Pekín- China dijo hoy que el líder espiritual tibetano Dalai Lama es un “lobo vestido de monje” con el que Pekín libra una “batalla a matar o morir”, tras las mayores protestas contra el control chino del Tíbet en más de dos décadas.
Pekín- China dijo hoy que el líder espiritual tibetano Dalai Lama es un “lobo vestido de monje” con el que Pekín libra una “batalla a matar o morir”, tras las mayores protestas contra el control chino del Tíbet en más de dos décadas.
La prensa estatal china, en tanto, informó que más de 100 personas se entregaron a la policía en Lhasa, la capital del Tíbet, y en los alrededores de la ciudad, donde comenzaron las actuales protestas, que se tornaron violentas la semana pasada.
Los disturbios, que según China fueron orquestados por gente del entorno del Dalai Lama, desataron una dura represión de las fuerzas chinas y centraron la atención internacional en la observancia de los derechos humanos en China justo a escasos meses de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Pekín este año.
El gobierno comunista prohibió la tarea de los periodistas extranjeros y los “invitó” a salir del Tíbet, y la prensa exclusivamente oficial china da una sola versión de los hechos, según la cual 16 personas fueron muertas por “turbas” de tibetanos durante las protestas.
El gobierno tibetano en el exilio, encabezado por el Dalai Lama, afirmó desde su sede en la India que cerca de 100 personas fueron muertas por la policía en la represión de las protestas.
El líder del gobernante Partido Comunista China en el Tíbet atacó en duros términos al Dalai Lama en comentarions publicados hoy en la prensa oficial regional.
“El Dalai Lama es un lobo vestido de monje, un demonio con cara de humano pero con corazón de bestia”, dijo Zhang Qingli al diario Tibet Daily, según informó la agencia de noticias Europa Press.
“Ahora estamos librando una feroz batalla a matar o morir con la camarilla del Dalai, una batalla a matar o morir entre nosotros y el enemigo”, agregó Zhang.
Encabezadas inicialmente por monjes budistas, las protestas comenzaron el 10 de marzo de manera pacífica, pero pronto se tornaron más radicales, con autos y negocios incendiados.
El Dalai Lama pidió a sus seguidores deponer la violencia, e incluso amenazó con renunciar como líder del gobierno en el exilio si continúan las protesas.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, acusó al Dalai de orquestar los disturbios para empañar los Juegos Olímpicos de agosto próximo en Pekín. (Télam)