El ministro de exteriores británico Boris Johnson renunció por discrepancias con el plan para el "Brexit" de la primera ministra conservadora Theresa May, a la que acusó de "rendirse" en las negociaciones con la Unión Europea. Johnson, como muchos conservadores, rechaza la versión "soft" del Brexit que impulsa May. Este plan permitiría el libre flujo de bienes y productos entre Gran Bretaña y la UE, pero no servicios. Se cree que Johnson buscaría destituir y reemplazar a May, dada su popularidad entre los conservadores.
La renuncia de Johnson, uno de los más ardientes partidarios del retiro de Gran Bretaña del bloque, se dio un día después de que el secretario del Brexit David Davis hiciera lo propio diciendo que el plan de May para mantener un comercio cercano y vínculos regulatorios con la UE ofrecía "demasiadas concesiones muy fácilmente".
Las renuncias ocurren a la vez que un consenso gubernamental sobre los vínculos comerciales con el bloque se desintegró menos de tres días después de haber sido logrado, y nueve meses antes de la fecha límite para que Gran Bretaña se separe de la UE. En su carta de renuncia, Johnson agregó que el plan de May para mantener lazos económicos con el bloque significa que Gran Bretaña va encaminada a un "semi-Brexit" que la dejaría con el "estatus de colonia" dentro de la UE. "El sueño del Brexit está muriendo, sofocado por una baja autoestima", dramatizó Johnson.
Las renuncias desataron una tormenta que amenazaba con desbaratar el frágil gobierno de May, quien defendió su estrategia diciendo que es la única manera de resolver el tema de la frontera con Irlanda. Sus simpatizantes, sin embargo, estaban preocupados de que más ministros fueran a renunciar, y legisladores pro-Brexit de su Partido Conservador podrían favorecer un voto de censura contra la primera ministra.
Si la renuncia de Davis sacudió a May, la salida de Johnson estremeció los cimientos de su gobierno. Algunos legisladores escépticos sueñan con reemplazar a May con un acérrimo simpatizante de Brexit como Johnson, un personaje divisivo para los críticos y que nunca ha escondido su ambición de ser primer ministro.
A meses de la fecha límite para que Gran Bretaña se separe del bloque, el 29 de marzo del 2019, la UE ha advertido varias veces a Gran Bretaña que el tiempo se va agotando para que lleguen a un acuerdo de separación.
Minutos después de la renuncia de Johnson, May dijo en la Cámara de los Comunes que su programa, que permitiría el libre flujo de bienes y productos, pero no servicios, es el "Brexit correcto" porque permitiría evitar revisiones en la frontera entre la república de Irlanda e Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido.
El ministro de Sanidad, Jeremy Hunt, sustituirá a Johnson al frente de la cartera de Relaciones Exteriores. Hunt, de 51 años, había apoyado el mantenimiento de Reino Unido en la UE en 2016, antes de cambiar de opinión y unirse al bando de los pro-Brexit en 2017. Este ex empresario, que habla japonés y está casado con una china, har presidido durante seis años el servicio público de salud (NHS), afectado por una crisis profunda.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, dijo que la unidad del gobierno fue una "ilusión" que "duró 48 horas", y estimó que May no está capacitada para alcanzar un acuerdo con Bruselas "cuando ni siquiera puede alcanzar un acuerdo con su propio gobierno". Pero Corbyn, un laborista de izquierda radical, está muy desprestigiado y no posee plafond para proponerse como alternativa de gobierno.
Los euroescépticos más duros como Johnson y Davis pretendían en cambio cortar por lo sano con los socios europeos -y sobre todo en sus regulaciones y con la justicia europea-, y dedicarse a tejer acuerdos de libre comercio con países como Estados Unidos o Australia. Davis negó que quisiera encabezar una rebelión interna contra May, pero la dimisión de Johnson acerca esa posibilidad por la debilidad parlamentaria de la primera ministra, que tiene que apoyarse en los unionistas norirlandeses para gobernar, y por la popularidad del ahora ex canciller entre los conservadores. En Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, expresó su esperanza de que estas dimisiones sirvan para frenar el Brexit.