"La pinchuda historia de niño Cactus", "El estrafalario niño Ampolla" o "La invisible historia de niña Hollín" son algunos de los personajes disparatados, divertidos y diferentes que propone Marcelo Ajubita en su libro de poemas Los Raros. El autor, que además es compositor, violinista de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario e integrante del Quinteto de Cuerdas Municipal, encontró en la literatura para niños un espacio que propone un abanico de posibilidades para crear e imaginar, y que define como fascinante. "La lectura nos permite descubrir el mismo libro de maneras muy distintas", afirma.
Los Raros. Historias dadatrónicas de niños patafísicos, publicado en noviembre por la editorial rosarina Libros Silvestres, reúne un conjunto de poemas cortos cuyas ilustraciones pertenecen al dibujante Gonzalo Rimoldi. "Me gusta mucho fantasear sin adoptar argumentos precisos, con personajes que son disfuncionales y distintos, como aquel niño que nace lleno de espinas o ese que vive dentro de un cuento, pero que también pueden hacer cosas y no son tan malos", señala el músico inspirado en historias que pueden leer o escuchar niñas y niños de 2 a 10 años.
"Cuando escribo busco esa magia que a veces ya no encuentro en la literatura infantil, producto de esa vorágine consumista que también se refleja en el libro. Su contenido a veces se distorsiona, y lo mismo sucede con la música que parece envasada, homogénea y carece de cierta calidad cuando todas las canciones suenan igual; o cuando una historia es buena y resulta exitosa, enseguida se intenta copiar como pasó con el libro de Harry Potter. Es verdad que el mercado se expande pero también limita mucho a los niños respecto de sus deseos, porque también tienen que querer otras cosas. Hoy crecen con la computadora y los jueguitos, y está bien... pero no saben cómo salir de ahí", reflexiona Ajubita.
"El libro como objeto ofrece una riqueza que otros formatos como el digital no tiene", dice el autor oriundo de Venado Tuerto. En esta carrera que inició en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) cuando terminó la secundaria, y que le permitió a los pocos años de estar estudiando ingresar en la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, su primer trabajo, el músico recuerda que su sueño de adolescencia era otro. "Quería ser maquinista de tren, pero en esos tiempos comenzaban los despidos, así que tuve que pensar en dedicarme a otra cosa", y recuerda que un amigo que ya estudiaba le sugirió que se anotara en la Escuela de Música. "Al principio estaba un poco desorientado y no sabía en qué instrumento anotarme, estudié piano durante seis años, pero no me convencía demasiado hasta que un día encontré a un profesor de viola en los pasillos de la facultad, quien me invitó a tomar una clase en este instrumento que nadie estudiaba en ese entonces, y a partir de ahí siempre me acompañó la viola", cuenta el compositor que comenzó a vincularse con la música a través del rock, el estilo que elige escuchar más allá de sus preferencias y gustos por la música clásica.
Lectura fantástica
"Me gusta jugar con la ruptura del lenguaje y del concepto, y en esto me identifico bastante con el Dadaísmo, un movimiento cultural y artístico surgido en Suiza en 1916, que se caracterizó por rebelarse contra las convenciones literarias, y reaccionar contra el sistema. Algo así sucede con los pibes de hoy porque esa es su esencia, luego la familia y la escuela se ocupan de formatearlos para que se adapten", reflexiona Ajubita padre de dos jóvenes de 32 y 28 años y un adolescente de 12. También destaca y valora una corriente literaria para niños que comienza con el alemán Heinrich Hoffmann, autor de Pedro Melena en 1845 (uno de los primeros libros ilustrados), y continúa el inglés Lewis Carroll.
"Con el libro digital se pierde una dimensión, todo es inmediato como sucede con el celular o la computadora. En cambio, cuando leemos un libro el tiempo se detiene y cada uno puede imaginar la misma historia de distintas maneras". En Los Raros quizás los chicos no comprendan todo el vocabulario empleado, sin embargo el autor asegura que para despertar interés y apasionarse con un relato o una historia no hace falta entender cada palabra escrita. "Está bueno que interpreten otra cosa, porque no siempre entendemos todo lo que leemos ni tampoco hay que romperse la cabeza para intentar dilucidar qué quiso decir el autor", aduce el músico que como lector prefiere la poesía, y como escritor un estilo literario más bien tradicional con rimas y métricas.
Música para niños
El músico integra desde hace diez años el Quinteto de Cuerdas Municipal, su participación en este grupo es quizás la razón que lo llevó a vincularse más de cerca con el público infantil. "El antiguo quinteto sólo se dedicaba a hacer conciertos didácticos en las escuelas, nosotros decidimos darle otro rumbo, cumplir una función que además de artística sea social". Así crearon un ciclo de conciertos en distintas bibliotecas populares de la ciudad, también se presentan en las cárceles y recorren con su música una vez al mes las distintas salas del Hospital de Niños Víctor J. Vilela.
Con temas originales y de su autoría, el quinteto además presentó tres discos, que fueron grabados en diferentes distritos de la ciudad. Su primer trabajo, Pororó, es instrumental y está pensado para el educador de primaria. Cosa de Chicos es la siguiente propuesta que contiene canciones para niños interpretada por cantantes rosarinos de rock, y el último, presentado recientemente se llama Zumba, cuya experiencia considera el músico fue diferente. "Las voces que se escuchan en el disco pertenecen a alumnos y alumnas de varias de las escuelas donde alguna vez nos presentamos a tocar, además porque debieron adaptarse a distintos estilos musicales como el rock, el chamamé o la murga explica respecto al disco que grabaron en Villa Hortensia, y que se consigue en el local de la Editorial Municipal, Córdoba y Corrientes. En este trayecto que lo llevó a descubrir a pequeños con grandes talentos, valora la dedicación y el interés que en la actualidad manifiestan jóvenes y adolescentes respecto de la música, también su vocación y preferencia por los instrumentos de cuerda, algo que antes no pasaba.
La húmeda historia del niño llovizna
"Niño llovizna hizo amistad/con una nube extrafalaria/que lo seguía a sol y a sombra/por el campo y por la rambla.
Fuera a donde fuese/iba con piloto y paraguas/por esto a niño llovizna/nadie se le acercaba./Es que a todos mojaba/hasta unos rayos tiraba/fabricados sin querer/en el bosque y en la playa.
Sus amigos desde lejos/se reían y burlaban/¿cómo un niño llovizna/vive empapado y sin gracia?/Llevaba peces en los bolsillos/su capa era una mantarraya/caracoles por sombrero/y una anguila por bufanda.
Hasta que una tarde de enero/un granero se prendió fuego/con tres niñas pequeñitas/que allí jugaban al veo veo.
Llamaron a niño llovizna/que llevado por el rayo/en segundo estuvo/para apagar al fuego malo.
Se puso furioso y llovió/apagando aquel incendio/rescató a las tres niñitas/entre aplausos verdaderos.
Y desde aquel verano/niño llovizna fue un héroe/ya nadie se rió de él/y hasta la nube dejó de llover.
Estaba tan contenta/que de gris se hizo blanca/ya no llora y se pasea/en verano por la rambla.
Poema "La húmeda historia de niño llovizna" (leer con voz de pejerrey frito), del libro Los Raros