El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió este martes con autoridades de su Ejecutivo y rechazó convocar un referendo sobre su reforma previsional, así como cambiar a la jefa de gobierno Elisabeth Borne o disolver anticipadamente el Parlamento, todas medidas que reclama la oposición. El lunes, Macron y su Ejecutivo se salvaron por pocos votos de una moción de censura presentada por diputados de derecha e izquierda. La reforma previsional seguirá adelante, es el mensaje que envía Macron, pese a la ola de huelgas, protestas callejeras violentas y falta de servicios básicos, como transporte y recolección de residuos en la región de París por las medidas de fuerza. El mandatario apuesta al desgaste de las protestas callejeras y el cansancio de los franceses con estas huelgas de servicios públicos.
El Ejecutivo superó el lunes dos votaciones en la Asamblea Nacional (Cámara baja) destinadas a bloquear la reforma, que quedó así automáticamente adoptada tras su reciente aprobación por decreto, el pasado jueves. Los derrotados prometieron recurrir al Consejo Constitucional.
Si bien las votaciones constituyeron un triunfo, el mandatario se expone a un alto costo político a cuatro años de concluir su segundo mandato, en el que aspira a hacer otras reformas pese a no tener control del Parlamento. Más allá de las protestas, los sondeos muestran que los franceses rechazan en más del 70% la reforma previsional.
Desde mediados de enero, el gobierno enfrenta el rechazo de los gremios, de gran parte de la oposición y de dos de cada tres franceses a su plan de retrasar la edad jubilatoria de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años en lugar de 42 para cobrar una jubilación completa. A la vez, el continuo clima de caos callejero y falta de servicios públicos básicos, están desgastando a la sociedad, en especial en la región de París. La recolección de miles de toneladas de basura y tanto los ómnibus urbanos como los trenes están casi totalmente bloqueados. A la vez, Francia ya ha sumado 9 huelgas generales y los sindicatos preparan una más.
En medio de llamados a más protestas y huelgas, la oposición urgió a Macron a echar a su primera ministra Elisabeth Borne, a retirar su reforma o a someterla a consulta popular, mientras que su rival de ultraderecha Marine Le Pen reclamó incluso la disolución de la Cámara baja. En el voto de censura, la ultraderecha votó junto a la izquierda moderada y la ultraizquierda.
Macron rechazó de plano todos estos planteos de la oposición. El presidente se reunió con la premier Borne y otros integrantes del gobierno, aliados de su coalición y figuras del oficialismo. Macron dijo en los encuentros que no tenía ninguna intención de disolver la Asamblea Nacional, ni de remodelar el gobierno o de someter su reforma a referendo, informó la agencia de noticias francesa AFP.
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Un piquete sindical en una ruta del sur de Francia. Las protestas se iniciaron en enero y al parecer continuarán. Macron apuesta al cansancio de la población con las huelgas y acciones callejeras.
A la espera de que el Consejo Constitucional resuelva los recursos presentados por la oposición contra la reforma, lo que retrasa su promulgación, el jefe de Estado abogó por centrarse en el futuro y pidió a sus ministros “en un plazo máximo de dos a tres semanas” propuestas para “un cambio de método y de agenda de reformas” para “evitar encontrarse en un desafío a la legitimidad de un texto”, reseñó AFP.
La noche del lunes estuvo marcada de nuevo por protestas violentas con choques con la Policía y el incendio de contenedores de basura en varias ciudades, sobre todo en París, donde se registraron 234 de las casi 300 detenciones de toda Francia, informó el Ministerio del Interior.
La prensa francesa opositora estimó que la victoria del gobierno en las mociones de censura en la Cámara baja “sabe a derrota”, y el diario de izquierda Libération aseguró incluso que “sume al gobierno en una crisis política”, mientras que el rotativo de centroderecha Le Figaro se preguntó: “¿Ahora qué puede hacer Emmanuel Macron?”.
La aprobación de la reforma dio paso a una nueva fase de política de desgaste a un gobierno impasible ante las acusaciones de la oposición de “represión” policial de los manifestantes. Pero el gobierno juega la carta del orden público y sin decirlo apuesta al cansancio de los ciudadanos.
Borne defendió a las fuerzas de seguridad en la Asamblea, aunque advirtió que estas “tiene un deber de ser ejemplares y son conscientes de ello”. Desde la adopción por decreto de la reforma jubilatoria el jueves pasado, “más de 1.200” manifestaciones no declaradas, “a veces violentas”, se produjeron en Francia, dijo el ministro de Interior, Gérald Darmanin, que cifró en 94 los efectivos policiales heridos.
El rechazo de las calles parece no detenerse, con nuevas manifestaciones este martes en París, convocadas por diversos gremios, según consignó el diario Le Monde. Anoche, 234 personas fueron detenidas en la capital en protestas contra la reforma, informó la cartera de Interior, mientras unas 60 más fueron arrestadas en el resto del país. La situación también se tensó en la sureña Marsella, la segunda ciudad del país, donde se registraron incidentes graves entre huelguistas y fuerzas policiales en una refinería en la que las autoridades aplicaron una conciliación obligatoria para garantizar el suministro de combustible.
Las acciones de protesta se multiplicaron este martes, con marchas en la sureña Montpellier y bloqueos de rutas en Nantes (oeste) y Lyon (sureste) -la tercera urbe más poblada del país-, donde también hubo piquetes en la principal estación ferroviaria, en una refinería y una central nuclear ubicadas en las cercanías. En París, los recolectores de residuos decidieron extender hasta el lunes próximo la huelga que mantiene a la capital con unas 10 mil toneladas de basura en las calles.
En este contexto, Macron, que no ha tenido apariciones públicas en varios días, tiene previsto conceder este miércoles una entrevista a las cadenas de televisión TF1 y France 2, la víspera de viajar a Bruselas para una cumbre con los líderes de la Unión Europea (UE). Será la primera vez que Macron hable en público desde que el jueves pasado decidió aprobar por decreto su reforma jubilatoria.