco proclamó ninguna “victoria” en Ucrania, como se había especulado en los días previos.
En el acto del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi en 1945, en la Plaza Roja, Putin se mostró cabizbajo y para nada eufórico. Enumeró como justificación de la invasión las que que ya había mencionado el 24 de febrero, al anunciar el inicio de la guerra contra Ucrania. “Todo indicaba que sería inevitable el choque con los neonazis por los que apostaron Estados Unidos y sus socios menores”, declaró Putin en la Plaza Roja. Los “neonazis” son los gobernantes de Ucrania, desde el presidente Volodimir Zelensky, un ex actor judío, a sus ministros y legisladores. En Ucrania la extrema derecha que podría identificarse con el neonazismo recabó apenas 2% de votos en las elecciones de 2019 en la que Zelensky recibió 73%. Según Putin, lanzó la invasión luego de que “vimos cómo se desplegaba infraestructura militar, cómo comenzaban a actuar cientos de asesores extranjeros, había entregas regulares de las armas más modernas de los países de la Otán” a Ucrania. “El peligro crecía cada día y Rusia hizo frente de manera preventiva a la agresión. Fue una decisión forzada, oportuna y la única correcta”, agregó el mandatario ruso, que hizo también referencia al peligro de ataque nuclear contra Rusia que, según su opinión, emanaba desde suelo ucraniano, pese a que este país le entregó a Rusia, precisamente, todas sus armas nucleares en 1994. Nadie, fuera del gobierno ruso, sin embargo, considera que el 24 de febrero o en los meses previos hubiese un real peligro de ataque de parte de Ucrania a Rusia, como invoca Putin. Ucrania no está en condiciones militares de lanzar una guerra de agresión contra Rusia, y las armas que cita Putin que recibió de la Otán son defensivas, básicamente misiles antitanque y antiaéreos. Recién ahora, a más de 6 semanas de iniciada la guerra, comenzó a recibir armas de tipo ofensivo, como cañones de parte de EEUU, Alemania y Eslovaquia.
Putin también alegó que los ataques del ejército de Ucrania contra las autoproclamadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk, sostenidas y armadas por Moscú, lo llevaron a proteger a esas poblaciones de lo que llama “genocidio”. Putin insistió en hablar de “operación militar especial” contra Ucrania, en lugar de invasión. “Era la única forma de que Rusia evitara la agresión contra su territorio”, reiteró. Pero admitió importantes pérdidas en la guerra, aunque no dio cifras.
Contra lo que se esperaba, Putin no declaró la movilización general, que hubiera obligado a la población masculina a alistarse. Esta medida es ampliamente impopular, incluso desde antes de la guerra, y mucho más ahora, cuando ha trascendido, pese a la censura oficial, la gran cantidad de muertos y heridos que sufre el ejército ruso en Ucrania. Además, y lo más notorio en el plano del lenguaje gestual y corporal, Putin casi no sonrió, se lo vio cabizbajo y su tono de voz fue apagado.
En Kiev se cree que aunque sea de forma encubierta Moscú iniciará una movilización parcial que le permita dar impulso a su atascada ofensiva en el este ucraniano. Tras renunciar a capturar toda Ucrania y Kiev y sufrir severas pérdida en febrero/marzo, a inicios de abril Moscú fijó un objetivo mucho más modesto: tomar las dos provincias ucranianas más orientales, Donetsk y Lugansk, el Donbass, donde milicias locales armadas por Rusia ya dominaban la mitad del territorio desde 2014. A estas conquistas aún por lograr se suma el territorio capturado en el sur, sobre el Mar Negro y el Mar de Azov, lo que incluye la destruida ciudad de Mariupol, donde ayer, pese a los asaltos y bombardeos rusos aún resistía un núcleo de combatientes ucranianos. En resumen, la tan esperada aparición de Putin en el Día de la Victoria no dejó nada nuevo. En el frente, las bombas rusas cayeron sobre las posiciones ucranianas en el Donbass, pero sin que Rusia registrara algún avance.