Washington.— Barack Obama se convirtió ayer en el primer presidente de la historia de EEUU en apoyar el matrimonio entre dos personas del mismo sexo. A menos de seis meses de las elecciones presidenciales, el demócrata, que se postula a otro mandato, sacudió la campaña y se atrevió con un debate que aún sigue siendo polémico en Estados clave.
En una entrevista con la cadena ABC, de la que la emisora adelantó extractos, el presidente declaró: "Para mí, personalmente, es importante dar un paso al frente y afirmar que las parejas del mismo sexo deben poder casarse". Obama dijo entender las connotaciones religiosas que tiene la palabra "matrimonio", pero citó como parte de su "evolución" sobre el tema a los miembros gays de su gabinete que tienen "relaciones monógamas y crían hijos juntos" y a los soldados homosexuales que "luchan" por él y se sienten "limitados" por no poder casarse.
El mandatario también hizo una referencia a sus hijas. "Malia y Sasha tienen amigos cuyos padres son parejas del mismo sexo... No se les ocurriría pensar que se los trata de manera diferente", explicó.
Espaldarazo simbólico. El apoyo de Obama no tiene valor legal, pero es un espaldarazo simbólico. En 1996, cuando era candidato al Senado en Illinois, dijo que estaba a favor de la legalización de las bodas entre gays, pero dos años después se echó atrás y optó por apoyar sólo las uniones civiles. Desde la campaña de 2008, el presidente apenas había sugerido que sus ideas estaban "evolucionando".
Aunque su gobierno terminó con la norma "Don't ask, don't tell" (No preguntes, no cuentes) que impedía a los militares pronunciarse abiertamente sobre su orientación sexual, los grupos gay le exigían más gestos hacia una comunidad que tanto lo apoyó políticamente.
La presión para que Obama aclarase su postura se incrementó en los últimos días, después de que su vicepresidente, Joe Biden, asegurara el domingo que se sentía "perfectamente cómodo" con la idea de que los gays se casen. Un día más tarde, el secretario de Educación, Arne Duncan, también se pronunció abiertamente a favor del matrimonio homosexual.
Para Obama, la cuestión del matrimonio homosexual es difícil, en momentos en que busca ser reelegido para un segundo mandato en noviembre, para lo cual está tratando de volver a provocar el entusiasmo de los diversos grupos que resultaron clave para su elección cuatro años atrás, entre ellos los activistas gays.
Sin embargo, el mandatario también busca el apoyo de los votantes afroamericanos, blancos de clase obrera e hispanos, en su mayoría fuertemente católicos, cuyo voto podría ser clave en algunos Estados aún no definidos pero electoralmente muy relevantes.
Mitt Romney, el rival republicano de Obama, se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo y a las uniones civiles. Romney sólo acepta algunos derechos básicos, como el de visita en el hospital, y defiende una enmienda a la Constitución de EEUU para que ningún Estado permita las bodas gays.
El escenario nacional. Los casamientos entre homosexuales son legales en Nueva York, Vermont, Massachusetts, New Hampshire, Connecticut, Iowa y la ciudad de Washington. En Maryland serán legales desde enero si un referendo no lo impide en noviembre.
Según las encuestas, la población de EEUU está dividida con respecto a las parejas homosexuales. En mayo de 2011, el 53 por ciento de los ciudadanos decía apoyar las bodas gays, según Gallup. Ahora, según otro sondeo suyo publicado el martes, el 50 por ciento las apoya frente al 48 por ciento que las rechaza. Por otra parte, casi dos tercios de los demócratas están a favor de la legalización del matrimonio gay, y también lo avalan el 57 por ciento de los independientes.
No obstante, el panorama es muy diferente en el sur y el centro de EEUU. Allí están la mayoría de los 30 Estados que han aprobado leyes preventivas para que el matrimonio sea siempre la unión de un hombre y una mujer. Es un territorio republicano, pero Obama aspira a conquistar algunos de esos Estados, como Georgia y Florida. Las bodas gays también están prohibidas con el apoyo de los votantes en Ohio y Virginia, que son esenciales para el resultado del 6 de noviembre.